ENTREVISTA
Deniz, una de las voces más interesantes de su generación en la música uruguaya, presentará mañana en el Teatro Solís su disco "Mientras tanto"
En noviembre, Gonzalo Deniz sorprendió al anunciar el final del ciclo Franny Glass, el nombre ficcional con el que bautizó y sostuvo durante 15 años a su proyecto solista. La nueva etapa la inició con Mientras tanto, en Montevideo, un álbum en el que regrabó canciones conocidas y estrenó otras, como una muestra de su quehacer artístico.
Ese trabajo y lo que se viene es lo que Deniz, una de las voces más interesantes de su generación en la música uruguaya, presentará mañana a las 20.30 en el Teatro Solís. Quedan entradas en Tickantel -con precios de 350 a 1000 pesos-, y a propósito de este momento, esta entrevista.
—¿Cuánto se pierde y cuánto se gana con una decisión como esta, de cerrar el proyecto Franny Glass y empezar un ciclo musical como Gonzalo Deniz?
—Bueno, esa pregunta me la hice yo durante varios años, porque siempre manejé esta posibilidad entre disco y disco. Como que en un momento me lamentaba de haberle puesto un nombre de ficción a mi proyecto solista, y siempre elegía algo más pragmático de: esto se está estableciendo, sobre todo por haber viajado tempranamente a tocar fuera de Uruguay. Se estaba haciendo un trabajo que si yo, por capricho, decidía dejar de tocar como Franny Glass, se perdía. Pero en 2021 decidí que si en algún momento lo iba a hacer, era en ese. Empecé a componer un repertorio que respondía a otros parámetros, que no es el de Mientras tanto, en Montevideo, y me pareció que era una oportunidad para dar ese paso. Si no lo hago ahora, ¿cuándo va a ser? Le di más bola a ese impulso romántico, y sigo sintiendo que estuve bien. Eso no quiere decir que no me fastidie, a veces, la situación. Es muy reciente.
—Pasaron meses...
—Sí. Incluso este disco que saqué, en setiembre no estaba en mi cabeza. Cuando se reactivó la actividad cultural, la banda estaba tocando increíble y todo lo que pensé en el primer semestre empezó a tambalearse. Entonces me manejaba entre el: o sigo en Franny Glass e introduzco este repertorio, o es Gonzalo Deniz y ya tengo que cambiar todo. Y al final encontré una manera de comunicarlo más cerca a lo que yo sentía. Que es: sigo siendo yo; elijo tocar con mi nombre, pero hay un montón de cosas que traigo conmigo. El disco es esa transición.
—Hablás de un cambio de parámetro; sin embargo, sos un artista que disco a disco ha propuesto cosas diferentes. ¿Qué particularidad tiene este cambio que se viene?
—Es un poquito más radical, un poco más experimental, y puede llegar a ser menos accesible. También me parecía que he respondido a distintas inquietudes y cada tres años cambio, y quería hacer como una bienvenida menos drástica a esta nueva etapa. Y es interesante porque nunca había mirado hacia atrás. En ocasiones en que me habían propuesto reeditar o recopilar, como que mi energía se había enfocado más en lo nuevo. Y en este caso me pareció un momento propicio para decir: ¿quién mierda es Gonzalo Deniz? Entonces hice una selección de lo hecho y lo reciente.
—En algún momento hablaste de Mientras tanto, en Montevideo como una vuelta a los lugares del pasado. ¿Cómo fue esa visita por todo lo hecho?
—(Piensa) Hay algo de volver a ese lugar transitado, pero desde otro lugar, siendo otra persona. Y si bien siempre fui bastante reticente a regrabar cosas, porque la experiencia de El Astillero fue una excepción a eso, como que valoré mucho el trabajo de reversión e interpretación. Eso al nivel de mi rol de músico, digamos. Después, a nivel emocional, fue bastante extraño. Para mí todo este proceso tuvo una cosa onírica, de juntar en un mismo lugar cosas de distintos espacios y tiempos. En el disco pasa un poco eso, que en una canción canta Xoel López con Diego Presa...
—Como si fueran los multiversos de Gonzalo Deniz.
—Exacto, fue como crear un espacio imaginario donde convivían cosas con las que he interactuado a lo largo de 15 años, pero que terminaban reconfigurándose en algo que yo sentía novedoso. Lo que no quería era que fuera algo que estuviese cargado de una especie de nostalgia. Sí puede haber melancolía en algunas canciones, pero nunca dándole preponderancia al pasado. Entonces hay algo de recorrer más que de volver a instalarme en determinado lugar. Al mismo tiempo siento que a nivel de letra y música, lo que propongo nuevo en este disco se diferencia. No sé, fue un proceso corto e intenso que todavía estoy procesando.
—¿Qué características va a tener el show en vivo en el Solís? El cambio, ¿cómo lo vas a mostrar en escena?
—Cuando tocamos en Magnolio en mayo, recién terminábamos de grabar el disco y la idea era reflejar el disco tal como era. En esa instancia me di cuenta de que ya me podía desprender de lo que habíamos grabado, porque las canciones en vivo pedían otra cosa. Para este Solís me propuse que si las canciones pedían otra cosa que no necesariamente sea la que está en el disco, respetar esa necesidad. Creo que va a estar más instalado eso, ya despegándose.
—¿Cómo definís a este Gonzalo Deniz que se empieza a mostrar?
—(Piensa) Es extraño porque hay cierto movimiento contradictorio en la decisión de presentarme con mi nombre, con el nombre que me dieron mis padres, pero como cosa individual, de la persona. Porque Franny Glass no era necesariamente yo. Y yo no quiero tocar más solo, quiero tocar acompañado siempre. Siento que este disco es para conectar con la persona con la que compartís, con una cosa sagrada que tiene la música y que ni siquiera puede captar la grabación. La canción no es la grabación: es las veces que la tocás, las personas con las que la compartís. La grabación es el intento vano de registrar eso. Este disco está atrás de la cosa colectiva, de ronda; había escrito que era un disco solista rodeado de gente, y hay algo de eso. No sé si eso es una definición o qué...
—Pero al final siempre hay algo de contradicción en lo que te rodea. Franny Glass era un proyecto solista con nombre de banda, y ahora que pasás a atender con tu propio nombre, decís que no querés tocar más solo, y así.
—Sí, es como que no me puedo quedar quieto. Y hay algo de este disco que es que yo todavía no lo entiendo del todo. Cuando te contesto, estoy más indagando. Y si hay una constante en lo que he hecho es que ha sido bastante inconstante la trayectoria. Constante, sí, pero en zig zag.