Hablan por la Espalda, una banda que es tribu y religión, festeja 25 años de historia

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Hablan por la Espalda. Foto: Carlos López

ENTREVISTA

La banda de los hermanos Solana se presenta este viernes en La Trastienda para celebrar su 25° aniversario, y antes habla de lo que eso significa

La vuelta de Hablan por la Espalda a los escenarios tras la eterna pausa pandémica será por todo lo alto. La banda —de hardcore al principio, de rock y algunas otras cosas ahora— llega esta noche a La Trastienda para dar su show más importante y festejar sus 25 años de historia.

“No te cae la ficha de que es un montón. Un cuarto de siglo suena brutal”, dice a El País el guitarrista Martín Solana (foto, derecha). El Tuka fundó este proyecto junto a su hermano Fermín, cantante y compositor, y lo han sostenido contra toda adversidad con Valentín Guerreros, otro miembro de la primera hora. Hoy la formación la completan Esteban “Chicu” López y Nicolás Demczylo, que en aquellos primeros años coreaba las canciones como uno más del público, y hoy las toca.

“EnHablan siempre pasó que la gente que terminó tocando en su momento estaba del otro lado; eran seguidores y terminaron siendo la banda”, resume Solana, que cuando mira para atrás y repasa el camino hecho vuelve una y otra vez al mismo lugar: al público, los supporters, la gente.

En la previa a este show de La Trastienda, por ejemplo, la banda llenó sus redes sociales de saludos de colegas, amigos y compañeros de ruta que le dan dimensión a un festejo cargado de espíritu colectivo.

“La gente empieza a contarte lo que vivió con Hablan y se te genera una cosa que es... Abundante. Un motivo para festejar, porque seguimos acá”, reflexiona Martín Solana. “Si hay que agradecer estar vivos, es porque la gente estuvo ahí”.

La fiesta de hoy, entonces, incluirá invitados y exmiembros y un amplio merchandising que tiene hasta fanzines a la vieja usanza. Quedan entradas a la venta en Abitab y por estas horas, en las filas de HPLE es todo “emoción, ansiedad y ganas”:

—¿Cómo se explica eso de tribu, de comunidad, que han generado y sostenido con la banda a lo largo de los años?

—Pah... No sé si hay explicación. Sé que le hemos metido mucho a esto, que hemos tenido amigos que nos han apoyado, han estado ahí y han sido parte. Y está esa sensación de hacer parte a la gente. Venimos de un lugar donde armábamos el toque, producíamos todo, cargábamos los equipos, vendíamos los demos, querías un fanzine y hablabas con nosotros... Siempre estuvimos ahí. Arriba o abajo del escenario, siempre somos los mismos. Vamos evangelizando Hablan.

—En términos de evangelización, ¿cuáles son los pilares de la religión Hablan?

—Dejarlo todo, eso seguro. Nunca lo pensé. Pero ser sinceros y estar en una buena. Al principio éramos una tribu que no tomaba, no se drogaba, repartía panfletos y mucha gente se unió por eso. En el camino se fue desvirtuando y la evangelización terminó siendo compartir una borrachera, hablar de fútbol, de Mujica o lo que sea, en cualquier lugar del mundo, y conectar con el que está exactamente en la misma pero en otro rincón. La evangelización es hacer cabeza (se ríe), hacer cabeza sobre cómo vivir la vida. Vivir el hoy, amar y dejarte amar.

—Si pensás en la historia de Hablan y al margen de la música, ¿estos son 25 años de qué?

—Sobre todo, de amistad y hermandad. Y muchas satisfacciones, porque nos ha dado de todo. Para nosotros poder viajar, conocer gente y hacer esto que es lo que nos mueve y nos encanta, no tiene precio. Obvio que ha habido frustraciones, pero con más de la mitad de mi vida volcada a esto, yo le agradezco a Hablan por todo.

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