Si usted es de los que espera que sean las nueve de la mañana para escuchar la columna de humor y actualidad de Darwin Desbocatti, seguro conoce a los Catadores de Gazpacho (aunque no los tenga de nombre, ni sepa que son un sexteto de jazz tradicional). Incluso se los puede haber cruzado en alguna feria, donde suelen mostrar su arte entre la gente, y puede haber pensado, "mirá, hacen el tema de Darwin, qué bien les sale". "El tema de Darwin" en realidad se titula "El filo" y fue compuesta en mayo de 2023 especialmente por Los Gazpachos para el segmento de humor de No toquen nada (Del Sol), el periodístico más escuchado del dial.

Y aunque han tocado en sitios variopintos (jardines de infante, asados, cumpleaños, inauguraciones de edificios, fiestas de laboratorios y la calle), según dice a El País el banjista y guitarrista Felipe Lamolle, "la vivencia más loca e inesperada fue aparecer en la radio".

El llamado de Ricardo "Sueco" Leiva (coconductor de No toquen nada) los tomó un día por sorpresa, pero se activaron rápido y enseguida presentaron tres proyectos avanzados. La producción aprobó uno, y se internaron dos semanas a ensayar, terminar de componer la pieza y grabarla. El resultó conformó a ambas partes y hoy la incluyen en su repertorio.

Quienes gusten disfrutar de "El Filo" y otras tantas melodías de jazz, tienen la chance de hacerlo este sábado a las 14.00 en el Parque Rivera. La entrada es gratuita.

A continuación, la historia de este grupo que encontró en el jazz una manera de acercarse a la improvisación y un código compartido (los seis músicos vienen de la Orquesta de las Mil Melodías), y los detalles, claro, de la cortina de Darwin.

El proyecto se empezó a delinear en 2019 y se fortaleció en pandemia. Eran tiempos donde estaba prohibido tocar en lugares cerrados, así que la única alternativa posible para Los Gazpachos era ensayar al aire libre. El sexteto de jazz sorprendía en una plaza de Capurro, por 18 de Julio o en ferias, mezclándose entre la gente con su vestuario de época, sus enormes instrumentos y su sonido de antaño.

Se curtieron en un ambiente móvil obligados por las circunstancias y así plantaron el germen de la banda marchante. "También fue lo que nos hizo darnos cuenta de que si bien en algunos lugares se asocia el jazz con algo intelectual, es la música de la calle", comenta el trombonista Juan Diego Fernández.

Hoy la banda camina sola y funciona. Pero lejos de renegar de esa esencia, siempre que pueden se dan una vuelta por alguna feria para tocar a la gorra, sin escenarios, y cerca de la gente que se siente parte y agradece el regalo.

"Hay algo de lo callejero que nos devuelve el sentido del proyecto", apunta Fernández sobre esta dinámica interactiva que se genera al mezclarse.

Tiempo atrás actuaron en un jardín de infantes y fue una fiesta. La dinámica incluía la explicación de la formación de la orquesta y el rol de cada instrumento a niños de 3, 4 y 5 años. Si bien al principio algunos se vieron intimidados por el tamaño del trombón y la tuba, terminaron tocando en el recreo y los niños quedaron fascinados.

Los Gazpachos le deben su peculiar nombre a un capítulo de Los Simpson, donde se formaba un cuarteto vocal bautizado Los Borbotones. "La consigna era: tiene que ser gracioso la primera vez que lo oís pero no tanto como para quedar presos del nombre, y a la vez recordable. Después de tirar muchísimas opciones que no le gustaban a nadie terminamos con Catadores de Gazpacho", cuenta el trompetista Camilo Vernengo.

Foto: Nicolás Soto Díaz

La canción que suena cada mañana en Del Sol se titula "El Filo" y su nombre es un homenaje al Darwin explorador y naturalista. "Estuvimos pila de tiempo dándole vueltas y quedó ese nombre porque a Charles Darwin le decían el filósofo. 'El Filo' no se sabe si es un cuchillo o qué, pero nos gustó", apunta Lamolle.

La dinámica de ese proyecto, explica Fernández, se asemejó bastante a una modalidad de trabajo cinematográfica: presentaron tres ideas sin terminar, la producción eligió la que les gustó más, y a partir de ahí terminaron de desarrollar la música.

Durante el proceso, desde No toquen nada les dieron un par de referencias, entre las que estaba Stevie Wonder, y rápido la descartaron porque, según Lamolle, "no tenía nada que ver" con el estilo de la banda.

Finalmente, optaron por una pieza de ocho minutos (la extensión responde a que suena de fondo durante toda la columna) con alma festiva, alegre y tintes circenses, que el público respaldó.

Lamolle confiesa que estaba muy acostumbrado a la cortina anterior y al principio le sonaba raro escucharla. Incluso pensó: "La van a sacar enseguida". Pero no pasó: "Después tuvo rebuena aceptación, y nos han dicho que queda muy bien", indica.

—¿Qué les dijo Carlos Tanco?

Camilo Vernengo: Él es medio complicado para comunicarse. En realidad nunca nos mandamos un mail directo con él, fue a través del Sueco, pero nos hizo llegar un mensaje donde decía que le encantó la manera en que trabajamos y cómo quedó.