La última vez que Karibe con K cantó en el Teatro de Verano, aún se hablaba de la “nueva normalidad”. Era diciembre de 2020, el aforo estaba reducido y el público debía permanecer sentado durante todo el show. Pero, con clásicos tropicales como “Polvo de estrellas”, “Amores como el nuestro” y “Un terremoto de amor”, la tarea se volvió difícil. Algunas parejas no aguantaron y se levantaron a bailar en medio del concierto, aunque la rebeldía duró poco: Miguel Ángel Cufós, Yesty Prieto y Gerardo Nieto les pidieron que, dadas las circunstancias, respetaran las reglas para mantener el clima de la fiesta. Hoy, eso parece de otra vida.
En estos años, el grupo que marcó una época de la música tropical uruguaya llenó el Antel Arena, cantó para miles de personas en el festival de los 300 años de Montevideo, actuó en Buenos Aires e incluso vivió una fugaz y mediática separación. Pero les faltaba una pieza en esta historia: volver al Teatro de Verano. En 2021, Karibe con K iba a actuar en ese escenario junto a Sonora Borinquen, pero el show se canceló, así que esta actuación del 1° de diciembre tiene el sabor de una doble revancha. Y llega en el mejor momento, porque no solo ya no hay protocolos que limiten el baile, sino que ahora que terminó la reforma del lugar, se habilitó más aforo. Así que todo se presenta para la fiesta que merece su legado.
Una tarde de mediados de octubre —mucho antes de la polémica que despertó la entrevista de Nieto en Historias propias—, los tres cantantes se encontraron con El País para repasar una parte de esta historia que inició hace 35 años con Los agentes del sabor. A continuación, un resumen del diálogo.
—Cuando pienso en la historia de Karibe con K, lo primero que me llama la atención es que ustedes trajeron a Uruguay un fenómeno que recién se estaba gestando en Centroamérica: la salsa romántica. Su primer disco tiene versiones de temas recientes de artistas como Tito Nieves y Eddie Santiago...
Cufós: O “Amores como el nuestro”, de Jerry Santiago. Tuvimos la visión o la suerte de que la salsa romántica explotara en Puerto Rico y Estados Unidos, y eso funcionó muchísimo. No sé si se alinearon los astros para que todo se diera con Karibe con K, pero es medio inexplicable lo que nos pasó. No éramos conscientes en ese momento porque fue todo demasiado rápido. Obvio que lo disfrutábamos, pero teníamos 25 años y era todo muy vertiginoso: las giras, los ensayos, los ómnibus... Sacábamos hasta cuatro discos por año.
Prieto: Y para nosotros, con todo respeto, era como ser un albañil o un conductor de ómnibus porque con el tiempo se vuelve una rutina. Aparte, siempre digo lo mismo: no nos regalaron nada. Ensayábamos de martes a jueves, y de viernes a domingo salíamos a cantar.
—En Los agentes del sabor, su primer disco, grabaron una versión de “Mujer de la vida”, de Raphael, que fue un hit. ¿Cómo surgió?
Prieto: Fue un tema que encontramos de un grupo argentino que la había hecho cumbia, y la grabamos. Fue un puntapié en la historia de Karibe. Y con toda humildad, la orquesta es como un cuadro de fútbol, y si Miguel o Gerardo hacían un gol, entonces ganábamos todos. En el segundo disco, Sobredosis, Gerardo la clavó en el ángulo y la cosa se fue acrecentando. Y todavía Miguel, que elegía mal los temas (Se ríe). ¡Eran un golazo!
Cufós: El primero que grabé fue “Telepatía”, de Roberto Carlos, que me dio Eduardo Ribero (el fundador y director artístico de Karibe con K). Después, generalmente los temas los elegía yo. Cada vez que escuchaba una canción me ponía en el lugar de lo que le podría gustar a la gente, entonces tuve un porcentaje alto de canciones a las que le fue bien...
Yesty: ¡No le erraba una! (Se ríe)
Cufós: Qué se yo, tuve suerte. Queda feo que lo diga, pero en el 94 Sondor me entregó una plaqueta por haber sido el primer artista en haber cantado 40 temas que fueron Disco de Oro, entre ellas “Un terremoto de amor” y “Amores como el nuestro”.
—Gerardo, tu entrada a Karibe fue un poco accidentada: para tu primer ensayo con la orquesta te estudiaste las canciones de un casete que te había dado Eduardo Ribero, pero cuando llegaste al lugar te pidieron una que no estaba grabada. ¿Cómo fue?
Nieto: Fue gracioso...
Prieto: ¡Y malinterpretado!
Nieto: Lo que pasó fue que Ribero me dio un casete con temas de Sonora Caribe para que me los aprendiera, y yo lo escuché 10 millones de veces porque quería ser bien profesional. Cuando llegué al estudio vi que todos jodían entre ellos y tomaban mate porque se conocían, y yo no quería hablar con nadie porque no tenía confianza...
Prieto: (Interrumpe) En realidad fue en el fondo de mi casa. Estábamos con Oscar Gómez, que era el director musical, y nos conocíamos porque yo venía de cantar con Sonora Caribe, que había pasado desapercibida, y fue ahí que Ribero nos había dicho al (bajista) “Pato” Molina, a Gómez y a mí de armar Karibe con K. Continuá, Gerardo...
Nieto: Eso, y cuando llegó el momento de probar, se juntaron Oscar Gómez y Yesty y me dicen: “Vamos a hacer ‘Tu beso tiene otro sabor’...
Prieto: ¡Bien de sorongo yo! (Se ríe)
Nieto: Y yo no tenía idea porque no estaba en el casete. Me fui con el grabador y los auriculares a un rincón y fui sacando de a pedacitos la letra; escribía, ponía pausa y rebobinaba. A los 20 minutos, viene Yesty y me dice: “Ta, ya está”. ¡Me estaban matando! (Se ríe) Pero ta, la canté y disfracé la melodía; la condición era no irme de tono. Yo veía que ellos se miraban, se reían y después quedaban serios. No sabía si se estaban burlando de mí...
Prieto: Años después estábamos haciendo una nota, y Gerardo dijo que nos reíamos de él... ¡No entendió nada! Ese día, el Oscar le decía: “Hacé la segunda”. “A ver la tercera”. Y el loco la clavaba en el ángulo... Bo, ¡nos reíamos porque eras una bestia!
—Se suele decir que los discos son fotografías de un momento de la vida del artista. En ese sentido, ¿en qué piensan cuando recuerdan a álbumes como Amos del futuro o Generación 2001?
Nieto: En nuestro pasado, nuestra inmadurez de aquellos tiempos, en cómo fuimos madurando y cómo cambiamos físicamente... Te pasa todo eso por la cabeza. También revivo las pequeñas cosas, como de los bailes donde nos sacamos las fotos para las tapas. Karibe con K es una escuela de vida y una forma de vivir. No te olvides de que además de ser artistas, también somos personas que tienen familia e hijos, y vivimos romances y separaciones; todo eso convive con el cantante y Karibe con K tiene 35 años. Nos acompañó en todo este proceso de vida, incluso en derrapar en algún momento, pararnos y volvernos más fuertes para volver a empezar.
—¿Y qué se mantiene intacto desde aquel primer álbum?
Nieto: Las ganas. También el nervio de subir a cada escenario como si fuera una prueba: el examen te lo toma la gente todos los días y yo siempre quiero sacar la mejor nota. Y a la gente le debemos todo...
Prieto: En mi caso, que soy el mayor, quiero agradecer que la gente todavía nos quiera y nos respete. A mí no me gustaba escucharme ni mirarme, pero hace unos años estoy más sensible y a veces miro algunas cosas en vivo nuestras y... (se interrumpe) ¡Bua! Se me cae un lagrimón.
—Es que cumpliste un sueño...
Prieto: Exacto (Se le quiebra la voz).
—¿Qué es lo que más te sorprende de todo este camino?
Prieto: Estar vigente y que la gente te reconozca en la calle y todo eso. Es eso: estar con ellos, que nos conocemos hace 35 años (Se interrumpe y se acerca al micrófono). Perdón gente, estoy llorando.
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