La historia de "Ziggy Stardust", el disco que consolidó la fama de David Bowie y ahora se reedita en vinilo

Este martes se lanzará la segunda entrega de la colección de vinilos "Clásicos del rock", de El País. Esta vez le llegará el turno a "The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars", y esta es su historia.

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David Bowie con un diseño de Kansai Yamamoto
David Bowie.
Foto: Difusión.

Así como en la contratapa de los vinilos de edición uruguaya se recomienda cuidar el brazo del tocadiscos y tener presente que las púas de zafiro tenían una vida breve —“de 45 a 60 horas de uso”—, en The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars se lee una sugerencia casi escondida pero clave. “Para ser escuchado al máximo volumen”, se informa bien la final de la contratapa, justo después de los créditos y antes de los comentarios del cuidado del tocadiscos.

Esa frase, al igual que toda la estética del vinilo, es una declaración de principios. Es el renacer de David Bowie. O más bien su transformación. Ya había dado algún indicio en su disco anterior, Hunky Dory (de 1971), cuya tapa celebraba lo andrógino a través de un retrato inspirado en Marlene Dietrich. Pero lo de Ziggy Stardust era un paso más. El artista, que en ese momento tenía 25 años, estaba listo para entregarse por completo a su arte con una propuesta que excedía las fronteras de lo musical.

El primer indicio estaba, entonces, en el vinilo; ese que este martes volverá a los kioskos de la mano de El País. Cuesta 900 pesos, se acompaña de un libro con fotos y la historia del álbum, y es la segunda entrega de la colección Clásicos del rock (ver recuadro). En la portada de Ziggy Stardust se ve a un Bowie andrógino, flaquísimo y con el pelo de un exaltado color rubio. Está de pie en una calle oscura de un Londres azotado por la lluvia —al estilo de la tormenta que cayó el sábado en Montevideo—, y enarbola una guitarra eléctrica como si se tratara de una estandarte.

Tiene los pómulos maquillados, la mirada desafiante y un traje futurista. Esa es la carta de presentación de Ziggy Stardust, ese alienígena que fue enviado a la Tierra con un mensaje que se expresa a través del rock. Es el nacimiento del alter ego con el que Bowie empezaba a forjar su leyenda en la historia del rock. Al año siguiente expandiría el concepto con Aladdin Sane (1973) y luego se desprendería del personaje para dar inicio a otra etapa, mucho más oscura en el plano personal pero igual de inspirada.

“No queríamos tener nada que ver con los años sesenta”, relató en una entrevista años más tarde. “Estábamos decididos a que estábamos a principios del siglo XXI. Queríamos acabar con todo lo que pasó antes”. En otra entrevista, fue aún más directo: “Nos estábamos dando permiso a nosotros mismos para reinventar la cultura como queríamos. Con zapatos de plataforma”.

La forma de hacerlo era abrazar el lenguaje del glam-rock, el fenómeno que en 1972 estaba en su cénit gracias al guitarrista Marc Bolan y su trabajo en el histórico disco Electric Warrior, de T. Rex. A eso le sumó las influencias de Iggy Pop y Lou Reed —a quienes luego les produciría álbumes—, y junto al guitarrista Mick Ronson le empezó a dar forma a un brillante álbum conceptual.

El nombre y la presencia escénica de Ziggy Stardust era un ensamblado de otras referencias. El nombre Ziggy provenía de una sastrería que Bowie vio de casualidad mientras viajaba en tren por Londres, aunque también era un guiño directo a Iggy Pop. “Tenía la connotación a Iggy, y como esto también tenía que ver con la ropa, le puse Ziggy”, explicó.

El apellido fue directamente tomado de un cantante de Texas que se hacía llamar Legendary Stardust Company —años más tarde, en 2002, versionaría una de sus canciones en el disco Heathen—, y parte de su actitud vino de Gene Vincent. El artista, que tuvo un éxito enorme en los cincuenta gracias a “Be-Bop-A-Lula”, se había lastimado una pierna en el mismo accidente en el que murió Eddie Cochran, y le había dejado unas secuelas imborrables. “Cuando actuaba, tenía que arrastrar su pierna lesionada”, dijo Bowie. “Y esa pose rockera fue lo que engendró el embrión de Ziggy”. Es más, el músico llegó a grabar un demo de “Hang On To Your Self”, de Ziggy Stardust, con la propia estrella del rockabilly.

Lo llamativo del proceso es que si bien se trató de un disco conceptual, el propio artista reveló que la idea se delineó durante el proceso. Una parte clave del relato está en “Five Years”, la canción que abre el álbum. El mensaje es claro y amerita, como se recomienda en el mensaje de la contratapa, ser escuchado al máximo volumen: a la Tierra le quedan cinco años de vida. Lo que inicia con el relajado pulso de la batería de Mick Woodmansey concluye con un canto colectivo que roza la desesperación: “Tenemos cinco años pegados a los ojos, / Cinco años, ¡qué sorpresa! / Tenemos cinco años, mi cerebro me duele un montón”.

La irrupción de Ziggy llega con “Moonage Daydream”, la tercera canción, en la que se reafirman todas esas características sugeridas en la tapa del disco. “Soy un reptil, soy mamá y papá yendo hacia vos, / Soy el invasor del espacio, voy a ser una perra rockera para vos”, canta sobre una atrapante fusión entre riffs de hard rock, arreglos de cuerda apocalípticos y un frenético solo de guitarra a cargo de Ronson. “Starman”, el sencillo principal del disco, continúa con el relato. El protagonista envía un mensaje de esperanza a la juventud de la Tierra a través de las ondas de radio.

Más adelante, con “Lady Stardust”, se define el lado andrógino de Ziggy mientras que en “Star” se define su decisión por transformarse en una estrella de rock. Es ahí donde se le da paso a “Hang To Yourself”, en la que presenta formalmente a su grupo, The Spiders From Mars.

Estas canciones preparan el terreno para “Ziggy Stardust”, la pieza central del disco, que narra eso mismo que promete el título del álbum: “El ascenso y la caída” del personaje del disco. El punto de inflexión está en el momento en que el ego domina al artista y termina como un “mesías leproso”. Es el paso perfecto, luego de “Sufragette City”, para el cierre con “Rock ‘n’ Roll Suicide”.

A pesar de lo que anuncia el título, le da un final esperanzador al álbum. El artista le habla directamente al oyente, y ahí se esconde ese mensaje de salvación que rodeaba al disco:“No estás solo... No importa qué ni quién hayas sido, / No importa cuándo ni dónde hayas visto, / Todos los cuchillos que parecen lacerarte el cerebro, / Yo ya tuve mi parte, voy a ayudarte a soportar el dolor, / No estás solo”.

Con esa entrega total al otro —“Dame tus manos, porque sos maravilloso”, canta, al borde del grito—, le da cierre a Ziggy Stardust, el disco que consolidó la fama de Bowie. Recibió los elogios de la crítica, estuvo entre los más vendidos del Reino Unido y fue la pieza que faltaba para que Bowie llegara a Estados Unidos. Esta última fue la inspiración de Aladdin Sane, su siguiente trabajo, que describió como “Ziggy Stardust va a América”.

Sin embargo, fue tan abrumador el éxito del personaje, que decidió sepultarlo sobre el final de su larga gira de 1973. Pero, eso no impide que el disco se mantenga tan fresco como aquella época. Y ahora que volverá a girar en vinilo, este es el momento ideal para redescubrirlo.

Así es la colección "Clásicos del rock", de El País

Todos los martes cada quince días, El País presentará una reedición de un vinilo clásico de la historia del rock. Cada álbum costará 900 pesos y se acompañará de un fasículo con la historia de la banda. Pedilos llamando al 29004141, con tu canillita o en la web de Coleccionables El País.

Ya se publicó Led Zeppelin Iahora llegará The Rise and Fall of Ziggy Stardust y este será el orden de los siguientes ocho títulos:

  • Ramones – Ramones
  • The Doors - The Doors
  • Iron Maiden - The number of the beast
  • Deep Purple - In Rock
  • Eric Clapton – Unplugged
  • Coldplay - Parachutes
  • Prince - Purple Rain
  • Van Halen – 1984

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