*Por Manuella Sampaio
Su nombre, Francisco, el hombre está inspirado en una leyenda mencionada en Cien años de Soledad; son brasileños y Uruguay fue el primer país extranjero que los vio tocar juntos. En 2014 hicieron un concierto acústico en Valizas y allí conocieron a la banda Cuatro Pesos de Propina, con la que grabaron varias colaboraciones (existe una “Mi revolución” en portugués).
Tienen tres discos, cuatro EPs y una canción que se viralizó en Brasil — “Triste, Louca ou Má” —, y ya fue banda sonora de una novela de Globo, cantada en reality shows y en los lugares más recónditos del país norteño. Francisco, El hombre es más que una banda, es un grupo de amigos y está en plena gira conmemorativa por sus 10 años. Tocan mañana en Sala del Museo a partir de las 20.00; abren el show las locales de Vulvax y quedan entradas por RedTickets a $600.
La banda retorna a Uruguay después de tres años y una pandemia de por medio. Con Montevideo tienen “una relación muy cálida”, dice Sebastián Piracés Ugarte, baterista, en charla con El País. “Estamos superemocionados de poder regresar a Montevideo, siempre nos han recibido tan bien que jugábamos diciendo que ya es casi nuestra ciudad”, cuenta entre risas.
Ugarte es mexicano y junto a su hermano Mateo y los brasileños Juliana Strassacapa, Andrei Martinez Kozyreff y Helena Papini decidieron mezclar los estilos, las referencias musicales - y los idiomas- que traían cada uno para formar a Francisco El Hombre.
A propósito de las mezclas, la charla que sirvió de insumo para esta nota fue una muy graciosa: una periodista brasileña, radicada en Uruguay, entrevista a un mexicano radicado en Brasil. En español, pero con distintos acentos de ambos lados, Ugarte me cuenta lo que considera la “misión” de la banda y qué ve cuándo mira el camino recorrido en esta primera década.
“Han sido 10 años de mucha carretera, sudor y aprendizaje. Nuestro camino siempre fue el de hacer puentes con Latinoamérica. Desde hace muchos años vemos que la cultura consumida en Brasil es extremadamente norteamericanizada o europeizada, y eso me molesta mucho porque hay tanta riqueza por acá”, dice.
“Brasil es un ‘continente’ de muchas movidas culturales, pero entre los países hispanohablantes y Brasil hay una frontera muy difícil de romper porque hay que construir el consumo de cultura latinoamericana en Brasil, y construir el consumo de cultura brasileña en otros países. Nosotros lo hacemos casi como un trabajo de hormiguita porque es algo que defendemos. Yo diría que es nuestra misión”, complementa el músico que confiesa ser “ridículamente fan de Jorge Drexler” y admirar a la cantante Alfonsina.
En muchas letras de sus canciones hay un mensaje comprometido con el contexto social y político. En “Bolso Nada” (del álbum Soltasbruxa) y “Arranca a cabeça do rei” (sencillo lanzado en 2022), por ejemplo, es explícito. En octubre del año pasado, en vísperas de las elecciones, también lanzaron una relectura de “Apesar de você”, un clásico de Chico Buarque de 1970.
El último período de Brasil ha sido, para la banda, “difícil”, y sus integrantes llegaron a recibir amenazas. “Es algo que no hablo porque no me gusta contagiar a nuestro público con eso y algún día creo que va a ser el momento de hablarlo. Todavía estoy empezando a abrirme al respecto, pero hemos recibido amenazas, nos han censurado, nos han cancelado shows de última hora por temas políticos, han dejado de pagarnos. La cantidad de represión que hemos visto, solo ahora nos damos cuenta. Fue un pésimo momento para ser cualquier minoría o para trabajar con el área cultural”, confiesa.
Sin embargo, una canción los rescató en medio del caos. “Triste, Louca ou Má”, lanzada en 2016, volvió al top de reproducciones después que una participante del Gran Hermano brasileño la cantara en el programa.
“Fue muy importante para nosotros porque estábamos en medio de una pandemia, y no tanta gente sabe lo que pasa con una banda independiente que no tiene shows. En un momento muy complejo, en el que no veíamos el horizonte, el hecho de que Juliette haya cantado esa canción hizo que doblara la cantidad de oyentes en Spotify, y eso resultó en un aporte financiero que ayudó a que la banda continuara viva en un momento donde además de toda la crisis financiera, también estaba la crisis emocional”, cuenta.
La que es considerada un himno contra la violencia de género fue nominada en 2017 a los Grammy en la categoría de mejor canción en lengua portuguesa; su letra está en paredes de comisarías de la mujer y de escuelas en Brasil, acumula 34 millones de escuchas en Spotify y 39 millones en Youtube, y ayer se editó una versión conmemorativa por los 10 años de banda. “La canción es tan poderosa que llega donde tiene que llegar”, afirma Ugarte.
Cuando le pregunto cómo ven el nuevo momento político de Brasil, Ugarte apunta con los dedos índices a su cara y abre una gran sonrisa. “Es todo un tema, ¿no? (se ríe). Es muy loco, pero en Brasil el aire es distinto, se respira diferente, porque es un aire de esperanza, de tranquilidad”.
Para la banda, que se percibe como un espacio de contención para su público, la diferencia se siente en los shows. "Son otra cosa, la gente sale a celebrar, sale feliz, el clima de resistencia que nos dejaba tensos hasta los huesos se fue, te lo digo y se me pone la piel de gallina”, dice apuntando su brazo. “Puede ser que no haya cambiado mucha cosa todavía, pero al mismo tiempo ya cambió todo”.
Es este el clima de celebración que piensan llevar este viernes a la Sala del Museo, y que resume así: “Nos gusta mucho proporcionar conciertos catárticos, para que la gente baile, cante y sude, así que lo que pueden esperar de nosotros es una entrega completamente total, bañada en esperanza y deseos de poder volver a construir los puentes que habíamos dejado por la pandemia”.