ENTREVISTA
La directora brasileña, que hasta comienzos de diciembre estuvo al frente de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, dialogó con El País
La relación de la directora brasileña Ligia Amadio con Uruguay se inició mucho antes de su ingreso a la Orquesta Filarmónica de Montevideo (OFM). Era 2010 cuando Ariel Cazes, en ese momento director artístico del Sodre, la invitó a dirigir un concierto de Orquesta Sinfónica del Sodre en Montevideo. “El impacto que tuve de conocer Montevideo fue tan grande, que cuando estaba caminando por la rambla, dije: ‘Yo quiero vivir en esta ciudad’”, relata.
Seis años más tarde, en 2016, su objetivo se cumplió cuando fue designada directora de la OFM. Ahora, tras haber finalizado su ciclo de un lustro al frente de uno de los elencos estables del Teatro Solís, la directora ofrece un balance de su paso por Uruguay.
—Su último concierto al frente de la Orquesta Filarmónica de Montevideo en el Teatro Solís se celebró a inicios de diciembre. ¿Cómo lo recuerda?
—Fue maravilloso. Interpretamos el “Concierto Nº 4 para piano y orquesta” y la “Sinfonía Nº 7” de Beethoven, y fue muy emotivo porque cuando anuncié que ese era mi último concierto como directora de la Orquesta Filarmónica, el público hizo un gran suspiro y hubo gente que me gritó: “Ligia, no te vayas” (se ríe). Me quedé muy emocionada. Luego, hice más conciertos de “Historia del soldado”, de Stravinsky, que fue una serie de 12 funciones en las salas Verdi, Lazaroff y el Centro Cultural Artesano.
—Durante estos cinco años de trabajo con la Orquesta, usted tuvo el objetivo de revalorizar la figura del músico uruguayo. ¿Cómo evalúa el resultado?
—Cuando la Orquesta me eligió para ser su directora, tuve un objetivo presente todo el tiempo: valorar al músico uruguayo en el sentido de darle oportunidad para actuar como solista o director, e incluso interpretar las obras de compositores y compositoras uruguayas. Es fundamental que un país valore su propia cultura, y en este tiempo aprendí mucho sobre la música uruguaya. No solo la erudita, también la popular. Recuerdo el concierto que ofrecimos en la estación de AFE, llamado “Ellas”, junto a las cantantes Mónica Navarro, Maia Castro, Cristina Fernández y Samantha Navarro. Fue nuestro último concierto antes de la pandemia y lo recuerdo como algo mágico.
—Conciertos de música popular, como el de la estación de AFE, son fundamentales para atraer a nuevos públicos al Teatro Solís. ¿Lo ha notado?
—Sí, y espero haber abierto alguna ventanita en ese aspecto. Siempre sucede, no solamente acá, que la gente tiene miedo de acercarse a los teatros porque les parece que es un lugar demasiado elegante o caro; son cosas que están en el imaginario de la población, pero el teatro no es nada de eso. Sí es un templo del arte, pero de todos, no de una elite. Siempre insistí en invitar a toda la gente cuando íbamos a los barrios, y he visto gente joven en nuestros conciertos del Teatro Solís. A veces se escuchaban aplausos entre movimientos, que no es costumbre, pero me dejaba muy contenta porque significaba que había gente viniendo por primera vez.
—¿Qué impresión tuvo de los músicos uruguayos cuando llegó a Montevideo?
—Los músicos uruguayos, en su mayor parte, son excelentes. Tienen una formación muy buena y una tradición heredada de los profesores europeos que formaron escuelas acá. Los músicos uruguayos son muy profesionales y se puede hacer un gran trabajo con ellos; lo único es que trabajan en dos orquestas (además de la Orquesta Filarmónica, en la OSSODRE), que espero que algún día se pueda solucionar.
—¿Eso genera dificultades en la preparación de conciertos?
—Exactamente. Es un problema que acaba interfiriendo en la organización de las instituciones y nos limita un poco. Espero que para el futuro, los músicos tengan una valoración económica como para poder trabajar en una sola orquesta.
—En esta entrevista mencionó su interés por incluir obras de compositores uruguayos en el repertorio de la Orquesta. ¿Siente que lo ha logrado?
—Traté de hacerlo, aunque quizás no fue el ideal; debería haber sido más todavía, pero este es un camino que se va sedimentando. Durante la pandemia recuperamos material inédito de Carlos Estrada, el fundador de la Orquesta, y lo grabamos. En estos cinco años, estrenamos una obra de guitarra de Mario Sagradini, e interpretamos obras de compositores como Cristina García Banegas, Federico García Vigil, Héctor Tosar, Jaurés Lamarque Pons, Luis Cluzeau Mortet, Luis di Matteo, Maria Eugenia Vaz Ferreira, Marita Perdomo, y Yanella Bia.
—La irrupción de la pandemia obligó a la reinvención de sus actividades. ¿Cómo recuerda el paso a actividades digitales?
—En el primer momento fue bastante difícil. Estábamos delante de una página en blanco porque no teníamos práctica en una situación así. Pero rápidamente nos organizamos con los músicos y tuvimos ideas brillantes, como encuentros por Zoom, charlas con los solistas que iban a actuar con la Orquesta y un homenaje al maestro García Vigil. También lanzamos el proyecto “Cantá con tu Filarmónica”, que fue como un karaoke, y que cuando volvieron los conciertos elegimos a las voces más aptas para que cantaran en el teatro.
—¿Quién ocupará su lugar al frente de la Orquesta?
—No puedo anunciarlo, pero sí puedo comentar que valoro mucho a mi sucesor, que es un excelente director y una persona muy querida. Seguramente vendrá una época muy buena.
—¿Qué balance hace de su etapa en Uruguay?
—Me siento bastante realizada porque fue un período muy fructífero. Salgo de acá con el corazón y la conciencia tranquila por haber realizado el mejor trabajo posible.