El nuevo comienzo de Emiliano Brancciari: cómo fue el primer show como solista del líder de NTVG

24/02/2023, 12:19

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Por Rodrigo Guerra
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Es una noche de calor pegajoso en La Trastienda, cuando Emiliano Brancciari se calza su guitarra. “Es una alegría inmensa empezar este camino. Da unos nervios bárbaros, pero tenemos una felicidad muy grande”, dice, con una sonrisa, desde el centro del escenario. Ya cantó dos canciones de Cada segundo dura una eternidad, su debut solista, y ahora se lanza sobre una de las más personales de su proyecto: “Fe en lo que yo quiera”. Y ahí, frente a una sala repleta, mira al público mientras canta: “Ayer no sabía ni siquiera dónde mirar, / Ahora, de repente, puedo ver”.

El show del jueves fue todo un acontecimiento en la carrera del artista de 45 años. Se trató del inicio de la gira que, hasta junio, lo llevará a nueve ciudades argentinas junto a una nueva banda. Pero, como aclaró tantas veces, los fanáticos de No Te Va Gustar no tienen nada de qué preocuparse: el grupo sigue tan firme como siempre. Y como un agradecimiento a “la orquesta” —así definió a sus compañeros, presentes en la platea— más adelante les dedicó “Quémala”, una joya de Solo de noche (1999), que desató el primer canto colectivo de la velada.

Lo de La Trastienda fue un nuevo comienzo, y Brancciari estuvo muy bien respaldado. Primero, por una sólida banda formada por el baterista Pablo “Chamaco” Abdala (miembro original de NTVG), el bajista Enrique “Checo” Anselmi, los guitarristas Gonzalo Vivas y Lula Isnardi, y la tecladista Lucía Romero. Luego, por un público dispuesto a corear canciones como “Rufián” y “Korea” y a respetar el clima íntimo de “El rey ha muerto” y “Sirenas”. Y por último, por su familia, amigos y compañeros de No Te Va Gustar, a quienes le dedicó una mirada cómplice y de agradecimiento en la frase más significativas de “Korea”: “Hoy me recordé con miedo de cruzar el mar”.

Todo eso jugó a favor para que el recital se vistiera de un ambiente festivo. Brancciari se animó a bailar sobre las pegadizas líneas de bajo de “Rufián”, se sacó las ganas de cantar “No soy un extraño” de Charly García, que cerró con un genial solo de Vivas; homenajeó a Claudio Taddei con una versión de “No sé si salgo hoy” que merece tener un registro de estudio, y hasta recordó las guitarreadas de su infancia.

Así, solo frente al público y acompañado únicamente por su guitarra, sorprendió al cantar “El corralero”, que conoció a través de Horacio Guarany. A ese clásico folclórico le imprimió una memorable cuota emotiva mientras cantaba la desesperada frase: “¿Cómo pretenden que yo / Que lo cuidé de potrillo, / Clave en su pecho un cuchillo / Porque el patrón lo ordenó?”.

Pero si de sorpresas se trata, la de las canciones inéditas que estrenó en La Trastienda se lleva el premio. Por ahí están la reflexiva “Playa grande”, inspirada en su llegada a Uruguay con 12 años, la pegadiza balada “Perfectos” y, especialmente, “La culpa”, una canción con estampa de hit que, en su estreno, ya tuvo al público coreando el estribillo.

Por lo tanto, lo de Brancciari fue un buen resumen de su ADN musical. Hubo homenajes —además de las mencionadas, dejó una hipnótica versión de “Lovesong”, de The Cure—, el ya nombrado guiño a No Te Va Gustar, canciones de Cada segundo dura una eternidad y unos cuantos estrenos.

El cierre, de la mano de “Korea”, alcanzó el punto máximo de comunión entre el público y el artista. La frase: "Si no logro entrar estoy dispuesto a volar la frontera" se cargó de un clima más festivo que nunca y, entre una marea de celulares que capturaban el momento, Emiliano Brancciari confirmó que está listo para un nuevo comienzo. Y, como lo demostró con su show de La Trastienda, este es un paso más que bienvenido.