Emanero, el rapero al que un bolero le cambió la suerte y hoy juega con los grandes de la música tropical

A 20 años de sus primeros toques en Montevideo, el cantante y productor argentino Emanero vuelve para dar dos shows en Sala del Museo y mostrar de qué va su nueva etapa artística, a la que llegó a puro juego. De eso charló con El País.

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El artista argentino Emanero (Federico Giannoni).
Foto: Difusión

Su voz como cantante está moldeada por dos recuerdos: los graves de Andrés Calamaro, salpicados de la ronquera del Chizzo de La Renga, “esa cosa más podrida”, dice, y los agudos del punk californiano y, sobre todo, de Fat Mike de NoFX. Por ahí se encuentran las herencias musicales que arrastra Emanero, el que fue figura en el rap argentino y hoy, como sin buscarlo, se reinventó en la música tropical, a pesar de que el pasaje a la cima se lo dio un bolero.

Argentino, hijo de padre uruguayo, con un montón de veranos de vacaciones de este lado del río, formado a puro skate y punk rock y hip hop, Federico Giannoni tenía 17 cuando se estrenó en el rap. Debutó en Montevideo hace unos 20 años, en las movidas under de un género que por entonces era de perfil bajísimo en la escena local, de la mano de la banda Contra las Cuerdas; en 2006, bien entrada la madrugada, actuó en un escenario alternativo en la Fiesta de la X a la que llegó contrarreloj, luego de que lo rebotaran en el aeropuerto argentino por no tener un permiso que necesitaba para viajar.

Y desde esa Fiesta de la X hasta 2022, nada. Tuvieron que pasar 16 años, varios discos (el debut fue Arjé; los esenciales, Tres millones de años luz y Chernobyl, ya con una inclinación pop), un formato y un cambio de rumbo para que la música trajera, de vuelta, a Emanero a Uruguay.

Ahora está a punto de hacer su gran salto: tras haberse presentado en la Semana de la Cerveza de Paysandú y en un boliche en Colonia, Emanero traerá su propio show a la Sala del Museo. Ya agotó las entradas de la función de este viernes y agregó otra para el sábado, en venta en Redtickets.

“Es algo que estaba esperando hace tiempo, sobre todo porque cuando fue el cambio en mi carrera con ‘Bandido’, en 2022, yo lo sentí mucho con el público uruguayo. O sea, noté mucho que apareció un público en Uruguay que hasta antes de eso no existía o no se manifestaba para nada”, dice Emanero en charla con El País, en medio de una visita express que lo trajo a cantar con Márama al Antel Arena.

“El cambio en mi carrera” es la forma en la que Emanero (37) resume algo que no siente como un volantazo, pero que definitivamente lo ubicó en un nuevo lugar. Es lo que vino con “Bandido”, un bolero aireado y de despecho al que se sumaron FMK, Estani y Rusherking, ídolos de una generación mucho menor a la suya, que cantan versos como “Devuélveme el corazón, que me hace falta y no puedo enamorarme”.

Es lo que nació de una inquietud, de una búsqueda para abandonar cierta monotonía del rap, y lo que le terminó abriendo la puerta a un mundo nuevo. “Quizás lo que me fue pasando es que me fui saturando de tanta letra. En el rap en castellano fuimos, en algún punto, bastante monótonos la gran mayoría, y eso a mí me fue cansando y fui buscando otras cosas”, explica de su proceso. “Primero fui buscando tratar de decir lo mismo con menos letra, con más pausas, jugando con eso, y empecé a darme cuenta de que lo que yo pensaba que era como una virtud del género no era necesariamente así; una canción con poca letra no es menos canción. También tuve que entender que la música no tiene que ser sí o sí de denuncia, que también se puede hacer música para que la gente la escuche y se sienta feliz, o por lo menos que no piense en cosas feas por un rato”.

Pero todo, insiste Emanero, fue jugando. Todo fue como en un laboratorio, un poco de esto y un poco de aquello y mezclar y sacudir para ver qué sale.

Si tiene que explicar qué tuvo de especial “Bandido”, qué cosa trajo que le marcó un antes y después, dice: “Una pequeña porción de la escena, que son Rusher, FMK y Estani, de alguna manera me reconocieron la trayectoria y me colaboraron en un momento en el que estaban muy, muy en su pick, pero no se fijaron tanto en eso. Creo que lo que los enamoró a ellos de la canción y también al público fue el color que tiene: eran tiempos muy L-Gante, Callejero Fino, RKT, y aparecimos con un bolero con guitarra, superorgánico, muy en primera persona. Se alinearon varias cosas, y es claramente la canción que me cambió la carrera de un día para otro”.

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Emanero en un show en vivo.
Foto: Facu Suárez

Tras ese primer hit, que tuvo un video con los cuatro artistas de traje, Emanero decidió sostener una estética y montar un formato, las Runflas, de colaboraciones; alguien en YouTube las definió como “las Bizarrap Session de la cumbia”. Así vinieron “Atorrante” con Los Palmeras, Ulises Bueno y Migrantes; “Adicto” con La K’onga y Antonio Ríos; “Sinvergüenza” con Karina, J Mena y Ángela Torres; el cover “A puro dolor” con Rusherking y Ángel López; “Ladrona” con BM, Onda Sabanera y Mario Luis y, hace días, “Me duele tu traición” con Peipper y Q’ Lokura. La popularidad ha crecido, también la acogida: el círculo cumbiero argentino dejó entrar a Emanero como si ese hubiera sido siempre su lugar. Nadie parece mirarlo como un rapero que se infiltró.

“Puede parecer muy diferente, pero la cumbia rítmicamente, a nivel tiempos y todo, comparte mucho con el hip hop. El hip hop es un género que va entre 75 BPM como muy lento y 100 BPM como muy rápido, y la cumbia también”, dice. “Y está muy arraigada a la cultura popular, entonces no lo sentí tan lejano”.

Pero al final, dice Emanero, es un juego. Esto, esta etapa, ahora, se trata de pasarla bien. El show de la Sala del Museo también: la búsqueda es mostrarle al público qué hay atrás de este presente, de dónde viene ese aire distinto que se percibe en sus cumbias. Un poco de la historia del muchacho que empezó haciendo rap para protestar contra el mundo y hoy solo quiere hacer bailar.

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