Francisco Fattoruso y la historia de Martes On Fire, la jam que soñó en Atlanta y que deja huella en Uruguay

Radicado en Los Ángeles e integrado a la banda de varios nombres de prestigio en la escena estadounidense, Fattoruso vuelve a Montevideo para celebrar Martes On Fire con más de 40 artistas.

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Francisco Fattoruso.
Foto: Difusión

Aunque nació en Las Vegas y, a esta altura, ha pasado más de la mitad de su vida en Estados Unidos, a Francisco Fattoruso le cuesta identificar qué es lo más “americano” en su vida. Él, tan uruguayo y tan brasileño, tan del sur, tan de la música que atraviesa a su padre, Hugo Fattoruso, y a su madre María de Fátima, se ríe, titubea, dice: “No sé. ¿La música? No sé. Capaz que es la música, porque estoy muy conectado. Toco el bajo eléctrico y la guitarra eléctrica que son instrumentos que salieron de ahí, y mucho de la música que toco vino de ahí. Siempre estuve alrededor de cosas que salieron de Estados Unidos”.

De ahí, de la escena musical estadounidense, nació el proyecto artístico al que más le ha dedicado y que esta noche vuelve a Montevideo en formato de celebración. Martes On Fire, la jam musical que se volvió clásico de la ciudad, realizará una edición “Celebration” hoy en Sala del Museo, desde las 20.00 y con más de 40 artistas en escena. Una banda fija liderada por el propio Fattoruso será anfitriona de artistas como Luana, Fernando Cabrera, Pedro Dalton, Jorge Nasser, Fernando Santullo y así; entradas en Redtickets.

Esta historia tiene más de 11 años.

“Yo llegué a Atlanta, no conocía a nadie, averigüé de un lugar que tenía música en vivo, conocí a un baterista y me dijo: ‘El miércoles vamos juntos a una jam’. ¿Un miércoles? Qué raro. Era invierno, hacía frío, y cuando llegamos al lugar había una fila de 40 personas y yo no podía creer lo que estaba escuchando ya desde afuera. Y cuando entramos había dos baterías en el escenario, varios teclados, guitarras, cantantes cantando coros por todos lados, y no podía creer lo que veía. ¿Eso pasaba todos los miércoles?”, recuerda ahora en charla con El País. “Entonces iba religiosamente cada semana, al principio a mirar. Fue una escuela musical, y ahí conocí a grandes músicos como Tony Royster Jr., un baterista que tocó con todo el mundo —Jay Z, Joss Stone, es el baterista actual de Katy Perry—, y nos hicimos muy amigos e hicimos mucha música juntos, que para mi carrera fue muy importante. Fue una experiencia única”.

De aquellas noches, de sus cruces, sus posibilidades, se desprendió todo. Hoy, Francisco Fattoruso toca en vivo todas las semanas, graba bajos a pedido en su propio estudio o como sesionista en diferentes lugares, acompaña a grandes artistas. La lista más estable incluye a la banda americana del brasileño Iván Lins, a la cantante y actriz Janelle Monáe y al prestigioso Aloe Blacc. “Siempre estoy haciendo cosas diferentes”, dice. “Por suerte”.

De aquellas noches, claro, surgió Martes On Fire. Fattoruso quiso importar a la tierra de su padre, de su estirpe, un encuentro que hiciera varios aportes. Por un lado, lo pensó como un punto de reunión para los músicos de la escena, con la intención de fomentar el intercambio. Por otro, buscó romper con lo limitado de un concepto que, para entonces, aquí era casi exclusivo del jazz. El bajista -que además es guitarrista, cantante, productor- quería liberar a la jam de las amarras de los estilos, abrir cancha para quien quisiera jugar. El On Fire tiene mucho de eso, de juego y de celebración.

“La comunidad musical precisa estar unida, porque es muy difícil esta era para la gente que hace música, es todo complicado”, dice Fattoruso. “Y con Martes On Fire se dieron uniones musicales increíbles. A Diego Soca, que ahora es parte de la banda, lo conocí ahí; venía y se subía a tocar. Y surgieron varios cruces; iba un artista, veía tocar a un baterista que no conocía y decía: ‘lo quiero en mi banda’. Y después eso se concretaba”.

En aquel sótano que fue su primera casa, Martes On Fire también tuvo algo de fantasía, de leyenda. Con el factor sorpresa como un estímulo fundamental, el público podía acercarse sin saber que la noche terminaría con Jorge Drexler en escena, o con Julieta Venegas, Emmanuel Horvilleur, Fabiana Cantilo, Fito Páez. En YouTube hay algo de evidencia.

Ahora, con Fattoruso de vuelta en el exterior —tras pasar cinco años en Montevideo, se instaló en Los Ángeles hace ya siete—, Martes On Fire revive esporádicamente mientras ve cómo en Montevideo se empiezan a replicar las jams, los clubes de música, las excusas que promueven el encuentro. Ahora, por ejemplo, en el circuito conviven la jam de jazz de El Mingus, la propuesta de El Kinto Club; el ciclo 3+1 de Juan Pablo Chapital, Nacho Mateu y Martín Ibarburu en el Fun Fun; o los domingos del Hot Club, entre varias otras.

“Quedó establecido de que hacer una jam es algo que sirve”, reflexiona Fattoruso al respecto, “y eso es algo que me genera una felicidad increíble”.

A la cita de esta noche, Francisco Fattoruso la define como “un gran encuentro de mucho de lo que abarca la música acá, en este país”.

También reconoce el desafío que le representa lograr, a pesar de tener una grilla programada, conservar algo de lo inesperado, lo sorpresivo y lo improvisado del Martes On Fire original. Apuesta todas sus fichas a que eso ocurra y dice que la noche entera le da “curiosidad”.

Celebration tendrá un par de momentos especiales. Francisco compartirá escenario con su padre, a quien ya acompañó este año en el Teatro Solís en el festejo de los 80 años de Hugo, y con quien repetirá el 29 en la apertura del Festival Medio y Medio. Pero además tocará con Gaucho, la banda que, entre 2001 y 2003, mantuvo con Pepe Canedo y Carlos Casacuberta, dos Peyote Asesino, y con el director y guionista de cine Rodo Sayagués. Veinte años atrás, dice, hicieron mucha música que recién ahora piensan lanzar; el puntapié inicial lo darán en vivo, esta noche en Sala del Museo.

Después de la celebración, que será registrada para la edición de un próximo álbum en vivo y que tendrá una versión porteña el 19 en Café Berlín, Fattoruso tiene urgencia de irse al agua, a la costa nacional. Volverá a Los Ángeles y a su agua helada a fin de mes, y en su futuro empieza a aparecer un disco con el que pretende unir la música afroamericana de Estados Unidos con el candombe nacional.

“Alimentar la parte musical en Uruguay es muy importante para mí”, dice Fattoruso. “Y lo hago de diferentes maneras, me concentro en eso. Toco con mi padre, hago otras cosas, pero cuando pienso en Uruguay, pienso siempre en lo mismo: en mi familia, y en Martes On Fire”.

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