ENTREVISTA
De la amistad con Luis Suárez a las declaraciones de Fer Vázquez, los integrantes de Márama charlaron con El País antes de completar sus shows en el Antel Arena
Son una de las bandas uruguayas más populares de los últimos tiempos, y luego de cuatro años ausentes, volvieron a demostrar su vigencia con más canciones y shows que se agotan.
De aquella formación original de Márama que irrumpió en 2014 se mantienen Agustín Casanova y Pablo Arnoletti, quienes junto a Agustín Duarte, Martín López y Matías Besson, forman este renovado grupo que volvió el 28 de setiembre con el lanzamiento de “Ya no llora”, que tiene más de 13 millones de reproducciones en Youtube y 17 millones en Spotify. No hay mayor demostración de su éxito actual que estos números logrados en unos pocos meses.
Como si la cantidad de escuchas no fuera suficiente, la banda agotó localidades para los conciertos que dio en Argentina y para las dos primeras funciones de su regreso uruguayo en el Antel Arena: la primera fue el viernes, la segunda será el miércoles y solo quedan entradas disponibles para la del jueves 23, en Tickantel.
Después, ya tiene gira marcada por Punta del Este y Rocha, antes de volver a Argentina y llegar a Bolivia. El 6 de enero de 2022, en Enjoy, le ofrecerán a las primeras 100 personas que saquen su ticket una experiencia distinta, la posibilidad de verlos probar sonido. Así se lo cuenta Agustín Casanova a El País, mientras sus compañeros empiezan a bromear: dicen que ellos hacen su trabajo y que en la prueba del show, el cantante solo se dedica a molestar. Un par de chistes de Matías Besson al respecto generan carcajadas entre todos.
La risa será un denominador común de esta charla, donde los Márama, que son una banda con éxito pero también un grupo de amigos, se interrumpen y responden mientras hablan de su relación con la fama, los fanáticos, Luis Suárez, Fer Vázquez y de algunas anécdotas hilarantes.
—Hace cuatro años que Márama no se presenta en vivo, pero han dicho que sienten el cariño de la gente como si no se hubiesen ido nunca. ¿Cómo se explica?
Pablo Arnoletti: Fue un poco loco y teníamos muchas dudas, pero ahora volvimos de Argentina, las fans de antes siguen ahí, y además se sumaron generaciones nuevas. O sea, mantuvimos ese público de Márama de 2016 o 2017 y apareció un público nuevo que nos empezó a seguir ahora. No esperábamos eso, no sabíamos cómo iba a ser el impacto pero por suerte fue muy positivo y cada vez que estamos haciendo shows allá llenamos todo y eso nos deja muy contentos.
—Acá ya llenaron dos Antel Arena y quedan pocas entradas para el 23 de diciembre.
Agustín Casanova: Sí, el tercero ya está ahí. Es una cosa rara, porque al principio ni siquiera esperábamos hacer uno. No sabíamos qué estaba pasando con la banda, si nos seguían escuchando, y fue bastante sorpresivo. En Argentina también.
—Más allá de que son una banda, son un grupo de amigos, y siempre están bromeando entre ustedes. ¿Cómo se mantiene esa relación sin que los afecte la fama?
Martín López: En la interna no hay cambios, no afecta la fama.
Agustín Duarte: Si cualquiera se pone en modo estrella, lo bajamos de un hondazo. Tenemos esa confianza.
López: Tampoco se da, no es algo con lo que tengamos que lidiar. Siempre tuvimos una buena relación y nunca nos hemos peleado entre nosotros.
Duarte: Capaz que no es lo más normal en bandas que están hace tanto tiempo juntos.
Matías Besson: Ahora que Martín está verificado (en Instagram) no es la misma persona (se ríe). Fuera de broma, nos llevamos muy bien.
—De estos años, ¿hay alguna anécdota que puedan contar?
Casanova: Tenemos un montón. Una vez entró mucha gente al hotel y nos robaron.
Besson: Entró gente por la ventana.
López: Las fans se empezaron a meter de a poco, justo en la habitación de Mati. La ventana estaba abierta y agarraron un celular y una campera que no recuperamos.
Duarte: Fue como una invasión zombie a la habitación. Fue en Río Turbio, al sur de Argentina.
—¿Es común que los invadan?
Besson: Sí, también pasa que en fechas claves, como cuando hicimos el Gran Rex, hay gente que viene de afuera y se aloja en el hotel que estamos nosotros. Ha pasado que quinceañeras piden para su regalo, quedarse en el mismo hotel. Y es un viaje, porque de repente querés descansar y tenés gente que te toca la puerta para pedirte una foto.
Casanova: Siempre es una muestra de cariño y nosotros intentamos manejarlo desde ese lugar, cosa que cuando la persona que escucha nuestras canciones nos viene a visitar se lleve una buena experiencia, porque es feo, si admirás a un artista, tener una mala experiencia. Pero somos humanos y podemos tener un mal día, estar cansados, tener hambre y puede que no tengas ganas de salir de hotel, para quedarte durmiendo.
—¿Cómo sería esa buena experiencia con los fans?
Casanova: Un beso, una foto. Y a veces nos traen regalos.
López: Una vez tuvimos al niño ascensor que estuvo rondando el hotel todo el día y entrabas al ascensor y estaba siempre.
Casanova: Sí, estaba en el ascensor y recorriendo los pisos para encontrarnos, y lo logró. Nos sacamos una foto y le regalé una pulsera.
—Imagino que los encuentros no siempre son así de simpáticos...
Casanova: Depende de la gente. Están los que son respetuosos y ordenados, y generalmente es así. Pero como todo en la vida hay gente que tiene menos paciencia, o es más desubicada y se piensa que porque compró la entrada, o un disco, tiene el derecho de que estés a su disposición.
—¿Les pasó algo así?
Casanova: Sí, pasó una vez que una señora me tocó la puerta enojada porque me tenía que sacar una foto con la nieta, porque se habían quedado en el mismo hotel. Me decía que cómo podía ser que no estuviera abajo sacándome una foto con la nieta si ella había pagado el hotel. Ese tipo de cosas intentás manejarlas y tratás de liquidarla un poco rápido para no entrar en tensión, porque el que se enoja pierde. Y en este mundo con celulares y mucha gente que está esperando que le erres, o nos enojemos, siempre la culpa va a ser nuestra. Es una presión difícil, pero como dicen, es el precio de la fama.
—¿Y qué beneficios le han sacado a la fama?
Casanova: De todo. Ropa, que te inviten a comer en algún lugar, viajes, salir por el mundo.
López: Las fans también nos regalan cosas. A Pablo le regalaron seis litros de fernet. A mí me gusta tener medias y me regalaron 12 pares; a Agustín (Duarte) le gustan los canguros y le regalaron 10.
Casanova: A mí me gustan los chocolates y me regalaron como para tener un coma diabético.
—La semana pasada les tiraron celulares para que se saquen selfies.
Besson: Sí, y después devolverlos era complicado, porque no sabés de quién era cada uno y no podés andar preguntando.
Casanova: A una chica le partí la cara. Después le mandé mensaje pidiéndole perdón. Me di cuenta de que era ella porque me escribió, me acordaba de la cara y le pedí disculpas. Pasa que le fui a pasar el celular, pero lo tiré fuerte, intentó agarrarlo y le dio en la jeta.
——Hace poco, en entrevista con El País, Fer Vázquez dijo que los creó como artistas. ¿Cómo reaccionan a eso?
Casanova: Muy bien (se ríe). Es algo muy bueno.
Arnoletti: Es lo que pasó, así se dieron las cosas. Es la vida misma.
—Acaban de lanzar el video de “Nunca más”, que tiene a Luis Suárez de invitado. ¿Cómo surgió que aparezca?
Casanova: ¿Fue una propuesta de él?
Arnoletti: Fue mía, papá.
Duarte: Todo es idea de Pablo; es más, Pablo es Fer Vázquez.
Arnoletti: No, cuando volvimos y sacamos “Ya no llora”, Luis me escribió: “¿Qué pasa que no me llaman y me tengo que enterar por la prensa de que vuelven?”. Ahí le dije que me encantaría que vuelva a salir en un videoclip como aquella vez que hicimos “Pasarla bien”. Él dijo que contemos con él, combinamos y a las dos semanas jugaba la selección acá, pasamos por el complejo y salió la participación. Yo soy fanático a morir de Luis y por suerte nos llevamos bien.