Fabián "Fata" Delgado: "'Poné Play' me devolvió la sonrisa"

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Fabián "Fata" Delgado. Foto: Leonardo Mainé.

ENTREVISTA

Fabián "Fata" Delgado, el histórico líder de Los Fatales, habló con El País sobre su participación en "Poné Play", el programa de Canal 12 que protagoniza junto a El Tío Aldo y Soledad Ramírez

Para Fabián “Fata” Delgado, su participación en Poné Play, el programa de entretenimientos que tiene a la música como herramienta para divertir al público, significó una especie de bendición en una etapa de pausa obligada. 

El histórico líder de Los Fatales relata que había pasado varios meses sin encontrarse con el público y la invitación de Canal 12 a participar del programa junto a Pablo Fabregat —bajo su alter ego de El Tío Aldo— y la cantante Soledad Ramírez, lo ayudó a “cargar las pilas”.

La adaptación del formato internacional que se emite los lunes y miércoles a las 21.15, lo ayuda a mantenerse en contacto con la música en un momento en que los bailes están pausados desde hace casi un año.

Sobre la nueva etapa en su carrera, su relación con el público y los desafíos de la pandemia, Delgado habló con El País.

—En diciembre se estrenó Poné Play en Canal 12. ¿Cómo analizás lo que ha generado el programa en estos meses?

—Se ha creado un momento de alegría, donde la gente está jugando con la música desde la casa. Cuando me llamaron para ofrecerme participar, hacía 10 meses que no tocaba, así que Poné Play me devolvió la sonrisa y la alegría de estar nuevamente en contacto con lo que me gusta hacer. Si bien soy cantante y animador, en el programa no dejo de ser El Fata, que está ahí por Los Fatales. Tuve propuestas para hacer televisión en otros canales, pero cuando me contactaron y me dijeron que iba a ser un programa de música y entretenimiento, dije que sí enseguida; sentí que era una bendición en ese momento tan complicado.

—Se unieron dos elementos que siempre atravesaron tu carrera: la música y la diversión. ¿Sentís que esa ha sido una constante en tu trabajo?

—Claro, yo siempre me identifiqué con el interés por entretener y divertir a la gente. Cuando vi el formato de Poné Play, rápidamente me di cuenta de que iba a estar de vuelta en contacto con la gente. Si bien era a través de la pantalla, los sentía más presente de lo que se imaginan. He trabajado en muchos programas, pero nunca me habían parado tanto en la calle como ahora. Además me dicen de todo: “Fata, ¿cómo no te vas a dar cuenta de que eran los Bee Gees?” (se ríe). Pero hay que estar en ese momento ahí, con la tensión en el estudio y las cámaras; desde el sillón es fácil. La idea es divertirnos para que la gente se divierta.

—Durante más de 30 años, el encuentro con el público fue fundamental. Cuando empezó la pandemia, ¿cómo te enfrentaste a esa ausencia?

—Al principio fue una incertidumbre y tuve momentos de angustia por no poder juntarme con la gente que quería. Cuando tuve la necesidad de cantar empecé a hacer unos vivos en Instagram cada sábado a las 21.00 y vi que la gente se iba sumando. Mi hija me ayudó en la producción y le pusimos Sábados Fatales, como un programa que tenía antes. La gente me mandaba como 400 fotos por sábado y terminó siendo como un programa de radio porque llegamos a tener 15 auspiciantes. Había gente que me había contratado para bodas o cumpleaños, y me decían: “Te contratamos cuando nos casamos y ahora te queremos apoyar porque sabemos que la situación es difícil”. Más allá de la parte económica, sentí que había ganas de apoyarme como artista y eso está bueno. Hicimos como 10 programas y después terminamos porque sentía que se había cumplido el ciclo.

¿Has pensado por qué la gente que te contrata para los shows sigue interesada en apoyarte? ¿Sentís que se genera cierta relación de cercanía?

—Sí, y lo tengo muy claro. Siempre me encargué de vender mi show y de supervisar todo lo de Los Fatales en cuanto a las contrataciones. Lo que pasa es que en la vorágine de cuando la pega con una canción o de que el grupo está en su auge, no te da el tiempo de disfrutar lo que lograste. Ahora estoy disfrutando más que en la época en que íbamos a los Premios Gardel. Lo que pasa es que en ese momento, si estábamos nominados o nos daban un Premio Iris, lo recibíamos y enseguida nos íbamos corriendo a actuar. No lo disfrutábamos como se debería. Pero en 2004, cuando el grupo empezó a quedar como un clásico que alegra las fiestas, empecé a interesarme en conocer más a la gente que me contrataba y que no sea solamente ir a tocar, darles un abrazo y sacarme una foto. Me ha pasado de que gerentes de empresas me digan que toqué en su casamiento y no pueden creer que me acuerde de esa noche. No sé si es porque ahora estoy más grande o más sensible, pero me gusta conocer más a la gente.

—Mencionaste que cuando estaban en un momento de auge, recibías un premio y apenas tenías tiempo para disfrutarlo. ¿Esta pausa obligada te ayudó a tomarte un tiempo para reflexionar lo que lograste con Karibe con K y Los Fatales?

—Yo no soy muy enamorado de los recuerdos. Los valoro al 100% porque forman parte de lo que soy, pero yo siento que para seguir siendo, tengo que seguir haciendo, por eso no puedo descansar y pensar: “Pah, en esta época la rompíamos”. Por eso no me gusta tener discos de oro colgados en mi casa. Es más, si me visitás lo que menos te vas a imaginar es que vivo acá, porque no hay nada que tenga que ver con Los Fatales; tengo un cuadro de Los Beatles y una calcomanía del Ajax, nada que ver (se ríe). Yo valoro las cosas pero sé que al otro día me tengo que poner el overol de vuelta y seguir trabajando para ver cómo hacemos para seguir comiendo.

—En estos 30 años, ¿cuál ha sido tu refugio para escapar de la presión del trabajo constante?

—Antes de la pandemia, todos los años me iba 15 o 20 días al exterior con mi familia para desenchufarme de todo. Después me tomo un tiempo para diagramar todo el año y pensar en si grabo un disco, hago un dúo u organizo un show en un teatro. Después hacía una reunión con los músicos y así salían cosas nuevas. Eso hace que nos mantengamos vigentes. Nosotros arrancamos en 1996 y solo nos paró la pandemia. Para mantener la continuidad somos como las empresas y sus estrategias de marketing: no necesitamos cambiar el repertorio para llamar la atención, pero sí le buscamos la vuelta, y la banda siempre me respalda. Yo siempre digo que todos los años voy a patear al arco 10 veces, porque sé que alguna pelota va a entrar. Si no pateás, entonces no podés quejarte por haber perdido.

—¿Qué te gustaría generar en aquellos que todavía no vieron Poné Play?

—Lo que más me gusta de lo que se ha generado en este tiempo, y que quiero que se siga generado, es que la gente sepa que Sole Ramírez, Pablo Fabregat, todo el equipo y yo estamos buscando que la gente se divierta desde la casa. Me gustaría que si están mirando el programa, puedan sentir que es un momento donde se pueden distraer, poner la cabeza en otro lugar y jugar con la música. Y si alguien tiene alguna pena en el medio, que por lo menos trate de limarla mientras estamos al aire.

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