Redacción El País
La cantante Céline Dion reapareció ante el público y cantó el célebre "El himno al amor" de Edith Piaf este viernes en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París, desde el primer piso de la Torre Eiffel y momentos después de que se encendiera, con gran despliegue, el pebetero olímpico.

La artista canadiense, de 56 años, ya había actuado en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Esta fue su primera actuación en vivo en cuatro años, desde que fuera diagnosticada con el síndrome de la persona rígida que la obligó a alejarse de los escenarios.

Pocos creían, a pesar de los trascendidos, que fuera posible verla en París luego de el impactante pasaje del reciente documental I Am: Céline Dion, de Prime Video, en el que aparece sacudida por espasmos, vencida por el dolor, en medio de una crisis de SPR.

Se trata de una rara patología neurológica que hasta ahora no tiene una cura conocida y que, por el extremo dolor físico que genera, la llevó a dejar de dar shows.

Sin embargo, la artista lo hizo. Enfundada en un vestido plateado con detalles de flecos, y el pelo en un recogido elegante, Dion cantó acompañada de un pianista y deslumbró con una actuación sólida, en la que su voz se mostró plena a pesar de todas las adversidades. Ella misma se mostró emocional, conmovida por la situación; su performance se convirtió en tendencia en las redes sociales de manera inmediata.

El gesto final, con el puño en alto, fue un detalle profundamente significativo y el broche de oro de una ceremonia de apertura que se extendió por cuatro horas.

Céline Dion tiene un vínculo especial con Francia, donde explotó con el disco D'eux (1995), escrito por el compositor francés Jean-Jacques Goldman. Su impacto se volvió global en 1997 gracias a la canción "My heart will go on", himno de la banda sonora de la superproducción Titanic de James Cameron.

Foto: EFE