ENTREVISTA

De un lado está la música: postales de escenario, pedazos de una canción, la coreografía para el challenge de turno y las sesiones profesionales de fotos. Y del otro está la playa. En Canelones o en Miami, Meri Deal tiene los pies sobre la arena, el agua de fondo y el bronceado eterno.

Esos dos mundos, esas dos mitades bien definidas en las fotos de su Instagram, son las que pintan de cuerpo entero a la cantante y las que entran en juego en la etapa que acaba de estrenar.

Mientras charla para esta nota, Meri Deal es todo concentración: si algo la distrae, levanta la mirada y busca la precisión en el aire. Antes, en sus comienzos con la banda Toco Para Vos, no era consciente de la importancia de ciertas tareas extramusicales —entrevistas incluidas— que son gajes del oficio. Ahora, dice, se esfuerza más. Trabaja más.

Mientras posa para la cámara, sin embargo, no hay nada que parezca esforzado en su forma de pararse, de acomodar el cuerpo.

Luego confesará que lo que menos le gusta de su rol es “tener que estar siempre preparada para una cámara”, aunque no se note. “Tiene que haber un equilibrio entre lo hiperdescontracturada que soy y lo profesional”, dirá.

Ahí, al parecer, está la clave de la nueva etapa de Meri Deal. La joven que le puso voz a temas como “Solo necesito” o “Hasta la Luna”, dos de los grandes éxitos de la movida de la cumbia pop, ahora se lanzó como solista. Había avisado de sus intenciones hace dos años, cuando abrió el recital que Ed Sheeran dio en el Estadio Centenario en febrero de 2019, y concreta ahora, con la salida del tema “11 con 11”.

Sobre una base de reggaetón, la cantante presenta la historia de un amor que no pudo ser, pero su canción también es sobre los sueños y deseos propios. Hay algo simbólico en las 11.11 y le gustaba la idea de inaugurar este camino con “algo mágico”. Algo parecido a eso que le pasa con la música donde están, dice a El País, todos sus sueños actuales.

Primero estuvo el anuncio: en 2019 se supo que iba a telonear a Ed Sheeran, así que su primer show propio, por fuera de Toco Para Vos, lo dio en el Estadio. El set acústico que presentó aquella noche de verano fue una suerte de salpicón de intereses personales.

Después vino el desarrollo. Meri Deal empezó a viajar a México —hoy es artista de Warner Music México—, a codearse con figuras del ámbito internacional y a meterse en “camps de composición” donde intercambió con artistas y autores de todo tipo.

“11 con 11”, por ejemplo, fue producida por Andrés Castro, el colombiano detrás de éxitos como “La bicicleta” de Carlos Vives. Eso, en términos de mercado latino, son palabras mayores: la revista Billboard lo eligió como uno de los 50 mejores productores del siglo XXI.

Y luego llegó la pandemia, que frenó todo. “Fue un momento de mucho conocimiento personal, de mucha exploración”, dice Deal. “Me permití explorar en la música y sacarme las ganas”.

—¿Qué te interesaba encontrar en esa exploración?

—Hoy en día estoy haciendo música popular, pero lo que yo escucho no es tanto eso. Entonces quise definirme realmente a ver qué quería hacer, y en ese tiempo me permití escribir un montón de cosas que voy a ir largando en el camino. Cosas que me gustan mucho y siento muy mías. Pero en esta primera etapa voy a ir lanzando los temas más pop, que también son míos y reales, pero menos jugados. Pero también es parte de lo que quiero arriba del escenario: tener un público que esté para arriba y quiera bailar. Vengo de eso con Toco Para Vos y no me puedo desapegar del todo. Y la música es un camino que construís toda tu vida y nunca vas a terminar de abarcar.

—¿Cómo manejás la tensión entre esas dos Meri?

—La pandemia, en ese sentido, me vino bien porque fue un momento de mucha introspección con esa disputa interna. Al final llegué a la conclusión de que lo que hago, sea lo que sea, siempre va a ser honesto a mí; va a tomar otra forma, nomás. Hice las paces con eso. Manejo ese equilibrio mientras llego a casa, escribo algo que nada que ver, grabo en mi celular, y queda guardadito para mí. Y tengo todas las ganas de, en algún momento, mostrar esas canciones. En realidad yo compongo con mi guitarra y mi voz: punto. Pero por ahí cuando quiero hacer un tema que habla del amor, sé que no me voy a poner tan simbólica como cuando hablo de cuestiones sociales o la naturaleza, donde sí me permito ser hipermetafórica y pesada con la letra. Por ahí en una canción popera, el mensaje es más simple. No quita que igual quiera que sea interesante, profundo y diferente, pero me simplifico un poco.

—Hablás de simpleza, y “11 con 11” es una canción simple en su instrumentación, sin sobrecarga. ¿Es parte de tu premisa?

—Totalmente. De hecho fui muy pesada con el tema de que mi música sea orgánica. Más allá de que el tinte es popero, fue grabado posta: tiene guitarras de verdad, percusión de verdad, y es lo que quiero. Y por ahí el público no se da cuenta de la diferencia, pero todos los productores con los que estuve me resaltaron eso, y ya saben que conmigo tienen que ir para ahí. Y está buenísimo.

—En este momento, ¿qué lugar ocupa Toco Para Vos?

—Toco Para Vos nunca va a dejar de ocupar un lugar muy importante y muy vivo. Yo hablo en el grupo de WhatsApp todos los días, o en privado con ellos, y somos tan amigos que nos vemos mucho. Para mí, Toco Para Vos es todo. Es como que te digan que de un día para otro tenés que dejar a tu familia. ¡Ni a palos! Por ahí los veo menos, pero son familia.

—Estás en la industria hace unos años, y todavía tenés muy fresco el enamoramiento por la música, esa fascinación. A medida que crecés, ¿qué es lo que te preocupa no perder?

—Yo estoy metida de lleno en mi carrera, porque amo, pero amo mi vida. La tranquilidad de mi casa, mi familia, mis amigas, poder estar de jean roto tocando el piano. Juntarme con mis hermanos, hacer esas escapadas, irme a Cabo Polonio. Todos esos espacios, momentos y lugares, no los quiero perder. Uno cuanto más trabaja, menos tiempo para uno tiene, pero me importa no perderlo. Y si me tengo que ir, siempre voy a volver a casa.