El regreso de Vera Sienra, la pionera de la música uruguaya que aún tiene algo por decir

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Vera Sienra en 2022. Foto: Difusión
lusilva

ENTREVISTA

La cantante, intérprete y compositora se presentará este domingo en la Sala Zitarrosa tras siete años alejada de los escenarios. De eso charló con El País.

“En definitiva”, dice Vera Sienra, “no he sido una profesional de llenar teatros. He sido una profesional tranquila, que cuando tiene algo para decir sale y canta”.

En definitiva, dice una de las mujeres pioneras de la música uruguaya, referente para las generaciones que iban a venir, voz dulce y profunda y de formas propias, el arte no es adorno ni entretenimiento. El arte, tal como ella lo ve, es un mediador entre la Tierra y el cielo. Entonces hay que respetarlo, escucharlo.

Y eso es lo que pasa ahora. A siete años de su última presentación en vivo, la cancionista y artista plástica llegará mañana a la Sala Zitarrosa con En presente, un espectáculo que define como “un encuentro” y en el que combinará música y pintura, y figuras. La acompañarán Colomba Biasco en voces, Carlos Da Silveira en guitarra, Gustavo Di Landro en teclados y acordeón, Guzmán Escardó en guitarra y armónica, y Eduardo Yur como guitarrista invitado. La convocatoria es a las 19.00; entradas en Tickantel.

Vera Sienra no tenía previsto volver a los escenarios. Tenía, sí, la intención de abordar un tema que en la pandemia, de alguna forma, le quitó el sueño: el tabú de la muerte. Planeaba una exposición de cuadros cuando desde la Zitarrosa la convocaron para Marea, un ciclo de artistas mujeres y disidencias de la música y el audiovisual.

“En pandemia vi el temblor social, el miedo social a la muerte, que fue muy fuerte, y así me preparé”, dice Sienra a El País. “Uno se pregunta hoy dónde está el alma humana, y esto se trata de recuperar algunos sentimientos universales, lo que podemos compartir plenamente como seres humanos. Esa es la búsqueda: una búsqueda sencilla de canciones, de pintura y de estar acompañada. Acompañar en presente una época muy difícil no solo para nuestro país y la región, sino para el mundo”.

De ahí que la cantante, intérprete y compositora, que comenzó su camino musical activo hacia fines de la década de 1960 y que se convirtió en una voz clara de la música popular uruguaya desde sus comienzos, piense el show de mañana en términos de “un encuentro”. Es que ahí, en la Zitarrosa, Vera Sienra, de 74 años, apostará a su repertorio sensible para conectar con el otro de manera firme.

“Porque la época está brava y no sé si todos nos damos cuenta”, reflexiona. “Creo que va a haber que vivir en zozobra constante, el piso se va a mover todo el tiempo, los seres humanos vamos a tener que estar como gato entre la leña, tratando de sobrevivir y de tener coraje, de enfrentar las cosas sin hacer asco a ninguna posibilidad que se abra. Creo que viene bravo, y en esta época donde empecé a sentir ese dolor humano, esa visión tan cerrada y tan materialista, me vino una inquietud y pensé: hay que serenar, y a lo mejor puedo ser útil para acercar otra cosa, otra posibilidad”. Y en eso está.

En definitiva, Sienra entiende que esta es una época que pide de todos un poco, y ella quiere aportar lo suyo a través de las emociones de una obra extensa. Esa obra que revisitó para preparar En presente, esa a la que no suele volver con tanta atención, esa de la que dice esto: “El mío fue un camino tranquilo porque así lo decidí. Siempre fui una empleada: desde los 18 años entré en la administración pública, trabajé en el Museo de Artes Visuales y pude separar las necesidades económicas de lo artístico. Y creo que eso fue una base bastante especial; hoy me doy cuenta, porque me pude dar el privilegio de salir a cantar cuando quisiera, sin esa angustia de unir tu asunto económico con el artístico. Cuando yo empecé esto era un lugar silvestre, había oportunidades muy serenas. Hoy por hoy es brutal el camino que hay, pero eso ya no me corresponde. Eso ya es de otros”.

Lo suyo, hoy, es otra cosa. Es abrazar las revelaciones de la ancianidad, es imaginarse una revolución cultural en la que las mujeres tendrán un rol clave, y es saciar una “necesidad interna real”, que va ligada al aportar algo de calma y lucidez en momentos así de caóticos.

—¿Qué te gustaría llevarte de la Zitarrosa el domingo?

—Me gustaría tener la conciencia amorosa de saber que los demás se han llevado algo. Ese es mi deseo, mi ojalá.

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