Su melena voluminosa, su sonrisa amplia y su voz aguda son, hasta hoy, tres de sus características más representativas, así como una capacidad aparentemente eterna para redescubrirse y reinventarse. Con casi 70 años, Gal Costa se mantiene vigente al cien por ciento y se prepara para presentarse una vez más en Uruguay.
En el último trimestre de 2014 la brasileña, considerada por la crítica como una de las voces femeninas de su país más importantes de todos los tiempos, actuó en el Conrad de Punta del Este con banda completa y con el disco Recanto (Universal, 2011) como centro de su repertorio.
Pero con el show que dará el próximo 18 de septiembre en el Auditorio Nacional del Sodre (su vuelta a Montevideo tras cuatro años), no habrá prácticamente ningún punto de comparación. Es que una de las motivaciones de esta elogiada intérprete, cuya carrera comenzó a la par junto a la de Caetano Veloso (debutaron juntos con el disco Domingo, lanzado por Philips en 1967), es cambiar de rumbo, tanto en el escenario como dentro de un estudio.
Lo demostró con Recanto, que apenas salió hizo rechinar los dientes de los críticos norteños, quienes no entendieron la nueva propuesta de Costa. Sin embargo, a medida que el tiempo pasó y las canciones fluyeron, se transformó en uno más de los álbumes bisagra en una carrera prolífica que comprende hoy 34 discos entre grabaciones de estudio y en vivo.
Con Estratosférica (Sony, 2015), Costa redobló la apuesta transgresora, y esta vez la buena acogida fue inmediata. Mezcló géneros, se atrevió a incursionar en terrenos musicales hasta ahora desconocidos, e incluyó canciones de Milton Nascimento, Marisa Monte y Mallu Magalhaes, entre otros compositores.
Esas y otras tantas canciones serán parte del espectáculo que dará en el Sodre, que procurará repasar sus cinco décadas de trayectoria y que son la excusa para su diálogo con El País.
No habla nada de español y su portugués es cerrado, por eso la entrevista debe hacerse vía mail. Gal Costa responde de inmediato, y de sus respuestas escritas se desprende una simpatía que es casi propia del Brasil.
—El show "Espelho dagua" que realizará en Uruguay pretende repasar las cinco décadas de su carrera. ¿Eso es posible?
—De forma precisa, escogiendo a dedo cada canción, ¡es posible, sí! Marcos Preto, que oficia como director del show, y yo, escogimos juntos las canciones que conforman este repertorio. Él trajo las listas de todos mis discos y fuimos señalando los temas que creíamos que debían entrar, conversando sobre lo que queríamos con esta presentación, hasta llegar al resultado. La idea es revisitar grandes canciones y grandes momentos de mi carrera.
—Usted ha dicho que Recanto era "un conjunto de Gals reunidas en un palco". Mirando todavía más hacia atrás, ¿cuál de todas esas Gals le gusta más?
—Me gustan todas. Cada una tiene una importancia para mi carrera y contribuyó a formar a la que soy hoy. Yo soy todas las Gals juntas: la transgresora, la que disfruta de los saltos y las rupturas, la clásica, la moderna...
—Cuando salió su anterior disco, Recanto, se percibió un quiebre, una adaptación a los nuevos tiempos. Estratosférica deja esa misma sensación. ¿Le gusta correr riesgos cuando graba?
—La idea de Estratosférica fue más o menos seguir haciendo el camino que comenzó Recanto. No quería hacer un "Recanto 2", sino que quería mostrar un momento de renovación, de un salto en mi carrera, de una nueva ruptura. Y también quería cantar un repertorio nuevo. A mí me gusta atreverme, cambiar, crear nuevos caminos y dar un salto con cada lanzamiento. Entonces quería un disco jovial, con un lenguaje musical que causara extrañeza.
—En Estratosférica aparece una canción de Marisa Monte. ¿Qué mujeres de la música brasileña le interesan?
—Muchas. Marisa Monte por primera vez me mandó una canción suya y me quedé muy feliz. La propia Mallu, de quien también hago una canción en este disco. La admiro demasiado.
—Este nuevo espectáculo tiene como protagonista absoluta a su voz. ¿Realiza algún cuidado especial para conservarla en buen estado?
—A mí me gusta ejercitarme, cuidar mi cuerpo en general. No sólo para el show, sino por la salud en sí. Nunca estudié canto, soy intuitiva. Y al cantar una canción me relaciono con mis cosas, voy descubriendo mi voz, porque trato de no pensar. Canto hoy en la misma tonalidad que canté siempre; gané algunos graves con el tiempo, pero no perdí agudos.
—¿Qué puede encontrar de especial el público en esta presentación, a diferencia de los shows que realiza con banda?
—Mi interacción con Guilherme Monteiro, el músico que me acompaña, es perfecta. Él ya había tocado conmigo en otras ocasiones, antes de que creáramos este show. Nos llevamos muy bien desde la primera vez que tocó conmigo, cuando sustituyó a uno de los músicos en la gira que hicimos con Recanto. Él tiene gran experiencia, trajo más sofisticación a mis canciones y en este show hace unos juegos que son un colchón perfecto para mí. Cuando estábamos en la gira de Recanto yo solía decir que era un show intenso, que incluso había una entidad que me tomaba. Y cuando hablé con Marcos Preto sobre la nueva presentación, me convenció de que podíamos aprovechar esa "entidad" también para este formato. Y siento que lo conseguimos.
SOBRE SU ÚLTIMO DISCO
Romper los esquemas y seguir dando sorpresas.
Gal Costa volvió a los estudios y en mayo de este año lanzó Estratosférica, un nuevo disco que refleja su talento como intérprete y sus pocos tapujos a la hora de salir de la que se podría pensar es su zona de confort, la de la canción melódica y romántica.
Por ejemplo, arranca con un rock muy potente como "Sem medo nem esperança" y de inmediato baja la velocidad para lucirse con "Jabitacá", mucho más soul. Brasil se hace presente con todo su espíritu musical en "Estratosférica", tema que le da nombre al disco, y así, en tres canciones, Costa ya brinda un generoso panorama respecto a lo que será el resto de las 14 canciones.
Las variantes que la cantante ha ido implementando en las distintas etapas de su carrera le han permitido ganar público y ganar también en vigencia, y en eso su voz, que se mantiene intacta y cada vez más dócil, es capaz de responder bien ante notas graves o agudas. Este álbum confirma que los años sólo han beneficiado a su instrumento natural.
Estratosférica es un disco disfrutable. Tal como lo reconoce Costa, es indiscutible que sigue el lineamiento de su antecesor Recanto, aunque los distintos ritmos fluyen ya de una manera mucho más natural.
"Por baixo" es uno de los temas más sorprendentes del disco, una suerte de samba típica con una interesante fusión electrónica. Con casi 70 años encima, Costa sabe cómo hacer que la gente hable de ella. Estratosférica lo demuestra con claridad.
Detalles de un espejo de agua en el Auditorio.
El show llamado "Espelho dAgua", que dará el próximo 18 de septiembre a las 21.00 en el Auditorio Nacional del Sodre, será el primero que brindará en ese lugar. Y a diferencia de sus últimas actuaciones en Uruguay, no tendrá una banda de músicos en el escenario sino que la única compañía de Gal Costa será la del violinista y guitarrista Guilherme Monteiro.
Esta particular combinación pretende exaltar dos virtudes de las canciones que han hecho famosa a la brasileña: por un lado su carácter más intimista, y por otro el costado más sofisticado. Si bien incluirá algunos temas de sus últimos álbumes, será una presentación que hará especial hincapié en clásicos.
Seguramente no faltarán "Garota de Ipanema", "Um día de domingo" o "Chuva de prata". Las entradas para "Espelho dAgua" cuestan entre 1.200 y 2.900 pesos y están a la venta en boleterías del Auditorio o en Abitab, Redpagos, Tickantel y en locales comerciales de Antel.
La cantante brasileña actuará por primera vez en el Auditorio del Sodre BELÉN FOURMENT