Gustavo Casenave, el uruguayo que ganó tres Grammy, es embajador cultural y vuelve con un concierto especial

El pianista uruguayo vive en Nueva York hace 30 años y volvió para presentar un concierto de piano en el Teatro Solís y otro en el Teatro Escayola. Además fue nombrado Embajador Marca País. Sobre eso, va esta charla.

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Gustavo Casenave.
Foto: Darwin Borrelli.

Gustavo Casenave ganó tres premios Grammy, fue nombrado uno de los 10 mejores compositores salidos de la Universidad de Berklee entre 1966 y 1996, y el New York Times lo definió como un virtuoso. Grabó con figuras del jazz como John Patitucci y Christian McBride, fue nombrado “Artista Steinway” —un prestigioso reconocimiento que comparte con compositores legendarios como Gershwin, Mahler, Liszt y Prokofiev— y fue finalista del American Prize. Sin embargo, cuando el uruguayo se prepara para salir al escenario y ofrecer un concierto de piano solo, se obliga a despojarse de todo reconocimiento.

“Tengo una cábala”, revela el músico que vive en Estados Unidos hace 30 años pero que vuelve cada año para actuar en Montevideo, su ciudad natal. “Me miro unos segundos en el espejo o en cualquier objeto que refleje mi imagen. Es una forma de eliminar toda la parte egocéntrica de querer salir a mostrar en el escenario. Porque uno puede tocar muchas notas, pero es fácil caer en la Fuerza Oscura, como en Star Wars. Peleo contra eso, y esos segundos frente al espejo me sirven. El objetivo no es mostrar, es conectar a través de la música”.

En los instantes previos a estos conciertos, además, a Casenave se le suele escapar una sonrisa incrédula cuando lo llaman para salir a escena. “Es que no tengo ni idea de qué voy hacer en el piano”, cuenta, entre risas. “Pero lo hago a propósito. Es una forma de ponerme a prueba”. Puede parecer abrumador para cualquiera que piense en enfrentarse al público sin un plan de viaje o un guion, pero para el uruguayo esta es su propuesta más inspiradora: lo vive como la libertad creativa en su máxima expresión mientras que el público es testigo de la composición en tiempo real. No existe partitura ni intrincado arreglo capaz de transmitir esa sensación de autenticidad y transparencia.

Sin embargo, la improvisación no implica entregarse al azar. Como le comentó a El País en su visita del año pasado, prepara estos conciertos desde que tiene seis años. “La diferencia es que mi única audiencia era el cassette y cada obra duraba 30 minutos, porque era lo que duraba cada lado de la cinta”, contó. Mucho tiempo después, en 1995 y recién llegado a Estados Unidos, empezó a presentar este tipo de conciertos —al estilo del emblemático The Köln Concert, de Keith Jarrett— en el teatro de Berklee, la universidad privada de música más grande del mundo. Luego llegaron las giras por Europa y Estados Unidos, y sus conciertos de piano se convirtieron en una pieza clave de su obra. “Me preparo para el momento en que no tengo nada preparado”, dice y se ríe al notar la contradicción. “Hace meses que estoy trabajando en mis conciertos en Uruguay, pero no practico temas, practico improvisaciones”.

Casenave se refiere a su presentación de este domingo en el Teatro Solís y a la del miércoles en el Escayola de Tacuarembó (para ambos, las entradas se venden en Tickantel y hay 2x1 para socios de Club El País). Como ya está claro, no puede adelantar demasiados detalles del repertorio pero sí puede decir que las piezas que creará en tiempo real suelen seguir una estructura: parte de un motivo que desarrolla y que tiene distintas secciones e intensidades. “Empieza con algo tranqui y sigue con algo agitado que lleva a un final que puede ser glorioso o guerrero. Eso queda librado a lo que suceda en la sala”, cuenta.

Su discografía tiene varios ejemplos de su propuesta. El más reciente se titula The Lisboa Concert y se grabó en vivo durante su presentación en el Palacio do Ajuda. El músico de 53 años había sido invitado por dos universidades portuguesas para dar una masterclass, y la Escola Artistica Conservatorio Nacional le organizó un concierto en el histórico palacio. Cuando llegó al lugar se enteró de que iban a grabar el concierto. “Era un lugar espectacular y una acústica natural tremenda”, cuenta. “Me puse a tocar y toda la estética del siglo XVIII me inspiró a hacer un concierto con estilo de música clásica. Se convirtió en uno de mis discos preferidos de piano solo”.

Y así como la libertad creativa alimentó a The Lisboa Concert, las últimas piezas de su discografía están atravesadas por esa búsqueda sin límites. En Fuelle y Cuerda (2019), que ganó el Grammy Latino en 2020, celebra el tango; en A Mystical Journey (2021) deja relucir su formación clásica y se acompaña de violín, cello y contrabajo; y en Piano Portraits (2023) presenta 10 composiciones de piano con influencias jazzeras.

Y ya que se menciona al género nacido en Nueva Orleans, el uruguayo acaba de lanzar Uruguayan Jazz, un disco en formato de trío en el que reafirma su versatilidad. “Yo soy, más que nada, un jazzista y lo que hago tiene mucha influencia del tango, así que cuando llegó el momento de definir este trabajo no había otra forma posible: es jazz uruguayo”.

Por eso su flamante álbum tiene la bandera uruguaya en la portada. Además, tintes tangueros aparecen en composiciones como “Los que quedan” y “Mi verdad”, mientras que el candombe alimenta a otras como “Ingeniero” y “Nube de fe”. Curiosamente, comenta que los músicos que lo acompañan son argentinos. “Es que ellos tocan conmigo cuando me presento en clubes de jazz en Estados Unidos”, dice sobre el baterista Franco Pinna y el contrabajista Sebastián de Urquiza.

Uruguayan Jazz llega en el momento justo y coincide con el nombramiento de Casenave como Embajador Marca País. El reconocimiento que entrega Uruguay XXI y que también tiene a María Noel Riccetto y Hugo Fattoruso en su lista, reafirma la dedicación de un músico que busca llevar sus raíces a recorrer el mundo. “Muchas gracias al Uruguay, que me dio todo; un país tan chiquitito pero tan grande”, dijo en 2019 cuando recibió el Grammy Latino a mejor álbum instrumental por Balance. A cinco años de aquella noche lo reafirma: “Siempre trato de meter a Uruguay en lo que pueda”.

Ahora que está de regreso en su país para estos dos conciertos de piano solo, Casenave vive días llenos de reencuentros. “Ahora que estoy dando entrevistas en la televisión y en la radio, aprovecho cualquier excusa para pasar con el auto por todos los lugares donde viví y me sorprendo cuando me reencuentro con músicos en la calle”, cuenta. “Es verdad que estuve más tiempo viviendo en Estados Unidos que acá, pero toda mi niñez y adolescencia las pasé acá: soy más uruguayo que yanqui”.

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