El último show de José Luis Perales: crónica de una noche histórica en el Antel Arena

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José Luis Perales en el Antel Arena. Foto: Leonardo Mainé.

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Este domingo, José Luis Perales llegó a Montevideo para ofrecer el último recital de su carrera y presentó un emotivo show de dos horas en el que repasó todos sus éxitos

Una caricia al clavijero de su guitarra, una sonrisa cálida y los ojos llenos de lágrimas. Esos gestos de José Luis Perales tras interpretar "Me iré calladamente", la canción con la que decidió despedirse de los escenarios, van a quedar en la memoria del público uruguayo durante años. Es que lo que se vivió el domingo en el Antel Arena fue verdaderamente histórico: luego de toda una vida sobre las tablas, anoche el español ofreció en Montevideo el último show de su carrera.

Fueron dos horas de un repaso por clásicos como "Un velero llamado libertad", "Te quiero", "Celos de mi guitarra" y "Si...", en el que, tanto el músico de 77 años como el público que agotó el Antel Arena, se reencontraron por última vez con uno de los repertorios más populares de la música en español. Y el sentimiento que sobrevoló el recinto fue el del más honesto agradecimiento. "Gracias, José Luis", se leía en una colorida pancarta antes del inicio del recital que cerró la gira Baladas para una bienvenida.

Sobre las 21.15, el hombre de voz dulce y de canto casi recitado subió al escenario acompañado de siete músicos. Con una camiseta negra y una camisa abierta de color azul marino, Perales salió a escena con, justamente, "Balada para una bienvenida", una especie de manifiesto para este momento. “No quiero despedirme con una despedida, / ni quiero una promesa cargada de mentiras, / no creo en los abrazos vacíos de ternura, / ni creo en el regreso que no regresa nunca. / Hoy quiero despertarme vestido de esperanza, / radiante de alegría y limpia la mirada", cantó mientras el público lo ovacionaba.

Con "Me llamas" se oyó el primer suspiro del público, ese que se dispara involuntariamente cuando alguien se encuentra por la calle a un amigo de la infancia que no veía desde hace años. "Ay, ¿te acordás, Nancy?", le comentó una mujer a su acompañante apenas escuchó cómo Perales desempolvaba uno de los grandes éxitos del disco Tiempo de otoño (1979). Es que de eso se trató una parte del show del domingo: del reencuentro con la banda sonora de toda una vida. 

Ojos llorosos, parejas abrazándose y familias reunidas formaron la imagen que predominó la platea del Antel Arena. "Muchas gracias y bienvenidos a una noche de música y encuentro. Que, por cierto, ya era hora de un encuentro”, dijo el artista al público apenas terminó "Me llamas".

Antes de interpretar "Celos de mi guitarra", su primer éxito en la región, Perales se tomó un tiempo para recordar el significado del tema en su carrera. "Corría el año 1973 cuando nació una canción que se coló en vuestras casas por mucho tiempo. Son casi 50 años de eso, pero espero que la recordéis todavía", dijo con la voz quebrada mientras varias mujeres lo interrumpían al grito de "Ídolo" y "Te amo". 

Y ese clásico que marcó su destino como cantante fue un punto de quiebre en la noche. Si en las primeras cuatro canciones —"Balada para una bienvenida, "Me llamas", "Si..." y "Cosas de Doña Asunción"— se había mantenido alejado de la carga emocional que representaba este último concierto, con el estribillo de "Celos de mi guitarra" las cosas cambiaron enseguida. La emoción se adueñó de sus ojos y uno podía notar el esfuerzo por no quebrarse durante su interpretación.

Desde ese momento y durante el resto del show, Perales se acercó al proscenio tras finalizar cada canción. Con una amplia sonrisa y las palmas apoyadas sobre sus brazos cruzados, dejó que el público le brindara su agradecimiento en largas ovaciones. "Soy tu último espectador", se leyó en una pancarta que una mujer ubicada en las primeras filas levantó cada vez que Perales saludaba a la platea.   

José Luis Perales en el Antel Arena. Foto: Leonardo Mainé.
José Luis Perales en el Antel Arena. Foto: Leonardo Mainé.

Y Perales devolvió el gesto con varios guiños al público uruguayo. "Os quiero", cantó sobre el final de "Ámame"; "En Uruguay he encontrado gente maravillosa", celebró en "Gente maravillosa"; y "Os quiero como la tierra al sol", aseguró con una sonrisa en "Te quiero". Cada guiño fue respondido por largos aplausos y gritos al unísono de "¡José Luis, José Luis!".

"Tengo que contarles un secreto. Pero no se lo cuenten a nadie: yo no quería ser cantante", dijo más adelante. "Yo solo quería escribir canciones, escuchar a los pájaros, escuchar a las musas cuando querían decirme algo al oído. Afortunadamente me trataron muy bien. Pero cuando yo escribí esas canciones, pensaba: 'Ojalá alguna vez, algún cantante importante, ojalá, grabara una de mis canciones'. Y un día pasó ese pequeño milagro y llegó nada menos que el grupo Mocedades a solicitarme una canción. Era esta…",  agregó antes de interpretar "Le llamaban loca", que fue coreada a todo volumen por el público mayoritariamente formado por mujeres mayores.

Luego, recordó cómo, en 1976, tras el estreno de Cría Cuervos, dirigida por Carlos Saura, su canción “Porque te vas”, incluida en la película, se hizo mundialmente conocida gracias a la versión que grabó Jeanette. Y cuando la interpretó, la frase "el corazón se pone triste contemplando la ciudad porque te vas" adquirió un nuevo significado. A pesar de que se hayan escuchado unos cuantos gritos de "No te vayas" apenas Perales pronunció la frase recién citada, un breve análisis al repertorio de Canciones para una bienvenida deja entrever que este no es un adiós definitivo, sino un nuevo comienzo.  

Canciones como "Me llamas", "Si...", "Balada para una bienvenida", "Un velero llamado Libertad" y "Qué pasará mañana" hablan de cierres de ciclos que también cargan con una mirada esperanzadora; una invitación a un nuevo comienzo. Y esta será una nueva etapa en la vida del artista que grabó clásicos que trascienden generaciones. "No va a haber más conciertos pero sí va a haber más música; no voy a prescindir de algo para lo que tengo una gran vocación", le aclaró a El País días antes del show. "La bienvenida es volver realmente a empezar, a empezar donde empecé hace más de 50 años: a escribir. Estoy deseando volver a eso que me dio tanta tranquilidad".

Recién sobre el final del recital —y luego de dos bellísimas versiones de "Gente maravillosa" y "Que canten los niños"— hizo referencia al significado del show en el Antel Arena. "Este es mi último concierto y es muy especial, porque en todo este tiempo que os he visitado, he pensado que son gente muy especial y bastante generosa", dijo y enseguida fue interrumpido por una ensordecedora ovación de un minuto y medio que le quebró la voz y que le impidió terminar su discurso. Luego, comenzó a interpretar "Balada para una despedida", la canción con la que cerró la primera parte del show.

Para los bises, Perales interpretó "Un velero llamado Libertad", "Te quiero" y "¿Y cómo es él?", y luego quedó solo en el escenario. "Esta noche no me quiero ir sin cantarles una canción muy especial que compuse hace muchos años pensando en un día como esta noche", dijo antes de tomar su guitarra e interpretar "Me iré calladamente", una joya del disco Con el paso del tiempo (1986).

José Luis Perales en el Antel Arena. Foto: Leonardo Mainé.
José Luis Perales en el Antel Arena. Foto: Leonardo Mainé.

Con el recinto atento a cada una de sus palabras, Perales cantó su despedida: "Me iré tranquilamente, como llegué un día, / Me llevaré conmigo, un cuerpo de guitarra, / Y algún aplauso preso entre mis puños
y alguna que otra herida en el alma". Fueron poco más de tres minutos en los que la comunión con el público llegó a su punto máximo y varias personas rompieron en llanto mientras veían la despedida de aquel artista que los acompañó durante gran parte de sus vidas.

En un fragmento inédito de la entrevista que Perales le dio a El País en 2020, el español hacía referencia a la importancia de la letra como cierre de su carrera en vivo. "Esas cosas que digo en 'Me iré calladamente' son parte de ese deseo que tengo cuando pienso en marcharme y en la forma en que tengo que despedirme: casi de puntillas", reveló. "Cuando empecé a ir a Hispavox (su primera discográfica), una crónica que escribió un periodista que trabajaba allí decía: 'Cuando vemos llegar a José Luis a la compañía, pasa sin hacer ruido; parece que no llega'. Bueno, un poco así me quiero ir ahora".

Y así es como decidió despedirse de los escenarios. Tras acariciar al clavijero de su guitarra y recibir una ensordecedora ovación de más de cinco minutos, Perales miró por última vez al público, se metió las manos en los bolsillos y se alejó lentamente mientras por los parlantes del Antel Arena se escuchaban los acordes jazzeros de un piano. Así, caminó hacia la imagen de un bosque que se proyectaba en la pantalla gigante y salió del escenario, listo para dar comienzo a una nueva etapa de su carrera. Fue el cierre perfecto de una noche histórica.  

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