J Balvin en el Antel Arena: del perreo con sus fans a la bandera de Uruguay que deslumbró

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J Balvin con chicas del público en su show en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez

RESEÑA

Este miércoles, el colombiano se presentó por segunda vez en Montevideo con un show que estuvo repleto de hits urbanos de la última década.

J Balvin con chicas del público en su show en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez

La lista es imposible: de punta a punta, la selección de más de 20 canciones que hace J Balvin este miércoles en el Antel Arena es un grandes éxitos del siglo XXI, una sucesión de hits que han animado pistas y boliches y cumpleaños y clubes en los últimos ocho o 10 años. No hay, en el repertorio, un solo paso en falso: va a empezar el próximo tema y va a prender al público enseguida, y así con el siguiente, y así hasta el final a puro salto. ¿Entonces qué más se puede precisar?

En su segundo recital en Uruguay —el primero había sido en 2017, en invierno en el Palacio Peñarol— el artista colombiano ofreció una fiesta de reggaetón donde el baile, el color y la alegría fueron predominantes.

A sala casi llena —a pesar de que el evento, producido por AM, estuvo lejos  de ser un arrollador éxito de ventas como lo fue el de Tini en el Estadio—, el referente del género urbano regional demostró que su frase "Dios bendiga al reggaetón, amén" es, cuando de recibir a su música en vivo se trata, una máxima que se cumple como ley. Y si están los beats, la fórmula perfecta y la efectividad comprobada, entonces el partido está medio ganado.

J Balvin, nacido José Álvaro Osorio Balvín hace 37 años en Medellín, Colombia, y consolidado como una figura clave del desarrollo del pop comercial en América Latina en la última década, bien lo sabe. Es un cantante aceptable y un performer de energía medida, que arenga lo justo y baila sin arrasar con la pista, como si su misión única fuera llevar, de acá para allá, las canciones. Es el portador de una banda sonora que invita al disfrute, al goce y a la que, en el Antel Arena, todos se entregaron. Nadie pareció precisar más.

J Balvin en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez
J Balvin en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez

Sobre las 21.30 y luego de un animado set bailable de un DJ también colombiano, Balvin apareció en escena vestido de ropas holgadas y con lo justo. Lo acompañaron solo dos músicos y su ladero DJ Pope, que sirvió de animador y eventualmente de segunda voz; y seis bailarines de personalidad fuerte, vestuarios llamativos y un coprotagónico intermitente. Lo demás fueron pantallas, lienzos sobre los que plasmar el estallido de colores que hace a la reconocible estética J Balvin.

Con eso, las estrellas de la velada fueron unas canciones que han sabido dominar las listas de las plataformas de streaming en los últimos años, que han sido virales y que hasta se hicieron, en el caso de las del disco Colores, un lugar en la flamante lista de los 50 mejores álbumes conceptuales de todos los tiempos de la revista Rolling Stone. La polémica no ha faltado.

"Mi gente", aquella enérgica colaboración con Willy William a la que nadie pudo escaparle en 2017; "¿Qué más pues?", el featuring con María Becerra; "Con altura", un hit con el sello Rosalía; temas como "Blanco" o "Morado", "X", "Safari", "Ay vamos" —uno de sus primeros grandes clásicos—, "Ritmo", "Ginza" o "I Like It" —el cruce bilingüe con Cardi B y Bad Bunny— fueron solo algunas de las que sonaron en el Antel Arena. Es probable que los nombres no le suenen, como también es probable que pueda reconocer cualquiera de esos estribillos apenas escucharlos.

El recital, que cerró con el infeccioso "In Da Getto", tuvo tiempo para un cuerpo de baile local, para que subieran al escenario cinco chicas del público que se dedicaron a perrear (algunas con un entusiasmo que sorprendió al propio Balvin), para seres inflables y cactus gigantes y una enorme bandera uruguaya digna de desfile de carnaval, que se robó las miradas de la audiencia.

J Balvin y la inmensa bandera uruguaya en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez
J Balvin y la inmensa bandera uruguaya en el Antel Arena. Foto: Mateo Vázquez

Fue un poco de todo lo que merece una buena fiesta: hubo sorpresas, cotillón, colores vibrantes, luces, algún momento emocional (acá fue con la buena "La canción"), salto y perreo, regalos (las remeras tiradas a la audiencia) y, sobre todo, canciones infalibles. J Balvin las trajo todas a Montevideo, y las regaló en forma de dos horas de liviandad y alegría.

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