La banda que entretuvo los domingos de una generación de uruguayos viene a visitarlos por primera vez

El anuncio de la actuación de The Cure, en noviembre en el Antel Arena, es parte de una larga historia con Uruguay que comienzó en una radio a mediados de la década de 1980

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Robert Smith
Robert Smith, líder de The Cure
Rick Kern/WireImage

Echenle la culpa al Vasco Auscarriaga por esa conmoción de un montón de veteranos, por la confirmaciónoficial de la llegada The Cure a Uruguay. Va a ser en el Antel Arena como número principal de Primavera 0, el festival anual que vuelve a convocar a un número fuerte.

The Cure se presentará el lunes 27 de noviembre y las entradas se podrán comprar a partir de mañana, en preventa exclusiva para clientes del banco BBVA, que tendrán 48 horas para usufructuar el beneficio. La venta general comienza el miércoles.

Volviendo a la historia del comienzo. Auscarriaga es el histórico operador de Emisora de Palacio, una radio que estaba en el 93.9 de la frecuencia modulada, donde ahora está Océano.

Dice la leyenda que trabajaba en el turno tarde que, por esa primera mitad de los 80, tenía los fines de semana ocupados por Concierto al sol, un programa ómnibus y el único en pasar la música interesante que se estaba haciendo por entonces. Era, para muchos, lo que había que escuchar.

Los conductores -entre los que estaba Alfonso Carbone- a veces dejaban espacios sin programar que el operador llenaba con el disco más a mano que tenía: el Concert The Cure Live. Así en aquellas largas tardes invernales, miles de adolescentes estuvimos expuestos a los rayos gama de la música de Robert Smith, fundador, líder, compositor y figura de la banda.

Como para no estar contentos ahora que viene.

Surgido en la segunda generación del punk británico a comienzos de la década de 1980 y cultor de una estética oscura, Smith fue, desde siempre, uno de los grandes compositores pop de su generación.

El repertorio de la gira que lo trae a Uruguay lo demuestra porque incluye 30 canciones divividas en un set y dos bises largos, lo que le permite incluir todas las que sabemos todos. Tienden a terminar el show, que se titula Lost World, con una seguidilla contundente: “The Walk”; “Friday I’m In Love”; “Close to Me”; “Why Can’t I Be You”; “In Between Days”; “Just Like Heaven”, con un final que será a coro popular y generacional con “Boys Don’t Cry”.

El setlist revela además, el amplio espectro sonoro de la banda, que ha transitado sin solución de continuidad, por géneros tan diversos como el soul o cierta música bailable aunque siempre desde un densidad juguetona. Su base es un punk tristón y denso al que ejecutan como nadie.

Así, el aire lúdico que pueden llegar a tener sus canciones, parece contradecirse con la presencia espectral de Smith que con su maquillaje exagerado y sus pelos de vampiro recién levantado, aporta una imagen que estará lejos de la lozanía de los primeros años, pero mantiene la personalidad original.

Tanta acumulaciónde hits y un líder así de enigmático y así de genial, los ha mantenido vigentes y como una de las bandas más relevantes surgidas en la Gran Bretaña de su tiempo.

Es hoy uno de los números fuertes girando en el circuito de los conciertos de rock. Ahora están en el ala norteamericana del Lost World Tour que, por ejemplo, incluyó tres fechas agotadas en el Madison Square Garden neoyorquino.

Están en esa categoría y, desde hace tiempo, se han vuelto una banda con tanta obra como para sostener tal clase de convocatoria. Aunque sus últimos éxitos globales tienen 30 años, siguen siendo una fuerza arrolladora incluso en generaciones más recientes.

La formación actual incluye, además, de Smith, un solo miembro original, el bajista Simon Gallup, quien también aporta a la imagen de la banda. También figuran el baterista Roger O’Donnell (quien participó en mi disco favorito, Disintegration) y Reeves Gabrel, legendario guitarrista de David Bowie que está en The Cure desde 2011.

Los más cerca de casa que habían estado fue Buenos Aires en 1987 y en 2013. En su primera visita causaron sensación con un recital en Ferro rodeado de leyendas urbanas e incluyó disturbios con la policía. Muchos de aquellos uruguayos viajaron a verlos y eso también dio materiales para un montón de historias apócrifas.

Los Cure se hacía notar en Uruguay. La tienda más cool de la época para ochenteros ambientados era Locure, en la galería del Libertador. La comandaba Gustavo Doorman, un Robert Smith vernáculo, quien además lideraba una de las bandas del momento, Zona Prohibida que sonaba buenísimo, muy parecido a The Cure y en su repertorio venía “A Forest”.

Así, The Cure fue una parte crucial para, al menos, una generación local. Por ejemplo, la de aquellos que todos los domingos, escuchaban aquel Concert. Ya saben a quién culpar. Y darle las gracias ahora que vienen a visitarnos.

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