La historia de "Seguir mejor", el disco que llevó a La Triple Nelson a la cima y 20 años después vuelve a nacer

Gestado en La Aguada, grabado en un mítico estudio de Buenos Aires y con guiños al Himno Nacional, "Seguir mejor" llevó a La Triple Nelson a vivir un impensado momento en el Pilsen Rock 2005. Ahora, la banda lo celebra y vuelve a grabarlo.

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Paco Pintos, Christian Cary, Rafael Ugo y Manuel Contrera son La Triple Nelson 2024.
Foto: Difusión

Christian Cary se acaba de acordar de esto. Al fondo de la casa de su abuela Pilar, en las inmediaciones del Palacio Legislativo, La Triple Nelson se había montado una sala de ensayos tan diminuta como caliente. Estaba recubierta de colchones para evitar que el sonido se escapara, y era el rincón donde con Paco Pintos pasaban una y otra y otra hora trabajando.

Elio Barbeito, director del sello argentino Barca Records, los había contactado con intención de lanzarles un disco. Les había pedido que prepararan 25 canciones. Se reunió con ellos en esa misma sala, un día de calor sofocante, en algún momento de 2003 o 2004 (“son 20 años”, se excusan). Se sentó y los hizo tocar “los 25 temas de corrido”, dice Cary. Cuando terminaron, “casi que echando los bofes”, los miró y les dijo: “Ya tengo la lista de temas”.

De un tirón, Barbeito eliminó 12 composiciones. Eligió las 13 que, meses después, iban a convertirse en Seguir mejor, el disco que cambió la historia de La Triple Nelson y que ahora vuelve a sonar en La Trastienda.

Mañana sábado, el ex power trío que ahora completan Rafael Ugo y Manuel Contrera, volverá a la sala de Fernández Crespo con una doble misión: celebrar los 20 años de Seguir mejor tocándolo con los mismos arreglos, la misma forma y la misma rabia con la que fue concebido, y grabarlo en vivo para que llegue, de una vez por todas, a plataformas digitales. Quedan las últimas entradas en Abitab.

LA TRIPLE NELSON
La Triple Nelson en 2007: Mape Bossio, Paco Pintos y Christian Cary.
Foto: Archivo

La ausencia de Seguir mejor se reduce a “cuestiones de sellos y contratos”, dicen Pintos y Cary en videollamada con El País. Hay alguna versión en mala calidad en YouTube, por mérito de la piratería; por lo demás, de alguna forma, “el disco no existe”.

Pero está. Lanzado en 2004, Seguir mejor llevó a La Triple Nelson, entonces un jovencísimo power trío independiente y de corazón blusero, a la cima de un rock uruguayo efervescente. El impacto del disco fue tal que llegaron al Pilsen Rock de 2005 casi como desconocidos, abrieron el festival de Durazno y varios minutos después de haber terminado su show, Kairo Herrera, que atendía como presentador, se acercó a rogarles: “Muchachos, suban de vuelta o la gente nos mata”.

Una prueba de siete minutos está en YouTube: a pleno día, un pogo pesado rebota frente al descampado en el que La Triple canta el tema “Seguir mejor”. El público adolescente se presta a un juego de voces, aplaude un largo solo de guitarra, presta atención, ovaciona y, a los gritos, pide otra. Los músicos están tan encendidos que se sacan las remeras, las revolean y las ofrendan como si no tuvieran más para dar.

Ese, dice Paco Pintos, es un recuerdo que está adherido a este, un disco que también les valió el Graffiti a artista del año por voto popular, y cuya conquista empezó por Mario Pergolini.

Pergolini, el Himno y todo lo que hay tras "Seguir mejor"

Fundada en 1998 con Cary en guitarra y voz, Pintos en bajo y Ruben Ottonello en batería, La Triple Nelson había ganado un concurso de bandas de Canal 10, Probandas 2000, con la canción “Billete” que iba a ser la joya de su disco debut Buceo (2001), una placa independiente y netamente de blues con la que de a poco empezaron a curtir la escena. Era todo demasiado nuevo cuando, un par de años después, un argentino vino con propuesta.

“En ese momento nos encontrábamos realmente sorprendidos”, dice Pintos. “Veníamos de un disco independiente, que habíamos hecho nosotros, todo a pulmón, grabado en Maldonado con Mauricio Trobo en el galponcito de su casa, y pasamos a ION, en el centro de Buenos Aires, con buena tecnología, buenos micrófonos, en un estudio legendario. Fue demasiado drástico, y a la vez estábamos felices porque no había gastos económicos que hacer. Y eso, para una banda independiente que la venía remando, era tremendo”.

Cary lo reafirma: contrapone los chivitos que les cocinaba Carlos Mara, productor artístico de Buceo, para que tuvieran qué comer durante aquella grabación, con la sensación que le generaba caminar por los pasillos de ION, entre un montón de cuadros y carteles que certificaban a las eminencias que habían pasado por allí. Uno entraba sintiéndose importante, dice Cary, pero avanzaba entre pedazos fundamentales de la discografía rioplatense (allí se hicieron La grasa de las capitales de Serú Girán, El amor después del amor de Fito Páez pero también Mateo solo bien se lame), y llegaba al estudio sintiéndose diminuto. Por suerte, dice, el disco marcó.

Tras la salida de Seguir mejor, que tenía 13 temas incluyendo, por exigencia del productor, cuatro versiones nuevas de piezas de Buceo —“Llego a casa”, “Billete”, “Sin tu ángel” y “No cambia más”—, estuvieron en la Rock & Pop, en el programa Cuál es del entonces estelar Mario Pergolini. Tocaron “Llego a casa” como se toca un blues así de eléctrico e incendiario. Cuando terminaron, al aire, Pergolini les dijo: “Si en dos años no llenan un estadio, fracasamos todos. Fracasó la música, fracasó todo”. También les dijo: “Ustedes van a ser ricos”.

Nada fue tan así, pero meses después vino aquel Pilsen Rock que un poco los hizo sentir estrellas y, desde entonces, vinieron 20 años de música sostenida. “Y es como todo, ¿viste? Nadie es profeta en su tierra”, dice Cary. “La gente de Uruguay vio lo de Pergolini, que había dicho unos disparates bárbaros, y eso repercutió”.

Atrás de Seguir mejor hay, dicen, “un cúmulo”. Hay una cuota de suerte y comentarios de Pergolini, pero también está la sensación que los recorría en aquellas siete u ocho cuadras que caminaban desde el apartamento porteño en el que se habían instalado hasta ION, en plena ola de calor; el demo que hicieron con Rodrigo Ortiz y les terminó valiendo el respaldo de Ricardo Mollo, el ingreso de Mape Bossio que acababa de tomar la batería que había dejado vacante Ottonello, las letras de su amigo Eddy Díaz, el arte de Rafael Púa que los imaginó domando los instrumentos y supo llevar ese dibujo a un bastidor de cinco metros por cinco metros.

Hay un par de guiños, al Himno Nacional en el reggae “No cambia más”, que es de las escasas canciones explícitamente críticas en la obra de La Triple, y a una frase de “Day Tripper” de los Beatles en “Minha Cabeza”, un cierre en rústico portugués que es de las pocas piezas del álbum que casi nunca tocan en vivo. Hay una energía furibunda que después de Tres se iría aplacando, y a la que intentarán volver en La Trastienda, con Mape como el único invitado. Y hay un momento social, signado por la crisis, que había desembocado en una explosión del rock nacional. “A mí me resuena a la época en que lo hicimos, que éramos la banda que tocaba ese tipo de música más blusera rockera”, dice Pintos, “que nos hacía como una especie de huella digital. Estaba Trotsky que en ese tiempo lanzó Pogo, que es un discazo también, y es punk, y el otro día vi que lo estaban celebrando. Es que era una época muy fermental y cada banda tenía su carril, y entre todos formábamos eso que se decía ‘rock uruguayo’. Nosotros aportamos nuestro granito de arena con ese disco que, cuando lo escucho, me llena de orgullo”.

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