ENTREVISTA

Con Porque todas las quiero cantar, su proyecto dedicado a la revalorización de la canción rochense, Florencia Núñez hizo historia. En 2021 recibió seisPremios Graffiti y se convirtió en la primera mujer en recibir el aerosol en las categorías de productor, canción y disco del año. Sin embargo, esa no era la primera vez que la cancionista nacida en Rocha marcaba un precedente en la escena local: en 2018 ya había hecho historia al ser la primera mujer en triunfar en la categoría de mejor compositor.

Y esos son apenas algunos de los logros que la artista de 31 años viene acumulando desde octubre de 2020, cuando publicó su tercer álbum. Porque todas... todavía se mantiene en los primeros puestos de la lista de los discos más vendidos en Uruguay, el documental que acompaña al proyecto está a punto de girar por el interior y Núñez ganó el Premio Nacional de Música 2021 por su composición “Lo canté”. Por si fuese poco, agotó con una semana de antelación las entradas para el show que ofrecerá este jueves en la sala principal del Teatro Solís.

“Es muy emocionante pensar que el Solís va a estar lleno”, le comenta la artista El País. “Pero, más allá de eso, lo vamos a disfrutar porque la banda está en un relindo momento. Me hace sentir muy honrada pensar en toda la gente que se acercó a trabajar conmigo en este último tiempo. Es una linda vuelta de tuerca ver todo lo que sucede por pensar un día que esto era para mí”.

Y antes del recital de este jueves, que marcará la presentación oficial del disco que reimagina clásicos de la canción rochense como “Contigo y en el Palmar”, “En tu imagen” y “Poema a las tres”, la cancionista dialogó con El País sobre la evolución de su carrera y su próximo disco de canciones inéditas.

—Tu recital de este jueves en el Teatro Solís agotó las entradas hace más de una semana. ¿Qué representa este show en tu carrera tras tantas conquistas gracias al proyecto Porque todas las quiero cantar?

—Hablando mal y pronto, es como ver la orilla después de tanto que venís remando (se ríe). Esto significa ver que se concretan muchas cosas por las que fuimos trabajando con todo el equipo, aunque agotar una sala días antes del show no es directamente proporcional a tu trabajo. Es algo relativo, aunque no puedo olvidar que he trabajado muchísimo durante estos 12 años desde que empecé a tocar mis canciones. Respecto a lo que me está pasando, estoy aplicando una nueva máxima: naturalizar la situación, pero sabiendo que soy una persona afortunada en muchos aspectos. Me están pasando cosas que tal vez nunca soñé, y por eso vivo el día a día con gratitud.

—En el año y medio desde la salida de Porque todas las quiero cantar, ganaste seis Premios Graffiti, estás entre los discos más vendidos de Uruguay y agotaste el Solís. ¿Cómo valorás lo que sucedió?

—Con gratitud porque venimos de dos años que han sido re cuesta arriba y sin embargo, siento que he trabajado como nunca con el proyecto. Se dieron muchas cosas, sí, pero siento que no me puedo desnortear. Es algo que hablo pila con mis amigas y con mi equipo: todo esto está buenísimo pero no puede ser el techo de nada. Esto recién empieza y siento que solo voy a dejar de crecer cuando muera. Si bien todo lo que pasa está buenísimo, uno tiende a relativizarlo porque se conoce; yo sé lo que me sigue costando a pesar de todo este contexto favorable. Por eso, sigo trabajando durísimo como si no hubiese pasado nada; el trabajo es parte de lo que soy. Todos los días me levanto para dedicarme a mi proyecto, y no es solo tocar la guitarra, sino que es pensar un show o ver cómo llevarlo adelante.

—La última vez que te entrevisté, comentaste la importancia de que las artistas mujeres se sintieran representadas en la escena. Haberte convertido en la primera mujer en ganar el Graffiti al productor, álbum y canción del año, ¿te permite ser consciente de que pasaste a ser un ejemplo para las artistas de la nueva generación?

—(Hace una pausa) Esa es una gran responsabilidad, porque ahí sí sientes el peso de tener que estar a la altura de lo que me gustaría dar. Y me refiero a que es una responsabilidad linda porque me escriben o me mandan videos cantando mis canciones... Son cosas que jamás pensé que me podían pasar a los 31 años; o sea, empecé antes de ayer a tocar guitarra, ¿me entiendes? (risas). No te digo que yo sea un fenómeno ni que esté de moda; justamente, es todo lo contrario: intento generar un trabajo que pueda perdurar y sostenerse en el tiempo. Ese es mi ideal de éxito.

—Además de Estela Magnone y de Laura Canoura, ¿a qué artistas tuviste como referentes cuando llegaste a Montevideo?

—Además de ellas, conocí a Ana Prada y a Samantha Navarro, y tuve la suerte de ver a mis referentes muy de cerca y que me hicieran sentir bienvenidas. Todas fueron muy generosas, y yo no sé si estaré a la altura de lo que ellas fueron conmigo. Desde que llegué a Montevideo siempre me abrieron los brazos y eso me hace agradecer porque tienes que mirar a los costados, hacia arriba y ahora a las que están viniendo para, de alguna manera, hacer lo que mis referentes hicieron conmigo,

—En el recital del Solís va a haber espacio para nuevas canciones. ¿Estás lista para dar por cerrado el proyecto de Porque todas...?

—Sí, aunque no es un cierre con llave porque lo interesante es que el proyecto tiene vida propia. Va a seguir porque es una peli y un disco, y porque las canciones me van a seguir acompañando. Pero tengo un disco nuevo escrito, maqueteado y con ganas de encerrarme a grabar, aunque en este momento pueda ser contraproducente. El álbum me tiene muy contenta porque es una síntesis de lo que soy ahora. El primero, Mesopotamia, era una cosa muy precoz; el segundo, Palabra clásica, tenía búsqueda más redonda de canción; y el tercero, Porque todas..., tiene que ver con mi identidad y de encontrarme en el lugar de intérprete y de productora. En este, se va a juntar todo.

—¿Sentís que las nuevas canciones capturan tu presente?

—Sí. Cuando repaso las canciones entiendo por qué hice esas y no otras. Tienen una cosa muy esperanzadora y luminosa, y creo que más maduras porque las de Palabra clásica las hice con 24 y 25 años. Siento que estoy diciendo las cosas desde otro lugar, y descubrí que ahora soy más terrenal y visceral que sesuda (Hace una pausa)... La verdad es que hoy estoy cansada, pero me siento plena y contenta. Tengo la sensación de que las cosas están saliendo y que estoy aprendiendo a disfrutarlas.

—En diciembre produjiste la nueva versión de “Nunca más a mi lado”, la canción de NTVG que aborda la violencia de género. ¿Considerás que esa experiencia inauguró otra óptica en la manera de encarar tus letras?

—El proyecto me calzó perfecto porque, para empezar, me lo propusieron mis amigos. Fue un honor y una responsabilidad encargarme de esta nueva versión, pero, en realidad, yo no siento que el mundo necesite que yo opine de cosas. ¿A quién le puede interesar lo que yo pienso sobre tal temática? Muchas veces, me guardo mi postura para charlar con mi familia y mis amigos. También entiendo que este es un lugar donde a veces se espera que opines de todo, pero la verdad es que no me interesa. En lo que sí creo es en las causas, y si es justa y me interpela, me voy a sumar; de eso, ni hablar. Pero desde el lugar artístico, capaz me cuesta un poco más hablar de ciertas temáticas en una letra porque para escribir soy demasiado personal. Capaz hice una canción que habla de algo que le pasa al otro y del que yo no me di cuenta. Pero sentarme a escribir pensando en ciertos temas, eso sí es difícil para mí, aunque no imposible.

—En “Pacto”, de Palabra clásica, cantabas: “Pasan los cumpleaños / Las bodas, los entierros, / Y sigo queriendo lo mismo que a los diecinueve”. ¿En qué pensás cuando te reencontrás con esa frase?

—(Hace una pausa) Me recuerdo a mí misma sentada en un sillón largo que heredé de mis abuelos y que ya no está más. Me recuerdo a mí misma, escribiendo y haciendo canciones sin tener idea de si alguien la iba a escuchar, pero sintiendo que ya era suficiente con que me sirviera a mí. Cada vez que tengo una canción nueva siento un estado de adrenalina y de enamoramiento total que me hace dar cuenta de que es por eso que estoy viva. Al final, el resto no importa. Sin dudas, sigo queriendo lo mismo que a los diecinueve, que a los quince y que hace mucho tiempo atrás, porque esto viene desde que tengo memoria. Siempre sentí esta pasión por la música y ver todo lo que sucede es un sueño hecho realidad, y es un indicador de que hay que confiar más en uno. A veces te podés equivocar y perder oportunidades —me ha pasado mil veces—, pero eso me permite valorar las ganadas. Yo siento que si algo tiene que salir, entonces va salir; por eso, me tiro al vacío aunque la red no esté; sé que al final va a aparecer en el momento en que la necesito. Eso descubrí en estos años.