"No sé cuántos años tenía sin cantar en Uruguay, pero son varios”, es lo primero que dice José Luis “El Puma” Rodríguez cuando se le pregunta sobre su show de esta noche en Enjoy Punta del Este. “Seguro son más de cinco porque no fui cuando estaba enfermo y ya llevo cinco años de mi trasplante”, comenta el cantante que el 17 de diciembre celebró el aniversario de su segunda vida. Así lo festejó en su cuenta de Instagram: “Gracias a todos los que intervinieron en el trasplante de estos pulmones prestados (...) Hoy cumplo cinco años de haber nacido de nuevo, y cada día es una nueva aventura que quiero vivirla al máximo”.
En este tiempo, El Puma —que el próximo sábado cumplirá 80 años— se embarcó en unas cuantas aventuras musicales. Publicó dos discos: Agradecido (2017), un canto de agradecimiento a la vida y Yo regresaré (2021), un bellísimo homenaje a la tradición musical de su Venezuela natal. Volvió a los escenarios, recibió el Grammy Latino a la Excelencia Musical y hasta fue uno de los 100 jurados de Canta conmigo ahora, el ambicioso concurso conducido por Marcelo Tinelli.
“Lo disfruté muchísimo”, dice sobre el reality que en Uruguay se vio por Canal 12. “Es un formato bastante interesante y mucho más dinámico que La Voz o Factor X, porque lo que haces es juzgar y nada más. En La Voz, por ejemplo, tienes que ser coach, enseñar y ser cuidadoso con el participante; aquí es diferente. Y resultaron cantantes muy buenos: el uruguayo que fue para allá (Marcos Cena) fue espectacular. ¡Cómo cantó ese muchacho!”.
Ahora, el intérprete de clásicos como “Agárrense de las manos” y “Dueño de nada”, está listo para reencontrarse con el público uruguayo. Lo hará a las 22.00 en el parking de Enjoy durante una de las paradas de su gira El regreso de un ídolo.
“Los uruguayos me han demostrado un cariño y un respeto excepcional”, agradece. “Si estoy en la memoria colectiva musical de Uruguay es porque ustedes han tenido en cuenta mi repertorio. Tengo una expectativa muy grande por verlos y abrazarlos”.
—“Viajar se ha convertido en una real pesadilla, el único aliciente y alegría que uno puede tener es cuando te encuentras al público, y lo haces divertirse, disfrutar un momento”, escribió semanas atrás en sus redes sociales. ¿Qué representa volver a los escenarios luego de la pandemia?
—Viajar después de la pandemia es muy difícil. Los vuelos están súper irregulares y llenos, y hay que hacer escalas donde antes no se hacían. Es verdad que hay que pasar un poquito por eso, pero nada es contado como sacrificio cuando te encuentras con la gente. Es más, no puedo decir que me voy a sacrificar por la gente porque eso es falso; estoy haciendo lo que más me gusta en la vida.
—Recién mencionó su trasplante y pensé en la letra de “Agradecido”, que dice: “Tanto que perdí, / Por volar en mis alturas, / Tanto que cubrí, Escondido en mi armadura, / Falto de aire, se me hizo tarde, / Y jamás lo vi”. ¿Qué aprendizaje le ha brindado esta nueva vida?
—Cada línea de “Agradecido” es parte de mi vida, porque con Erika (Ender, compositora) trabajamos para recopilar, en poco más de tres minutos, todo lo que me aconteció en mi vida, que fue sumamente difícil. Y sí, de tanto viajar y de tantas luces que te encandilan, uno realmente se va quedando a oscuras. Vive para los demás y no para uno, aunque vivir para los demás, que es lo mío, es vivir para mí también.
—¿Recuerda el punto de partida de esa canción tan significativa en su discografía?
—Sí, claro. Lo que pasa es que uno pierde mucho tiempo en la vida... demasiado. Se llena de vanidad y de orgullo, y de una manera estúpida se aleja de la gente cercana. Lo que quería transmitir con “Agradecido” es que lo que realmente cuenta es Dios, la salud y el tiempo, que es lo más valioso para los seres humanos. Cuando vas a hacer un show a un país como Uruguay, tienes 10 horas de viaje de ida y otras 10 de vuelta, pero reitero que no cuenta como sacrificio porque cuando estás en el escenario y ves que la gente quiere divertirse, todo vale la pena. Mis shows pasan por todas partes del cuerpo:hay canciones sensuales, espirituales y de enamoramiento. Uno va llevando al público por diferentes estados hasta que llega al clímax espiritual. Estoy realmente agradecido de que Dios me haya regalado más tiempo para cantar.
—Sobre ese mensaje se construye “Agradecido”:“Del presente soy eterno residente, / Sigo siendo el mismo, pero vivo diferente”. ¿Cuál ha sido el rol de la música como motivación en este tiempo?
—Ha sido total. El que nace chicharra muere cantando, dice el dicho (se ríe). Si tú naciste para cantar no puedes hacer otra cosa; es tu vocación y tu manera de desahogar tu espíritu. Y si encuentras tu vocación a tiempo, vas a desarrollar más rápido el espíritu. La vocación es lo primordial que el ser humano debe encontrar en la vida.
—¿Recuerda el momento en que descubrió que el canto era lo suyo?
—Por supuesto. Lo encontré desde niño, gracias a las películas argentinas y mexicanas que veíamos por televisión. Hugo Del Carril, Carlos Gardel, Pedro Infante y Jorge Negrete nos marcaron a todos. Después vino Elvis y todo el rollo americano, que arrasó con el cine latino, pero ahí crecimos y nos nutrimos.
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—Habló de lo que se vive en sus shows, ¿ha analizado por qué el público se conecta tanto con su obra?
—Por los temas. Tuve la bendición de tener buenos compositores, como Manuel Alejandro, Pablo Herrero y José Luis Armenteros. Lo más importante de un artista es su repertorio y no es fácil conseguir 20 éxitos en tu carrera; son esas canciones que el público quiere escuchar y que si no las cantas es como si no hubieses hecho el show. Afortunadamente, a través de los años generé un cúmulo de canciones importantes en mi vida y que se metió en el inconsciente musical del público. Mucha gente me comenta lo que significó una canción mía para ellos en determinado momento de sus vidas y eso me satisface mucho.
—¿Qué canciones de su repertorio representan mejor su vida?
—“Dueño de nada”, por supuesto, es una canción con la que me identifico mucho. “Agradecido”, “Si a veces hablo de ti” y “Culpable soy yo” también; son canciones de mi repertorio que están ahí, muy dentro de mi alma, y me acompañan siempre.