Por Rodrigo Guerra
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Es la pluma detrás de los grandes éxitos de la música urbana. Su nombre podrá ser una novedad para el público uruguayo, pero las letras que Elena Rose escribió para artistas como Tini, Becky G, Selena Gomez y Thalía no. Solo en Cupido, el nuevo disco de Tini, es parte de los créditos de composición de 12 de sus 14 canciones, y la lista incluye a “Bar”, “Miénteme”, “La Triple T”, “Muñecas” y “La Loto”.
Además trabajó en “Mamiii”, la colaboración de Becky G y Karol G que acumula 639 millones de escuchas en Spotify; aportó coros en Revelación, el primer EP que Selena Gomez grabó en español; y es la voz que irrumpe en el estribillo de “Party”, uno de los puntos altos de Un verano sin ti, el disco de Bad Bunny que se consagró como el más exitoso de 2022.
Este es apenas un resumen del currículum de la artista que, a los 28 años, ya escribió para Christina Aguilera, Jennifer Lopez, Daddy Yankee y Maluma.
Durante años, Elena Rose —que nació en Miami y se crió entre Venezuela y Puerto Rico— trabajó a la sombra de las grandes figuras musicales, pero ahora está lista para dar un paso al frente.
Si bien lanzó su carrera solista en mayo de 2020 con “Sandunga”, un pegadizo reggaetón que invitaba a bailar en el living en plena época de confinamiento, fue en octubre del año pasado cuando su nombre empezó a ser conocido por el público. Todo se debió al remix de “La ducha”, que originalmente publicó en 2020 y que luego reimaginó de la mano de Tini, Becky G, María Becerra y Greeicy. “Fue una colaboración entre amigas, y fue muy bonita porque me hizo sentir que ya estoy preparada para defender mi mensaje”, le comenta a El País.
Rose, que semanas atrás lanzó “El hombre” —el sencillo que formará parte de su inminente álbum debut—, revela que atravesó un largo proceso interno antes de animarse a tomar el protagonismo de su música. “Me llevó mucho tiempo entender la gran responsabilidad que conlleva ser artista. En este período tuve la suerte de descubrirme y entender cuál es mi mensaje y qué quiero transmitir sin sentir presión”, relata. “Lamentablemente pasa que muchos artistas pegan una canción y de la nada tienen que descubrir quiénes son y qué quieren hacer. Es mucha presión, pero gracias a Dios yo no tuve que pasar por eso”.
Esa actitud, dice, ha sido clave a lo largo de su camino. Rose, que se estableció definitivamente en Estados Unidos a los 19 años, estudió comunicación social en Venezuela pero al tercer año de la carrera decidió cambiar de vida. Apostó por la música y empezó a cantar en las calles de Miami. No tenía micrófono ni un gran despliegue: le alcanzaba con sentarse en una esquina junto a algún músico que se animara a acompañarla.
Luego le llegó el turno a los bares. “Me hizo la piel muy gruesa comenzar así. Dicen que Miami es el cementerio de los músicos, y pasa que todos los músicos del mundo paran aquí cuando no están girando; entonces, para seguir trabajando, se presentan en este tipo de lugares”, le contó al portal Vavel en 2020. “Yo tocaba con el baterista de Ricky Martin y el pianista de Alejandro Sanz, que eran personas que ya tenían un conocimiento diferente al mío pues yo estaba muy fresquita, recién sacadita, con 19 años. Y recién llegada a un país que yo no conocía de nada y llena de sueños, feliz, contenta, todo para mí era un arco iris”.
Rose, que en esa época ya componía, se hizo amiga de varios de los músicos que la escuchaban en los bares, y así se animó a grabar demos de sus canciones para que las cantaran otros artistas.
Su primera experiencia fue con Ricky Martin, a quien le compuso una canción que no vio la luz pero que marcó su pasión por el oficio. Su acierto inicial llegaría un tiempo después, con “Dollar”, de Becky G (2019), y de ahí su carrera no dejaría de crecer. Unos meses después ya había trabajado en las letras de “Policía”, de Emilia; “Tattoo”, de Rauw Alejandro”; y “Pa’ti”, de Jennifer Lopez y Maluma.
Ahora, mientras repasa la experiencia, le dice a El País: “Yo necesitaba estar en un cuarto con otros artistas que me enseñaran y me inspiraran. Necesitaba estar en silencio, escuchando y nutriéndome de esos artistas tan maravillosos que están haciendo cosas increíbles para nuestra cultura y que hoy en día me apoyan en mi camino”.
Así, cuando llegó el momento de lanzar su carrera solista con “Sandunga”, la cantante ya contaba con todas las herramientas necesarias para plantar su personalidad en sus canciones. Por eso, “No voy a cambiar”, de 2020, funciona como una declaración de principios. “Hago la música que quiero, / No pienso en el dinero, / Yo no tengo la culpa, / Si no les gusta, igual los quiero (...) / Déjenme vivir la vida”, dice la letra.
Ese año también publicó “COCO”, una de sus canciones más significativas. “Todo lo que hago tiene una intención”, explica. “En ‘COCO’ yo digo: ‘No me mires así, no te me pegues que te choco’;es una forma de decir que no voy a doblegarme y que no le tengo miedo a la oscuridad. Es una canción super party, pero muy espiritual para mí porque representa mi búsqueda de empoderamiento”.
En marzo Rose, presentó otra faceta de su obra. “El hombre”, su nuevo sencillo, es una balada de agradecimiento a quien la acompañó en los momentos más difíciles de su vida. “No es el que te abre la puerta, / Sino el que no te la quiere cerrar (....) Un hombre no es el que te ama, / Es el que te enseña más”, canta. “Es una canción bonita porque dice que mucho de la mujer que soy hoy es gracias a un hombre, y habla de alguien que busca sanar y que muestra con respeto su amor por las mujeres”.
Finalmente, comenta: “La clave es la trasparencia y mi corazón está abierto al 100 por ciento cuando escribo. Yo quisiera que las personas que me escuchan sientan que los estoy abrazando, que los entiendo y que los acompaño en los recuerdos que van a formar parte de sus vidas. Quiero hacerlos sentir bien y que, a través de mi música, podamos ser amigos”.