Es una de las noches más agradables del verano y familias enteras no dejan de llegar con sillas, pareos y mates a la Rambla de Atlántida. La cantante y compositora Ana Prada fue la primera en subirse al escenario gigante montado en la manzana 0, y dejó al público del festival Canelones Suena Bien encendido. Jorge Drexler, su primo, ya cantó con ella en ese set, y ahora es inminente el inicio de su propio concierto, uno que se anticipa inolvidable.
Alrededor de las 21:05 se escucha por los parlantes un audio de WhatsApp que dice, entre otras cosas: "Me parece que hay mucha poesía detrás de las cosas científicas; no sé si todo el mundo las ve, primo. ¿A quién se le ocurre que vas a escribir una canción con una palabra como 'Mesoproterozoico'?".
Los que lo habíamos visto en octubre de 2022 en el Antel Arena ya sabemos que a este audio, con la voz de Alejandra Melfo, prima del cantante radicada en Venezuela, le va a seguir "El plan maestro". Y es con esta canción, en la que exalta al amor como el mejor invento de la naturaleza, que abre lo que será un concierto histórico en su carrera.
Antes de empezar "Deseo", mira fijamente al público, lleva las manos al rostro, entre incrédulo y extasiado, saluda y exclama con una sonrisa: "¡Qué locura!". El uruguayo está tocando junto a su banda para un publico de 35.000 personas, algo que nunca hizo en su casa y, dice, quizás tampoco en su vida.
En esta noche paseará por casi todos sus discos y lo deja claro ya en el primer tramo del show, cuando interpreta "Transporte", "Cinturón blanco", "Me haces bien", "Universos paralelos" y "Algoritmo", de diferentes épocas.
El momento en que canta "Tinta y Tiempo" es uno de los postales de este encuentro. Hay, desde ahí, en el aire, una emoción que vuelve una y otra vez a confirmar la mano maestra de Drexler para construir canciones simples, capaces de hacer pensar y emocionar.
Hace "Inoportuna" y el clima sigue distendido hasta que avisa, con humor, que la que sigue es una canción que cantó a capella "en cierta ceremonia de unos premios". "Al otro lado del río" genera otro de los momentos memorables de la velada: la multitud entona con fuerza el estribillo del icónico tema que le rindió el único premio Oscar de un uruguayo.
Una pareja canta abrazada, un grupo de amigas corea juntas cada estrofa, una niña en los hombros de su padre asiste fascinada al juego de luces que se acciona junto a la canción. Hay, esta noche, muchas escenas como estas, que hablan de minutos en que el tiempo se detiene y las canciones son lo único que importa. Momentos como estos que no ocurren siempre, que solo pertenecen a los buenos conciertos.
Al final de "Al otro lado del río" le sigue una lluvia de aplausos. En ese momento un Drexler emocionado lleva la mano al pecho y se permite, por unos segundos más, solo mirar a la multitud. Es como si en esta noche, bajo las estrellas y frente a este mar de gente, se hubiera materializado una especie de reconexión con Uruguay.
"Llegó un punto en la vida en que sentí que tengo que estar en mayor contacto con mis raíces", dijo hace unas semanas a El País. Y hoy, confiesa desde el escenario, volver a Canelones es también volver al principio, a los lugares donde compuso sus primeras canciones hace más de cuatro décadas. Es también ver que acá, en su tierra, a más de 30 años de haberse ido a España, la gente lo celebra y admira.
El último tramo del concierto empieza con "Frontera" y es cuando anuncia a un invitado especial. "Cada vez que vuelvo a Uruguay él ha subido tres escalones interpretativos, compositivos y escénicos", elogia llamando a Facundo Balta al escenario. El joven músico uruguayo ya había teloneado el debut de Drexler en el Antel Arena y esta noche vuelve a compartir el escenario con quien considera uno de sus mentores en la música.
Después, en la secuencia "Guitarra y vos" genera otra ola de brazos al aire y estribillos cantados a todo el volumen. Luego, pone el público a bailar con "Tocarte" y con "Bolivia". La emoción sigue envolviendo todo.
Antes de terminar, antes de publicar en Instagram "Sin palabras. 35.000 gracias" y como si hiciera falta decirlo, Drexler da el cierre a la noche y dice: "No saben lo que significa para mi tocar acá y sentirme querido". Quizás él tampoco sabe lo que ese concierto habrá significado para tanta gente.
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