Festejos por 300 años de Montevideo: así se vivieron los shows que convocaron a 250.000 personas en el Centro

Con Ruben Rada como uno de los puntos más altos de la fiesta, 40 artistas tocaron en cinco escenarios de la ciudad. Cómo fue la jornada completa de recitales por el aniversario de Montevideo.

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Ruben Rada y Lobo Núñez bailan en el show de los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

Redacción El País
Como en un maratón sin mucho margen para el respiro, así comenzó el gran festejo por los 300 años del proceso de fundación de Montevideo, que el viernes había tenido su aperitivo en el Cerro, con un espectáculo que fusionó a la Banda Sinfónica con la Orquesta Filarmónica.

Hoy, como estaba previsto, la actividad organizada por la Intendencia comenzó temprano, con una serie de recitales y presentaciones que desde las 15.00 sonaron en diferentes rincones. En Ciudad Vieja, Rossana Taddei inauguró la locación de Plaza Matriz ante los primeros puñados de público que se acercaron. "Montevideo, hace 300 años que te amo", declaró bajo el sol de la tarde.

Vestidas de blanco y bañadas por la emoción, las integrantes del trío Ninguna Higuera, uno de los proyectos en desarrollo entre la multitudinaria grilla de los festejos, hicieron lo mismo pero en Plaza Cagancha, mientras que a pocos metros, en la zona del Gaucho, la murga Asaltantes con Patente estrenó su espectáculo carnavalero 2024 y, con él, a Lucía Rodríguez en su debut en la categoría.

El escenario de Libertador, que era uno de los más concurridos para las 15.30, fue abierto por Spuntone - Mendaro en un show enérgico que combinó canciones propias con versiones como la de "En un lugar un niño" de Psiglo. Una hora más tarde, cuando le tocó subir a La Triple Nelson, el lugar ya estaba repleto y auguraba ser uno de los más convocantes de la jornada, de cara al cierre en manos de Buitres y anunciado para después de la medianoche. En total, y según las cifras reveladas por la Intendencia, más de 250.000 personas se hicieron presente.

En una jornada musical que contempló estilos e identidades, el polifacético Dani Umpi, enfundado en un vestido rosado, fue uno de los primeros en salir a escena en el quinto escenario de la programación, el balcón de la Intendencia y luego del DJ set de Paola Dalto. Para cuando le tocó cantar, Diane Denoir ya había empezado a tocar fibras íntimas y a evocar a Mateo en la Plaza Matriz, mientras que Samantha Navarro le predicaba a Ricky Martin en la Plaza Cagancha. En todos los puntos, la emoción y el baile se iban articulando para marcar el tono del día.

Sobre las cinco y media de la tarde, La Triple se hizo con uno de los primeros pogos masivos del día en una actuación que incluyó dúo de padre e hijo —Christian Cary y Lucas interpretaron juntos "Cielo todo gris"— y una proclama celebrada con ovación: "La cultura nunca puede estar de lado".

Para ese momento, Camila Sapin ya había llevado repertorio y look pop al escenario Gaucho, y Milongas Extremas y Gonzalo Deniz habían volcado sus improntas guitarreras, mientras que La Imbailable se preparaba para hacer de la explanada de la Intendencia una tímida pista de baile. A su manera, todos los repertorios lanzaban guiños a una historia musical y a un legado, con referencias a Gustavo Pena, El Príncipe o a Zitarrosa. Las calles seguían llenándose de música.

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Una multitud en la zona de la IMM, en los festejos de los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

Plena, tango y canción popular

En un cronograma que avanzó con celosa puntualidad, poco antes de las 18 salió Luana al escenario del Gaucho, para enfrentarse a una verdadera multitud. La imparable cantante que ha llevado la plena a lugares insospechados compartió show con otras referentes de la música tropical, Marihel Barboza y Miriam Britos. Animó a las masas que le sirvieron de coro y hasta recibió, como curioso regalo, una manzana acaramelada.

Para ese momento, el cruce de 18 de Julio y Ejido estaba repleto. El paisaje era de familias con reposera y mate, mucha gente joven en constante tránsito, varias banderas de Uruguay e incluso un público privilegiado que seguía todo desde los balcones. En todos lados, rebotaba el grito de Luana que proclamaba: “En los 300 años de Montevideo se baila plena” y "¡Aguante la capital!".

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Miriam Britos en el festejo de los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé
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Marihel Barboza en los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

En otros escenarios, en una franja horaria de fuerte predominio femenino, Maia Castro transitaba ritmos criollos y Ana Prada, al igual que la joven Sofía Alvez, hacía su repertorio de cantautora.

Sobre el final del show de Luana, ya cuando el público de distintas generaciones se terminaba de animar al baile, la cantante arrancó con su ya clásica versión de pulso rockero de “Que digan lo que quieran” de Natalia Oreiro. Y ahí, durante el estribillo, se desató el baile el colectivo. Hasta la señora del quinto piso de uno de los edificios que rodeaban al escenario movió los hombros y la cabeza. En el edificio de al lado, y dos pisos más arriba, una pareja aplaudió y coreó mientras las cámaras de TV Ciudad capturaban la escena.

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Luana en el festejo por los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

Rap, fútbol y un contraste de estilos

Un rato después, “Hip-hop pa’ dejar las cosas claras” se repetía como un mantra o grito de guerra por los parlantes del Balcón de la IMM. Con ese manifiesto, Zeballos salía al escenario y un montón de jóvenes subían las escalinatas para tratar de estar lo más cerca posible del lugar. Mientras empezaba a caer el sol, una señora de bastón caminaba entre el público amontonado y parecía confundida. Buscaba una salida y hablaba a los gritos, mientras algunos querían ayudarla. Pero enseguida se puso a bailar: dio pequeños saltos, movió la cabeza como si fuera un recital de rock y se rió sola. Ya era parte de la fiesta.

Unas cuadras más adelante, en el Escenario Cagancha, Niña Lobo se presentaba ante la mirada atenta del público. “Estamos con las camisetas de Uruguay, y festejando a la mejor ciudad del mundo”, dijo la cantante Camila Rodríguez y se llevó un aplauso. “La próxima canción es un homenaje a Jaime Roos”, agregó antes de empezar con "Jaime R.", cuya cita al estribillo de “Amándote” hizo saltar y corear al público de las primeras filas. Atrás, una familia con reposera y mate se animó al canto que unió a dos generaciones de la música uruguaya. El tema, como otros guiños de la jornada, sirvió para apaciguar otra de las ausencias marcadas; más tarde, Francis Andreu lo reforzaría con una versión de "Adiós juventud".

En Ciudad Vieja, el público escuchaba atento uno de los atractivos centrales de la tarde, el encuentro de las 10 guitarras de los 300 años, una reunión de instrumentistas de diferentes generaciones y orígenes que transitaron un repertorio de raíz, muy conectado a la identidad nacional. Julio Cobelli, Nicolás Ibarburu o Guzmán Mendaro eran de la partida.

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Las 10 guitarras de los 300 años.
Foto: Leonardo Mainé

Poco después, dos fotos representaban a la música popular del Uruguay: en el escenario Gaucho, la estridencia de Lucas Sugo seguía haciendo bailar a la gente mientras fusionaba charanga con hits modernos y "Lambada"; en la Cagancha, en simultáneo, Fernando Cabrera interpretaba "Pandemonios" en versión minimalista o hacía "Viveza" al compás de una cajita de fósforos. Era un contraste perfecto.

Justo para cuando caía la noche, Ruben Rada comandó uno de los principales espectáculos de la jornada, rodeado de sus hijos, sus eternos compañeros —Lobo Núñez incluido— y exponentes de la nueva generación como Facu Balta. El show pasó por el candombe, el rock y la plena y cerró con una ovación masiva, conmovedora, a la altura de los festejos de los 80 años de uno de los principales artistas del Uruguay, cumplidos en julio de 2023.

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Ruben Rada en los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé
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El público durante el show de Rada en los 300 años de Montevideo.
Foto: Leonardo Mainé

Siguieron la fiesta el rock de Eté & Los Problems, que aprovechó la convocatoria para estrenar nueva música; Laura Canoura, Luciano Supervielle con varios convidados, y el recital comandado por Larbanois & Carrero que reunió a una serie de figuras del folclore y el canto popular, y en el que ondearon unas cuantas banderas de Uruguay. Por 18 de Julio, la procesión de peatones era constante y hacia Ciudad Vieja, ya sobre las 10 de la noche, Jorge Nasser ponía el broche de oro en el escenario de la Matriz.

La experimentación de candombe y electrónica a cargo de F5 convivió, a la distancia en el balcón de la IMM, con la potencia de Hereford, que tocó por primera vez desde el regreso a los escenarios que concretó, con entradas agotadas, en noviembre en el Teatro de Verano. Toda la jornada fue así: un diálogo entre baile y pogo, un choque entre lo más alegre y lo más íntimo. Todo fue así: una ocasión para descubrir a artistas que hasta entonces se desconocía, una oportunidad para el reencuentro, una instancia para la revalorización. De eso, Hereford experimentó mucho en carne propia.

Agarrate Catalina, que protagonizó un momento especial junto a Cuatro Pesos de Propina en el escenario de la Cagancha, luego dio su show completo y a todo color. Los puntos altos llegaron con "Todo el año es rock and roll", que tuvo a Camila Sapin como invitada; y la despedida con el canto colectivo de "El tiempo me enseñó" y "Un camión que se va". A su vez, EMI y Florencia Núñez siguieron con la programación en distintos puntos del circuito y con climas diversos, camino al gran final.

Ya pasada la medianoche, la DJ Paola Dalto volvió al escenario del Balcón de la IMM para ofrecer un tan bailable como ecléctico —pasó canciones de La Cumana y de Emilia—, que funcionó como la previa perfecta para el show de Karibe con K. Mientras tanto, Buitres cerró el Escenario Libertador con un repertorio de clásicos como "El tercer deseo" y "Fabulario", que depertaron el último gran pogo de la noche. "Ay, ¡cuánta gente!", exclamó Gabriel Peluffo apenas se detuvo a ver a la concurrencia del público. "¡Es tremendo!".

Cuando faltaban diez minutos para la 1.00, Karibe con K salió al escenario de la mano de un ya arranque obligatorio para el grupo encabezado por Gerardo Nieto, Miguel Ángel Cufos y Yesty Prieto: "Pensando en bailes". Desde ahí, una seguidilla de éxitos: "Telepatía", "Todo me huele a ti" y "Sin sentimiento". En este último, Prieto pidió el acompañamiento del público a causa de una afección en la garganta que le dificultó el canto. "No quería faltar por respeto a ustedes, a la Intendencia y a mis compañeros", dijo. Más allá de eso, la fiesta siguió con clásicos como "Polvo de estrellas", "Amores como el nuestro" y "Abre la puerta".

El final de la fiesta llegó con 300 tambores laten por Montevideo. Bajo la dirección de Mathías y Wellington Silva, miembros de siete comparsas se unieron para un homenaje a la cultura del candombe. Junto a un cuerpo de vedettes, y varios gramilleros, los tamborileron salieron desde dentro de la Intendencia para darle forma a un cierre sumamente significativo.

Fue el broche de oro para un festejo que duró 11 horas y que juntó a mile de personas en cinco escenarios repartidos entre el Centro y la Ciudad Vieja.

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