ENTREVISTA

"Tenemos varias opciones de temas para hablar porque, la verdad, estos últimos tres años han sido muy intensos a pesar de que el período de aislamiento fue prolongado”, comenta Juanse apenas atiende la llamada de El País. Y cuando empieza a enumerar todo lo que hizo en el último tiempo, queda claro que el guitarrista argentino está atravesando uno de los períodos más prolíficos de su vida.

Publicó 222 Biograma, un magnífico álbum de rock stone —que además fue producido por Andrew Loog Oldham, el primer mánager de los Rolling Stones— que compuso en el estudio. Revisitó su pasado al frente de los Ratones Paranoicos con el documental de Netflix Rocanrol Cowboys; protagonizó otro, esta vez dedicado a su vida, sus adicciones y su acercamiento a Dios llamado Juansebastián. Además, desempolvó las joyas Juanito y el Carposaurio—un disco de improvisaciones que grabó en los noventa junto a Pappo— y Materia prima, un EP que reúne las primeras cinco grabaciones de Ratones Paranoicos.

Y, por si fuese poco, conquistó al público del prime time televisivo gracias a su participación en la temporada anterior de Masterchef Celebrity Argentina. “Eso fue una extra ball, ¿me entendés?”, dice con una breve risa que se acompaña de ese tono despreocupado y casi burlón que Keith Richards suele ostentar cada vez que narra una anécdota.

La excusa de este diálogo con el autor de clásicos como “Rock del gato”, “Sigue girando”, “Para siempre” y “Rock del pedazo” es el show que va a ofrecer esta noche en la rambla del Yatch como cabeza de la grilla del St. Patrick’s Festival que organiza el bar Gallagher’s. Además del argentino, se podrá escuchar al grupo de cumbia The La Planta, a varios DJs y hasta a una banda de música escocesa. Entradas en RedTickets.

“El lugar es bueno, —el artista y te lo digo con la mayor humildad posible— también y el horario... es el mejor (se ríe). Yo creo que va a estar buenísimo”, promete el músico que el 3 de junio celebrará sus 60 años con un show en el Luna Park.

“Tengo claro que siempre hay que hacer una memoria y un balance sobre lo que vamos haciendo y cómo vamos progresando. Entonces, es ahí donde pongo en la balanza todo lo que pasó. Lo primero que agradezco es que tuve un muy buen respaldo de mi compañía, Sony Music, porque mi disco (222 Biograma) tuvo una muy buena difusión. Todavía soy, y aunque parezca mentira, un artista que vende CD”, reflexiona Juanse. “Eso me deja perplejo porque hay compañías que ya ni te lo fabrican, y eso, al retornar a la actividad musical a pleno se transforma en público, que es para lo que nosotros estamos”.

—Imagino que tu participación en Masterchef Argentina también se tradujo en una camada de público de nuevas generaciones. ¿Lo has notado?

—Es verdad, sí. Y es increíble porque en nuestros últimos dos Gran Rex en Buenos Aires vi a una enorme cantidad de chicos en la platea... pero muy chicos. Yo creo que lo que pasó fue esto: el padre estaba con el nene viendo el programa -que llegó a tener 36 puntos de rating-, y seguro el nene le debe haber preguntado quién era yo, ¿me entendés? Alguno debe haber respondido y otros no tenían ni idea (se ríe); pero los que sí sabían capaz agarraron el CD mío que tenían guardado y así me habrán escuchado. En algunos casos les gustó y en otros no, pero con que le haya gustado al 20% de los que vieron Masterchef, incuestionablemente, funciona (se ríe).

—¿Qué tuviste en cuenta para decidirte a participar del programa?

—Tres veces dije que no al programa (se ríe). Pero, finalmente, cuando vimos que se venía algo groso con esta pandemia, acepté. Lo que pasa es que en este tiempo hubo muchas cancelaciones y los artistas no tuvimos ningún tipo de asistencia; o sea, estuvieron dos años haciendo de cuenta que no existíamos. No tenía otras opciones, ¿entendés? Es como Ucrania, que antes tenía un montón de amigos y ahora que está la guerra no aparece ninguno. Entonces, era una gran oportunidad para tener un recurso racional.

—Con 222 Biograma terminaste de confirmar tu camino como solista. Compusiste las letras a medida que grababas, ¿cómo fue el proceso?

—Y... Todo se fue dando, realmente, con una dinámica a la que todavía no le encuentro explicación (se ríe). Obviamente, se lo adjudico a Dios todo porque realmente no sé lo que pasó en el estudio. Yo venía de grabar Stéreoma, que marcó un antes y un después en mi etapa solista, porque si bien vengo grabando mis discos desde hace tiempo, en realidad todos habían sido lanzados en los espacios que me permitía el desarrollo de Ratones. Hasta ese momento era solista a lo Keith Richards cuando vino de gira...

—O sea, era como tocar con los X-Pensive Winos...

—(Se ríe) Bueno, los míos no son tan caros, pero finalmente son Winos. Lo que pasó ahora cuando quedé solista no solamente es el éxito -al que le digo así informalmente, porque para mí no existe-, sino el hallazgo del disco con Pappo, la película sobre mi vida y las primeras grabaciones de Ratones. Eso le dio un contenido diferente a todo.

—¿Escuchar esas primeras grabaciones de Ratones te permitió pensar en todo lo que lograste en estos años?

—Sí, que sé yo. No me gusta mirar atrás. Creo que lo que pasó estuvo buenísimo y que lo que se viene va a ser mucho mejor. Lo que viví fue alucinante, pero ya pasó. Hay que estar acá, en el presente, preparándose para lo próximo.