Redacción El País
Con 28 años de camino, ocho discos de estudio y varias giras a cuestas, La Vela Puerca todavía tiene tiempo para primeras veces. Esta noche debutará en el Antel Arena, un escenario uruguayo en el que nunca antes se había presentado: repetirá mañana, bajo el concepto de “fiesta velera” en el que una comunidad se entrega a un repertorio que es parte del ADN del rock local.

La banda que lidera Sebastián “Enano” Teysera y estrenó en 2022 su último álbum, Discopático, se presentará por partida doble y con entradas prácticamente agotadas.

Solo quedan entradas para el concierto de hoy, que abrirá el grupo Niña Lobo; las localidades se consiguen en Tickantel desde 1.700 pesos. Para el del sábado, que fue la primera fecha en anunciarse, el cartel de “sold out” se colgó hace semanas; abrirán los Alucinaciones en Familia, que vienen de presentar su propio disco Alucinaciones en Familia III en Montevideo y Buenos Aires. Con ese gesto, La Vela sigue su costumbre de abrir la cancha a nuevos exponentes del rock nacional.

Serán, dijeron los músicos a El Observador, de las pocas presentaciones en el país en 2024. Es que La Vela, que en marzo actuó en el festival mexicano Vive Latino y volverá a ese suelo en noviembre, y que el próximo sábado tocará en el Movistar Arena porteño, apunta el foco hacia 2025.

Es que en diciembre del año próximo, la banda que completan Sebastián “Cebolla” Cebreiro, Carlos “Coli” Quijano, Alejandro Piccone, Santiago Butler, Rafael di Bello, Nicolás Lieutier, José “PP” Canedo y Diego Méndez cumplirá 30 años y pretende celebrarlo a lo grade, con varias actividades.

Ahora, tras un 2023 que los llevó por Argentina, Paraguay, Chile, Colombia, México, España y Alemania y que también los tuvo tocando en vivo en salas de menor escala montevideanas, La Vela ofrece su mejor versión: esa que invita a festejar para sobrevivir mediante un repaso por 28 años de canciones, que irán del frenesí y el desparpajo de aquella influencia ska del Deskarado hasta la madurez de Discopático, que sin perder la alegría encauza su energía hacia una prolija potencia.