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Gillespi: la historia de su ingreso a Sumo, una anécdota insólita con Charly García y su trabajo con Dolina

Este viernes, el trompetista argentino volverá a Montevideo para ser parte de la función agotada que "La venganza será terrible" ofrecerá a las 21.00 en el Auditorio Nacional del Sodre.

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Gillespi.
Foto: Difusión.

Existen distintas formas de acercarse a la obra del argentino Marcelo “Gillespi” Rodríguez. Uno puede detenerse en su carrera solista, que ya tiene diez discos y trabajos firmados con Divididos y Willy Crook, o en su faceta como escritor de libros como Blow! y Salsipuedes. Otra opción es repasar los grupos con los que trabajó, como Sumo, Sui Generis, Soda Stereo, Los Piojos y Las Pelotas. Y la cuarta es centrarse en su faceta radial, que desde hace años tiene como epicentro a La venganza será terrible, el histórico programa que encabeza junto a Alejandro Dolina y Patricio Barton.

Uno podría imaginar que el artista tiene diferentes maneras de encarar cada disciplina, pero Gillespi —cuyo seudónimo se inspira en el ilustre Dizzy Gillespie— le narra a El País que todo está conectado. Para él parte de la base está en todo lo que rodea a la creación espontánea. “Eso tiene que ver con mi formación musical y de haber tocado muchas veces en el ambiente del jazz”, define. “Es como que estoy entrenado en esa forma de creación que es que las cosas surjan en el momento; no me agarra el vértigo porque sé que a algún lado voy a llegar”, suma.

Eso está presente en sus diálogos libres con los invitados en La hora líquida, el programa de entrevistas que en conduce en Radio Nacional Rock (de Argentina) y se puede escuchar en Spotify; en el disco Experiencia 432, una imperdible jam-session de una hora ininterrumpida de música con Divididos; y en cada una de sus participaciones en La Venganza será terrible. Allí crea personajes, le da rienda suelta a la improvisación en los segmentos humorísticos del ciclo y le da el pie justo a sus compañeros para que saquen el mayor jugo a consignas como “Ventajas de volver con tu ex” o “Cómo hacer un asado”.

Alejandro Dolina y Gillespi en "La venganza será terrible". Foto: Difusión.
Alejandro Dolina y Gillespi en "La venganza será terrible".
Foto: Difusión.

“Uno tiene que pensar que las tres voces superpuestas no funcionan en la radio, entonces es una cuestión de dinámica musical cuándo hablar o no”, explica. “Es como el jazz: los instrumentos no tienen que sonar todo el tiempo. Para eso es importante ver a La venganza como una creación colectiva. Para eso, uno tiene que tener muy bien domesticado su ego porque si tenés algún problema de protagonismo o de narcisismo, se arruina todo”.

Hoy a las 21.00, el público que agotó el Auditorio Nacional del Sodre hace días será testigo de un nuevo encuentro con el programa que entrelaza humor y reflexiones. “Esta va a ser una de las grandes funciones de La Venganza en el año”, dice.

Antes de la función, Gillespi narra la historia de tres grandes encuentros musicales de su carrera.

Su entrada a Sumo

“La primera vez que vi a Sumo, no lo podía creer", asegura. Fue en el Chantecler, un lugar histórico del tango, y el lugar estaba lleno de punks. La gente hacía pogo, escupía al escenario y Luca bajaba a pelearse con la gente. Yo, que era estudiante de psicología y me gustaba el jazz, no entendía nada. Al final del concierto, Luca se fue caminando entre la gente —la misma con la que antes se había peleado—, y enseguida sentí que tenía que hablarle. El asunto fue que empecé a seguirlo pero no me animaba a decirle nada. Luca se dio cuenta y empezó a hacer cosas díscolas y hasta se subió a un colectivo. Estuve a punto de subir yo también, pero fue demasiado. Ese día me cayó la ficha de que yo tenía que tocar con ellos”, relata.

“Pasaron como dos meses y me lo encontré sentado en un bar, así que me acerqué y esta vez me animé a hablarle. Le dije que era trompetista y él me contó que también tocaba y que había aprendido en la escuela secundaria en Escocia. Empezamos a conversar y es ahí donde me invitó a tocar con Sumo, pero me aclaró que antes tenía que hablar con Roberto Pettinato porque seguro se iba a enojar”, cuenta.

“Tuvieron que pasar otros meses hasta que me encontré con Roberto en la Avenida Santa Fe. Venía caminando, y sentí que esa era mi última oportunidad de entrar a Sumo. Así que cuando pasé por al lado le dije el nombre de un trompetista que solo podía conocer él: Olu Dara. Y funcionó. Se detuvo y me empezamos a hablar. Le conté que era trompetista, me pasó su número y me dijo que vaya un día a la casa a tocar. Al final, me invitó a tocar con Sumo. Estuve con ellos casi un año”.

Un show histórico con Soda Stereo

“Yo tenía muy buena relación con Gustavo Cerati, y estuve más o menos cerca en todo lo que fue la vuelta de Soda Stereo”, cuenta en referencia a la gira Me verás volver, de 2007. “Gustavo me invito a Córdoba, que fue el penúltimo concierto de su regreso antes del cierre en el estadio de River. El de Córdoba fue un gran show y cuando terminaron, los tres me encararon para decirme: “Ya tocaste con Sumo pero queremos que toques con Soda”, agrega, entre risas.

“Después me llamaron para ir a la sala de ensayo, y fue algo rápido porque ellos eran muy profesionales. Mientras estaba ensayando alguien me tomó las medidas para hacerme un traje, así que no me tuve que preocupar por la ropa. Justo antes de irme, me dicen: 'Pará, llevate el compact disc con lo que acabás de tocar. ¡Me habían grabado sin que supiera!", suma con un carcajada.

"Fue una noche muy especial”, comenta sobre el concierto registrado en el DVD Gira Me Verás Volver. “De alguna manera tenía la sensación de que esa noche se terminaba Soda Stereo, y ver al River recontrarepleto fue impresionante". En aquella presentación del 21 de diciembre de 2007, Gillespi tocó “Signos” y “Fue".

Un delirio de Charly García

“Fue bastante insólito eso”, cuenta sobre la fugaz reunión de Sui Generis en el año 2000 de la que salieron dos discos: Sinfonías para adolescentes y Sí - Detrás de las paredes. Este último, que mezcla tomas de dos shows del grupo en Buenos Aires con grabaciones en estudio, cuenta con la participación inesperada de Gillespi.

“Era un sábado a la noche y Charly estaba trabajando en el disco en los estudios Panda. Yo tenía un show con mi grupo en Niceto, y en un momento empezó a aparecer gente cercana que me decía: ‘Te está buscando Charly García’. Cuando termina mi concierto, me fui para el estudio. Ya era de madrugada, y cuando entré me encontré con Gustavo Cerati, que estaba grabando ‘Rasguña las piedras’. A Charly se le había ocurrido invitar al estudio a gente random para el disco”.

Sobre su trabajo en temas como “Necesito”, dice: “Resulta que Charly tenía un arreglo en la cabeza para vientos, y yo llevaba la trompeta y el flugelhorn, así que me tocó grabar y Charly me decía las notas por el talkback; así fuimos armando un Frankenstein de vientos. Llegó un momento en que nos quedamos sin canales, y el técnico le dijo que si quería seguir iba a tener que borrar la batería. '¡Borrala!', le dijo Charly (se ríe). Fue un caos porque todo estaba construido en base a la batería. ¡Me fui el domingo a la una de la tarde! Las mezclas son tan extrañas que no se sabe ni dónde están mis cosas”.

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