José Fernández Torres regresa a Montevideo para presentar su último trabajo “Soy flamenco”, octavo disco en su trayectoria, un álbum que él califica de emotivo por dos participaciones especiales: Camarón de la Isla y Paco de Lucía, dos tótems del flamenco y dos puntos de referencia ineludibles para Tomatito.
Con una larga historia como solista pero también un destacado historial de colaboraciones e incursiones en otros estilos, Tomatito habló sobre cómo se hizo su camino en la música y prometió un concierto “alegre, para divertirse”.
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—Soy flamenco es su octavo disco. ¿Cómo fue la grabación?
—Para mí fue muy emotivo. Porque recuperamos una voz de Camarón de la Isla que estaba perdida, que no sabíamos que teníamos, de un disco duro. Y cuando tuvimos eso llamé a Paco de Lucía. Me fui a Mallorca, grabé con él… Su muerte fue tan inesperada. Paco siempre estaba liado con sus cosas, pero nos atendió, como siempre hacía.
—¿Cuándo siente que tiene un disco, un álbum entero, para grabar?
—Tengo épocas. Hay ciertos tiempos en los que ando más inspirado y me salen cosas. Ahí es que aprovecho para grabar, para plasmarlo en un disco.
—¿Cómo es?¿Usted sigue al cantaor o él lo sigue a usted?
—Es un poco de las dos cosas. Depende un poco de qué parte de la canción o la música se trate. A veces lo sigo yo, y otra veces él me sigue a mí. No hay mucho secreto ahí.
—¿Cómo fue su formación musical?
—Mi formación fue en la calle, en el barrio. Ahí los niños tocábamos la guitarra. Luego, cuando fui creciendo eso cambió ¿no? Hoy los tiempos han cambiado tanto. Ahora están los edificios, ya no hay barrios. Ahora está YouTube e Internet (ríe). El cambio es bravo.
—¿Tiene una rutina en cuanto a la guitarra, en el sentido de dedicarle una cantidad de horas determinada por día?
—Depende un poco de dónde esté. Si estoy de gira o si estoy en casa. No cuento las horas pero sí estoy con la guitarra mucho. Perfeccionando cosas, sacando cosas… Estoy mucho tiempo peleándome con ella. Al final nos hacemos amigos, claro.
—Usted ha grabado discos y colaborado con muchos artistas, de estilos muy variados. Hace un par de años grabó con Romeo Santos, que en unos días se presentará en Uruguay. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Fue una experiencia bonita. Fui a Nueva York y me encontré con él. Él es una persona agradable. Fue divertido, pero recién después supe que es un gran artista en la bachata. Un hombre muy correcto en el trato.
—¿Cómo encara esas colaboraciones, donde parece haber una distancia considerable entre su mundo musical y el de su colaborador?
— Yo voy con mi guitarra y voy al encuentro de esas músicas con mucho respeto ¿no? Porque eso no se aprende en un día. No se aprende en un día a tocar jazz. O tango. Ni en un año ni en dos, tampoco. Llevo 40 años tocando flamenco y digo que no sé tocar todavía. ¡Imagínate cuando voy a tocar con otros! (ríe). La música es infinita... Pero lo que hago es tratar de escuchar lo máximo posible antes, conocer ese mundo. Y luego acercarme a ellos con el máximo respeto y honradez. Para mí, como instrumentista, es distinto que para un cantante. Yo soy un enamorado de la guitarra. Y la guitarra tiene un lenguaje universal, creo yo. Una melodía bonita, yo voy a Japón y la hago y suena igual de bonita ahí que en Alemania u otra parte, porque no tiene idioma. Entonces, es menos complicado ser un instrumentista del flamenco, o en general, que un cantante.
—¿De dónde viene su curiosidad por otras músicas?
—Creo que viene de la música de Camarón y Paco de Lucía. Ellos, por hacer incursiones fuera del flamenco, hicieron más grande y popular al flamenco, más de lo que era. Fijándote en otras músicas es que uno puede crecer. En el caso de la guitarra, si hay un acorde bonito que suene bien en el flamenco, pues lo incorporas. Es un poco lo que hizo Paco.
—Tanto Camarón como Paco de Lucía son referentes para usted. ¿Los escucha a menudo o son más bien recuerdos personales de haber estado con ellos?
—No, no, los escucho a menudo. Son referentes del flamenco actual. Hay que escucharlos a los dos. Son ejemplos a seguir. Ellos crearon una escuela, y gracias a ellos es que nosotros estamos aquí. En el caso de Paco, fue quien nos abrió la puerta de los grandes teatros en el mundo.
—Usted tocó durante años con Camarón, y tomó algunas de las enseñanzas de Paco de Lucía para su manera de tocar. ¿Cómo ve su propio aporte al flamenco?
—No sé dónde está mi aporte (ríe). Si le gusta a la gente, pues estoy contento. Me encanta si la gente valora lo que lo que se me ocurre en la guitarra, de la escuela que me ha dejado Paco. Más allá de eso, no sé criticarme, no me doy cuenta.
Perfil
Seis cuerdas con historias
Debutó discográficamente hace casi 30 años, con el disco Rosas del amor, en 1987. A pesar de tanto tiempo grabando, tiene comparativamente pocos títulos discográficos propios. Como dice en la entrevista, Soy flamenco —el álbum que lo trae a Montevideo de nuevo— es su octavo. Pero no parece que sea falta de inspiración o aversión al trabajo lo que explica la relativa magra cosecha de discos. Más bien es lo contrario, porque Tomatito tiene una larga lista de colaboraciones, tanto en en los estudios de grabación como en los escenarios. Solo sus intervenciones como invitado especial en discos de otros (desde Enrique Morente a Luis Salinas, de Kiko Veneno a Raimundo Amador y Romeo Santos) suman más de veinte títulos. A eso hay que sumarle bandas sonoras para películas, piezas compuestas para obras de teatro y una multitud de presentaciones en los más diversos escenarios y contextos musicales. Su guitarra ha sido invitada a festivales de jazz, además de que él se ha presentado acompañado por orquestas sinfónicas, junto a músicos de tango, de pop y muchos otros géneros. En su haber figuran varios premios Grammy Latino, tanto en solitario como por discos junto a otros. Soy flamenco, sin ir más lejos, obtuvo un Grammy Latino en 2013.
TomatitoFABIÁN MURO