HOMENAJE
El jueves se realizará en el Teatro Solís un concierto en homenaje al director de orquesta que llevó la música al pueblo, a dos años de su muerte
Pocos directores de orquesta tuvieron la cercanía con el público que logró Federico García Vigil. A dos años de su fallecimiento, la Orquesta Filarmónica de Montevideo le realizará, mañana a las 19.30 en el Teatro Solís, un concierto homenaje, para el que quedan entradas en Tickantel y boletería a $ 360.
Esa cercanía con el público estuvo muy presente en los dos períodos en los que el maestro dirigió la OFM.
La primera etapa fue entre 1985 a 1989, donde además de agrandar la orquesta (de 60 a 100 músicos), comenzó a hacer los primeros cruces con la música popular. También se inició un proceso que continúa hasta hoy, el de la descentralización del conjunto por los barrios; y se produjo, como uno de los grandes hitos, un megaevento por la visita del papa Juan Pablo II, en el que la orquesta tocó una Misa campal.
La segunda etapa fue entre 1993 y 2007, cuando la orquesta estaba en crisis y la Intendencia se debatía entre disolverla, transformarla en una orquesta de cámara o apostar por su crecimiento, lo que al final se terminó haciendo.
En todo ese proceso, se continuaban los conciertos que mezclaban compositores populares como Joan Manuel Serrat, Larbanois & Carrero o Ian Anderson, entre muchos más, con la llamada música clásica. Eso se debió a la elasticidad que tuvo García Vigil para generar propuestas con el jazz, el candombe y la música popular, explica a El País Ramón Méndez, hoy coordinador de la OFM.
"Él vivió ese movimiento desde adentro, conociendo a los intérpretes y haciendo música popular él mismo. Por eso no era raro que luego la pudiera dirigir con soltura", señala.
Ese cruce de caminos, sumado a momentos como cuando dirigió un concierto vestido de Superman o decidió hacer Filarmónica Cartoon, hicieron a García Vigil un personaje popular y muy conocido. Ayudó, también, su capacidad para escuchar a los demás.
"Solía ir con utileros a preguntarles qué pensaban que se podría hacer para la temporada de verano, y no era una cosa para satisfacer. Los escuchaba atentamente, lo mismo a la gente en la calle, o cuando estaba con un ministro o un embajador", dice Méndez.
"Y cuando se es masivo se interesan los políticos, los medios y el público. Era una cosa que no era frecuente para una orquesta y eso trajo nuevo público, porque la gente se sintió cercana a la orquesta", resume.
Por todo esto eso, el programa que se ejecutará mañana en el Solís conjugará esas cualidades del director: la mezcla entre lo culto y lo popular.
El concierto estará integrado por una selección de la ópera Il Duce, que compuso García Vigil con textos de Carlos Maggi y Mauricio Rosencof; variaciones sobre un tema de Ruben Rada, y un réquiem para Aníbal Troilo.
Las variaciones sobre un tema de Rada, el director y compositor las hizo como homenaje a Maurice Ravel. Es una pieza que, como el Bolero del francés, va creciendo, hasta terminar con una marcha camión y dos baterías de murga.
El réquiem, en tanto, es una obra inédita que se escuchará por primera vez mañana en el Solís. "Fue escrita para órgano y nunca mencionó que hubiera existido. Junto a sus hijos la encontramos", cuenta Méndez. Para la ocasión, le confiaron a Franco Polimeri que llevara la partitura a un lenguaje sinfónico. "Se va a ver que tiene un lenguaje de una armonía muy potente y expresiva", adelanta.