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Se estrenó en Disney+ "The Beatles: Get Back", un documental de ocho horas sobre las sesiones del disco "Let It Be" y la separación de la banda
Imagínese que por una vez puede trasladarse a cualquier momento de la historia, y ser testigo presencial del nacimiento de una obra que cambiará el curso de los hechos. Imagine que puede sentarse en la misma habitación donde Miguel de Cervantes está escribiendo Don Quijote de la Mancha, donde Beethoven acaba de encontrar el motivo inicial de un allegro que se convertirá en su Quinta Sinfónía, o en el patio donde Francis Ford Coppola da indicaciones para filmar la conversación entre Michael y Vito Corelone para la película El Padrino.
Cierre los ojos y concéntrese, enfóquese e intente ubicarse en el lugar justo y el momento exacto de una creación trascendental. Ahora ábralos, vaya a Disney+, ponga a reproducir la primera entrega de The Beatles: Get Back y sujétese: 11 minutos después, habrá viajado en el tiempo y estará viendo de primera mano cómo funciona, cómo crea y cómo se resquebraja la banda más importante de todos los tiempos. Y es sublime.
Ayer se estrenó en la plataforma de streaming la primera de tres partes del documental de Peter Jackson, que se completa entre hoy y mañana y ofrece una mirada como nunca antes a la intimidad de los Beatles en los primeros días de 1969. La experiencia es definitivamente inmersiva: el espectador queda convertido en un voyeur con acceso insólito a la construcción de canciones como “Don’t Let Me Down”, “I’ve Got a Feeling” o la mismísima “Get Back”, que nombra a la miniserie más esperada de 2021.
Es, si es necesario aclarar, un producto para fanáticos y está claro que hecho por un fanático. Son casi ocho horas de documental con un nivel de rigor y puntillismo que solo se puede esperar de un verdadero apasionado.
El 2 de enero de 1969, Paul McCartney, George Harrison, Ringo Starr y John Lennon entraron a los Twickenham Studios para escribir y grabar un disco que marcaría su vuelta a tocar ante público tras más de dos años sin hacerlo (sería el famoso concierto en la azotea de Apple Corps; Get Back lo incluirá completo). Todo se celebraría con un especial de televisión y para acompañarlo, se resolvió documentar las sesiones diarias de trabajo.
Michael Lindsay-Hogg estuvo a cargo del proyecto y grabó cada jornada. En 1970, un mes después de que los Beatles le anunciaran al mundo que se separaban, hizo de ese material el documental Let It Be que, se dice, es crónica de una muerte anunciada.
Peter Jackson (El señor de los anillos) accedió a esas grabaciones —un material de altísimo valor y nivel—, alrededor de 55 horas de metraje inédito y unas 150 horas de audio. A ello se entregó los últimos cuatro años de su vida y decidió hacer una cronología precisa del transcurso de esas tres semanas en el estudio.
El capítulo estrenado ayer abarca los primeros siete días y llega hasta el momento en que Harrison comunica que abandona la banda. El segundo episodio se estrenó hoy y el último se lanzará mañana.
“Nunca se ha visto a The Beatles de una manera tan cruda y honesta como esta. Realmente nunca se les ha retratado de esta forma”, le dijo días atrás Jackson a Efe. Tiene razón.
¿Cómo es el nuevo documental sobre los Beatles?
En Get Back, Jackson repitió el equipo y la línea de trabajo de Jamás llegarán a viejos, el documental sobre soldados de la primera Guerra Mundial que hizo a partir de viejas cintas.
Le dedicó meses y meses a la restauración del archivo y la edición del material que implicó, por ejemplo, leer labios para hacer la mejor sincronización posible, con una intromisión mínima e indispensable para contextualizar algún pequeño blanco. Y así recompuso una historia que es de desgaste, de cansancio y de tensión, sí, pero que también es de amistad, de profunda admiración y sobre todo, de un talento abrumador.
A lo largo del primer capítulo se escuchan canciones viejas, inéditas, ajenas y futuras, como “Golden Slumbers” o “Carry That Weight” que irían al Abbey Road, el último disco grabado por la banda pero el penúltimo editado. Y está, claro, la génesis de los temas de Let It Be, el protagonista de toda esta sesión.
Jackson deja que tomen forma las piezas, le hace lugar a los intercambios creativos sobre la búsqueda de un fraseo de guitarra, una idea sobre lo cursi, un sonido de percusión o el apellido que mejor funciona con el nombre de algún personaje. Deja que la dinámica se desenvuelva ante el espectador para envolverlo a él también en el clima mismo de la creación, y para insertarlo en un funcionamiento de liderazgos complejos y secundarios muy difuminados.
Si bien Get Back no es una crónica de separación y busca, de hecho, aportarle más luz al relato traumático de Let It Be (el documental), sirve para cerrar de una vez la discusión del por qué de la ruptura de los Beatles.
Acá Yoko Ono es una presencia permanente, pero aunque integra su silla a la ronda de los cuatro de Liverpool y secunda a Lennon como una sombra, se pierde entre sus papeles, sus costuras, sus manos. Casi que el único momento en que se escucha su voz es cuando, tras la salida de Harrison y en un clima enrarecido, aporta alaridos a la grabación de los otros tres, que intentan fingir que nada ha pasado para tratar de no perder el rumbo.
Pero esa sensación de falta de norte atraviesa el capítulo y aunque la música sale al rescate, Let It Be, el disco, se arma entre frases como “Ya estamos hartos del grupo”, “Quizás deberíamos divorciarnos” o “Si va a ser así, debería ser lo último para nosotros”.
Después una ironía, un riff o una mirada cómplice salen al rescate y al final del episodio el televidente queda ahí, en el borde mismo de la incertidumbre.
La brillantez de The Beatles: Get Back está en su capacidad de ubicar al espectador en la escena y hacerlo sentir que está justo ahí, una tarde inglesa de enero de 1969, mientras cuatro hombres conflictuados hacen algunas de las canciones más lindas del mundo y, sin saberlo, escriben el último capítulo de una historia inmensa, que nunca para de contarse.