ENTREVISTA

La historia entre Los Auténticos Decadentes y Uruguay atraviesa uno de sus mejores momentos. Luego de una temporada veraniega que encontró al grupo argentino con dos shows en Medio y Medio de Punta Ballena, una actuación en Piriápolis y otra en la Semana de la Cerveza, ahora la banda se prepara para volver a Montevideo, donde no actúa desde que estrenó su show acústico, en el Auditorio del Sodre y en tiempos prepandémicos.

El 11 de junio, el plantel más alegre del rock de la vecina orilla se presentará en el Antel Arena para festejar 35 años de historia; las entradas están a la venta en Tickantel.

“Vamos con las canciones más representativas, esas que a la gente le gusta escuchar y que nos gusta tocar, porque somos bastantes complacientes”, dice entre risas Gustavo “Nito” Montecchia, guitarrista y fundador de los Decadentes, que también promete temas de ADN, la trilogía con la que homenajean a los artistas que los marcaron y de la que ya estrenaron dos volúmenes. Sobre eso y más, esta charla.

—La trilogía ADN completa una mirada retrospectiva de la banda, que empezó con el MTV Unplugged, el disco en vivo en el Foro del Sol y el documental sobre su historia. ¿Qué representa en este momento de
su carrera?

—Siempre tuvimos ganas de hacer un disco con canciones de otros. La idea era hacer solo uno y en 2019, cuando estábamos en México, hicimos sesiones tocando todos juntos y grabamos como 11 canciones. Después, con el tiempo, se fueron agregando más. En la pandemia trabajamos de forma remota y con los invitados también. Después nos dimos cuenta, analizando un poco, que esas canciones eran como un ADN nuestro, que es de lo que estamos conformados. Así nos cayó la ficha e hicimos la trilogía. Próximamente sale el tercero.

—En el documental sobre la banda comentaron que en sus inicios era más importante disfrutar en el escenario que tocar bien y que, a pesar de las imperfecciones, percibían una respuesta especial del público. ¿Les sorprende que esa energía se mantenga luego de 35 años?

—Sí, por supuesto. Lo que pasa es que esa es la llama que hace que la banda siga y que uno siga disfrutando. Sorprendentemente, en estos 35 años todavía disfrutamos cada vez que nos subimos al escenario. A veces nos preguntan si no nos aburre seguir tocando determinada canción, pero la verdad es que no: cada vez que la hacemos cobra sentido y vuelve a ser un disfrute, tanto para nosotros como para el público. A eso se le suma el hecho de que a veces estoy en el escenario y veo a un chico que canta un tema que salió cuando él ni siquiera había nacido. Eso es re lindo y tiene una cosa muy especial respecto a lo atemporal de las canciones; es como que el paso del tiempo no las afecta. Y no lo digo respecto a las modas, sino a que las cantás ahora y mantienen el mismo sentido que tenían cuando las hicimos por primera vez.

—La primera vez que escuché su versión de “Bailando”, de Alaska y Los Pegamoides, sentí que la letra capturaba el espíritu del grupo. Lo mismo me había pasado con “Ya me da igual”. ¿El interés por mantener la alegría ante las adversidades es lo que los alimenta?

—Totalmente. Lo primero que la gente capta de nosotros es esa alegría y ese sentimiento del “Ya me da igual” que mencionás. No lo había pensado, pero tenés razón: la idea es que aunque estemos como estemos, lo importante es pasar un momento divertido. Creo que esa actitud tiene muchas connotaciones y viene hasta del punk. Eso es lo que pasa con “Bailando”, que parece una letra bastante simple, pero que Alaska la hizo con una actitud rebelde de bailar sin importar lo que el resto pensara de ella. A veces la rebeldía se puede mostrar de esa manera; no tiene por qué ser desde un tema contestatario.

—Esa actitud se relaciona con lo que te comenté de sus primeros recitales y con el título del disco Cualquiera puede cantar: es una manera de romper con los prejuicios del disfrute, ¿no?

—Sí, sin lugar a duda. La verdad es que ese siempre fue el espíritu de la banda. Esa es nuestra actitud porque nosotros vinimos a romper las reglas (se ríe). En un momento estuvimos como fuera del espectro; éramos medio border, pero después la gente entendió que nuestra música está pensada para disfrutarla. Además, antes estaba ese concepto de que tal estilo no se podría mezclar con otro. Por suerte, ahora ya no pasa...

—Y ustedes lo demostraron en sus primeros discos, donde mezclaban rock, reggae, cumbia, murga. Pero el ejemplo más claro fue “Siga el baile”, que grabaron con Alberto Castillo, donde revalorizaron a una figura del tango. Eso marcó un precedente en el rock argentino.

—Sí, totalmente. Eso fue una postura para demostrar que uno puede hacer todo lo que quiera y sin límites. Era una cosa libertaria para no atarse a los prejuicios, pero por suerte todo cambió. Las bandas empezaron a abrirse más y lo bueno es que se abrió un movimiento más latinoamericano con bandas de México, Uruguay, Chile, Colombia y Perú, que tienen la impronta de su país pero toman cosas de la cultura y las mezclan con el rock para generar algo totalmente original.

—La invitación al baile y la celebración en momentos difíciles también ha sido una de las de mayores apuestas de Los Decadentes en estos 35 años. Sigue tu camino, por ejemplo, salió luego de la crisis socioeconómica de 2001 de Argentina. ¿Qué valor le dan a esa mirada?

—Sigue tu camino se publicó en un período difícil de Argentina, pero también de nuestra historia: habíamos salido de una multinacional y estábamos empezando de nuevo. Y ese disco tiene esa frescura de crear canciones en esos momentos. Cuando veo la historia de la banda siento que nos pusimos más creativos cuando las circunstancias fueron adversas. Pero no solo pasó con nosotros, sino que lo veo con otros artistas: ahí es cuando sale toda la creatividad y la garra al frente.