Lady Gaga lanzó "Mayhem", su mejor disco en varios años y demostró que es una de las grandes artistas pop

La cantante y actriz lanzó su nuevo álbum, compuesto por canciones autorreferenciales que tienen pop corrosivo, sintetizadores y una nostalgia a los primeros años del siglo XXI.

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Lady Gaga en el video de la canción "Abracadabra".
Lady Gaga en el video de la canción "Abracadabra".
Foto: Captura.

Lindsay Zoladz, The New York Times
Incluso a lo largo de los altibajos inevitables en la carrera de Lady Gaga como cantante, compositora y actriz (cuanto menos se diga de Guasón 2: Folie à Deux del año pasado, mejor), Stefani Germanotta, neoyorquina de 38 años, se ha mantenido imperialmente famosa durante tanto tiempo que puede resultar difícil recordar la emoción subversiva de su ascenso inicial.

Cuando alcanzó el estrellato en 2009, Gaga era una luchadora descarada, una chica de boliche del centro que grababa su electropop para cautivar al público con un efecto inexpresivo, warholiano, y un sentido anticuado del espectáculo musical.

Ya fuera vestida como un extraterrestre, una monarca malvada o el escaparate de una carnicería, se deleitaba en el artificio y reescribía el guion de la estrella pop femenina, reimaginando la sexualidad como algo más extraño y expansivo, tanto para ella como para su ferviente base de fanáticos, en contraste con la era de Britney Spears y Christina Aguilera.

Fue una grata sorpresa para el sistema del pop de los 2000, una época en la que asumir riesgos era costoso. Es justo de esa era romantizada de la que extrae su nostalgia automitificada en su enfático nuevo álbum, Mayhem.

Mayhem es un disco pop brillante, reluciente y absolutamente elegante, producido por Gaga, el “susurrador” de estrellas de rock Andrew Watt y Cirkut, protegido de Max Martin. Aun en sus momentos más crudos, está grabado con líneas limpias y audaces.

En los últimos meses, Gaga ha avivado la anticipación por su sexto álbum pop con un exitoso (aunque relativamente anodino) dueto con Bruno Mars, “Die With a Smile”, que encabezó las listas, y dos de sus sencillos más impactantes en una década.

Son el deliciosamente distorsionado “Disease”, un himno fúnebre de pop industrial con claras influencias de Nine Inch Nails, y “Abracadabra”, un hechizo de pista de baile ajustado al látex, con un estribillo en el que habla en lenguas como la suma sacerdotisa de su propia religión autorreferencial: “Abracadabra, amor ooh na na / Abracadabra morta ooh Gaga”.

Lady Gaga.
Lady Gaga.
Foto: Difusión.

Se trata, por supuesto, de una secuela ejecutada con maestría de su gran éxito de 2009, Bad Romance, al igual que la siguiente canción, la áspera y gloriosamente hedonista “Garden of Eden”, que se desarrolla como un regreso aún más vívido al club de su primer éxito, “Just Dance”.

A lo largo de sus 14 temas, Mayhem oscila entre la autorreferencialidad inteligente y la repetición menos inspirada. La corrosiva “Perfect Celebrity” es un punto culminante que, sin embargo, choca con las limitaciones temáticas y líricas del álbum, al insistir en uno de sus tópicos más recurrentes -y ya desgastados-: el daño infligido por la fama. ¿La primera línea, “Estoy hecha de plástico como una muñeca humana”, es un guiño a “Plastic Doll” de Chromatica o una simple repetición de imágenes?

Por primera vez desde su bacanal semi-incomprendido Artpop (2013), Lady Gaga se compromete con la intensidad y el exceso desmesurado que la convirtieron en estrella en primer lugar.

Se muestra completamente inmersa en Mayhem, incluso en su material más mediocre y cuestionable, que empieza a decaer alrededor de la octava pista y se mantiene en la segunda mitad. El lento “LoveDrug” se pierde en clichés líricos, mientras que la balada electrónica “The Beast” parece hecha a la medida para el tráiler de un thriller erótico de bajo presupuesto. Sin embargo, Gaga canta de maravilla.

Aun así, sus apuestas más arriesgadas suelen dar frutos. “Killah”, otra colaboración con el DJ y productor francés Gesaffelstein, lleva la metáfora del sexo como muerte hasta extremos verdaderamente absurdos, pero Gaga, improvisando como una versión aún más caricaturesca de David Bowie en Young Americans, le da a la canción una urgencia excéntrica difícil de resistir.

Conflicto y grandeza

Aunque en Mayhem abundan la sangre y la carnicería superficial, los conflictos subyacentes del álbum son internos. En el video de la coreografiada “Abracadabra”, dos versiones de Gaga luchan por el control; en la desgarradora “How Bad Do U Want Me”, la otra mujer es solo una sombra.

Esa canción, un himno synth-pop delirantemente pegajoso que se inspira tan claramente en Taylor Swift que algunos fans pensaron que ella hacía coros no acreditados (no es así), es el momento más evidentemente derivativo de Mayhem, y a la vez uno de los más fascinantes.

Centrada en una interpolación fluida del clásico de la nueva ola de Yazoo de 1982, “Only You”, la interpretación apasionada de Lady Gaga aquí inyecta humanidad al arreglo digitalizado.

Lady Gaga.
Lady Gaga.
Foto: Difusión.

“How Bad Do U Want Me” destaca por sonar relativamente actual, en contraste con el resto del álbum, que bebe del pasado reciente del pop o de leyendas atemporales como Bowie, Prince y Michael Jackson. Pero también demuestra una destreza vocal de vieja escuela que eleva a Gaga por encima de sus pares más jóvenes.

Desde la irrupción de Gaga y bajo el poderío de Taylor Swift, la música pop se ha vuelto más conversacional, relajada y performativamente confesional. Incluso los artistas que se presentan como opuestos a la estética de Swift han sido moldeados por ella: véase la sensación de 2024, Brat de Charli XCX (al igual que Mayhem, impulsado por la nostalgia de los 2000), que está lleno de letras inconexas y espontáneas que se sienten crudas y honestas de una forma que Gaga aún no adopta.

Cuando se trata de expresar sus demonios o deseos, sigue prefiriendo sobrecargadas metáforas de monstruo.

La sutileza, nos recuerda a lo largo del espectáculo maximalista que es su nuevo disco Mayhem, nunca ha sido su lenguaje de amor, y solo podría interpretar convincentemente a la “chica de al lado” si esa vecindad estuviera en el lado oscuro de Marte.

Pero es precisamente eso lo que hace de Mayhem una anomalía refrescante.

En los últimos años, las voces pop han tendido a volverse más suaves, más susurrantes y contenidas -lo que, en algunos casos, es una forma educada de decir menos talentosas. En un mundo dominado por el pop en minúsculas, Gaga sigue con la tecla Bloq Mayús activada en negrita y tamaño 96, como en 2009. A lo largo del álbum, canta a todo pulmón con precisión y estilo, recordando cómo suena un artista con mayúsculas.

Si eso la hace sonar anticuada, que así sea: a veces, es bueno sonar un poco pasado de moda.

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