Con entradas “virtualmente agotadas”, de acuerdo a la producción (quedan algunas en RedTickets) el 6 de diciembre en el teatro El Galpón se presentan dos leyendas de la música argentina: Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale.

Compinches musicales desde 1991, llegan ahora a presentar Ahora Rock, en el que repasan algunas canciones canónicas del rock argentino. Lo hacen con una banda que incluye a Jano Vitale en bajo y Julián Baglietto en batería, además de una sección de vientos.

Ahora rock es también un disco en vivo que da una idea del show que se verá en El Galpón. Allí están “Canción de Alicia en el país” de Charly García, “Jugo de tomate” de Manal, “Tema de Pototo” de Luis Alberto Spinetta, “Un loco en la calesita” de Fito Paéz y “Pensar en nada” de León Gieco.

Sobre sus orígenes, el poder de esas canciones y cómo construyeron una carrera desde la independencia, Vitale y Baglietto charlaron con El País.

—Ahora Rock por un lado es un grito de guerra pero también es cómo avisarnos de por dónde van ahora dos músicos con tantos proyectos.

Baglietto: Es la música que elegimos cuando éramos adolescentes y también es un postergado proyecto. Hace años que Lito viene insistiendo con que hagamos un disco de rock. Dentro del show tengo un parlamento en el que explico que no venimos del tango y que nos reconciliamos con la música de nuestros mayores después después inclusive de haber pasado por el rock. Entonces pensamos que este era el momento. Por eso también lo de “Ahora rock” como una cuestión personal, no como un panfleto, ni subirnos al tren de la vigencia o del auge que pueda tener el rock argentino.

—A diferencia del tango, el rock argentino se convirtió en un lenguaje intergeneracional...

Baglietto: Absolutamente, pero también por la cabeza abierta de los artistas que no desdeñaron de dónde venían e incorporaron el tango al rock. Además, el rock es una actitud: hacemos tango desde un lugar que tiene más que ver con el rock que con el tango.

—¿Y por dónde construir el canon a incluir en el show?

Baglietto: Intentamos que la lista de canciones que integran este álbum y el show fuera no sólo un reconocimiento o un homenaje a los que nos marcaron el camino (Spinetta, Nebbia, Manal, Charly), sino que fuera un abanico un poco más amplio de grandes autores y compositores que hicieron y siguen haciendo rock en Argentina.

—¿Cuál fue la primera canción que conocieron?

Vitale: Lo primero que mi viejo trajo a mi casa fue Manal. Hacemos “Jugo de tomate frío” pero lo primero que escuché de Manal fue “No Pibe”, que era un simple.

Baglietto: Yo, Almendra, el simple de “Tema de Pototo”. Y después Nebbia, Los Gatos...

Vitale: Intentamos meternos en alguna interpretación de un tema urbano pero no encontramos una canción que quedara bien con el discurso de Juan al interpretar. Y después de haber terminado el álbum, hicimos un arreglo de “La Ciudad de la Furia”, que la incluimos en vivo.

—Eran fanáticos del rock argentino. ¿Cuál fue la primera estrella que conocieron personalmente?

Vitale: Spinetta. Teníamos un ciclo con mi banda y tomábamos un mes el teatro Santa María del Buen Ayre para hacer actividades, conciertos, charlas, escuchar discos importados. Era 1977. Los jueves presentábamos bandas nuevas y zarpábamos con algún artista reconocido. Y ahí lo llamamos a Luis Alberto quien vino a tocar con nosotros e invitó a Rodolfo García, que era un músico que también admirábamos muchísimo. Es muy hermoso recordarlo porque era el summun.

Baglietto: Spinetta, Charly, Nebbia aunque no sé bien en qué orden.

—Ustedes vienen de proyectos autogestionados y siempre han trabajado desde lo independiente...

Baglietto: Tuve un paso por una multinacional, EMI.

—Sí, pero antes venían laburando por la de ustedes...

Baglietto: Sí, veníamos intentando cosas.

Vitale: Seguimos siendo independientes. Elegimos ese camino como bandera.

Baglietto: Sí. Cuando se venció el contrato con la EMI, por ahí tenía la oportunidad de firmar el contrato con alguna otra compañía pero entendí que nadie te va a dar más que lo que vos puedas generar por recursos y energía propia.

-Y fue una buena idea.

Baglietto: Desde ya que sí. Te da muchísima más libertad, y además ganamos más plata. Cuando arranqué en 1981 firmé un contrato que era un despropósito directamente.

-¡Spotify es más generoso!

Baglietto: (se ríe) Ganaba el 4% del precio de venta mayorista del disco menos la tapa. Y se cobraba semestralmente o sea que cuando lo ibas a cobrar, no te alcanzaba para pagar el taxi.

-Ustedes se conocieron en 1978. ¿Cómo fue?

Baglietto: Eran épocas oscuras y hacerse un espacio para poder manifestarse era muy complicado. Nosotros hacíamos música, no había un sesgo político partidario declarado pero cualquier cosa que tuviera la posibilidad de reunir gente o que se saliera un poco del casillero, era peligrosa. Y un poco replicando lo que hacían los Vitale -porque tenían mucho que ver el papá y la mamá de Lito- de reunirse para hacerse escuchar, para contactarse y poder llevar adelante proyectos musicales con un ideal, generamos una agrupación también en Rosario: ellos se llamaban MIA (Músicos Independientes Asociados), nosotros AMI (Asociación de Músicos Independientes). Y llevamos a MIA a Rosario y ellos nos devolvieron el favor llevando al grupo en el que tocaba yo en ese momento, Irreal, a Buenos Aires. Así nos conocimos.

-Y no se separaron más...

Baglietto: Pasó algún tiempo, hicimos algunas cosas aisladas y grabamos un primer disco en 1991. Eso fue como la consolidación de nuestra relación de amistad y de ahí en más acá estamos: 33 años después, grabando cosas, haciendo shows. Seguimos eligiéndonos.

-¿Son su pareja más estable?

Vitale: Re, por lejos. (se ríen)

-Volviendo al espectáculo con el que vienen, y al album. ¿Qué significa el rock ahora?

Vitale: El rock tuvo un momento así particular, que fue el de Malvinas, en donde empezó a tener mucha difusión y a mí me gusta pensar que el peor enemigo del artista es el éxito: es muy enemigo de la creatividad, de la renovación. El rock que a nosotros nos gusta tiene mucho que ver con el under, ese mundo spinetteano. Él tenía la bandera de que el tema que pegaba no se lo tocaba más. Era como una cuestión caprichosa pero con un sentido lógico y que yo banco a muerte. Un poco ese es el universo nuestro. Tenemos la suerte de nunca haber tenido muchísimo éxito y nos manejamos en un lugar con un público bastante fiel y de una cantidad importante y que nos respeta y nos permite hacer lo que se nos canta.