Llegar a esta selección fue un problema y eso, a esta altura, solo puede ser considerado como una bendición. O puesto en otras palabras: qué formidable ha sido este año para la música uruguaya. Llegaron debuts, EPs, álbumes en vivo, trabajos profundamente conceptuales, lanzamientos arriesgados, relecturas del candombe, irreverencias, rocanroles, temas que ya se colaron en los repertorios de las escuelas y podrían convertirse en clásicos populares como la “Montevideo” de Diego González. Llegaron sorpresas, algunas joyas, alianzas sinfónicas, nuevos comienzos. Y sobre todo, un montón de canciones como ropas nuevas en las que envolverse, con las que abrigarse.
Aquí, entonces, y con todas las ausencias que el lector podrá reprochar pero para eso se hacen estas cosas, va una lista (en orden completamente aleatorio) con los discos uruguayos que más brillaron en un año musical brillante.
Iban a ser 10 —podrían haber sido 20—, pero es temporada de balances y nos dimos algunas licencias. Nos quedamos con 13 que no hacen más que confirmarnos una cosa: que la música uruguaya está viva, que tiene mucho que contarnos, que todavía quedan muchos mundos para construir.
"Agua viva" - Ines Errandonea
El segundo disco de Inés Errandonea funciona como un ensayo sobre el deseo, aquí curiosamente emparentado con el agua, que lejos de apagar el fuego en su caso lo aviva, como si fuera el único combustible necesario para existir. Y a la vez tiene algo de mirarse al espejo desnuda, de reconocerse, de aceptarse, de aprender a querer las cicatrices. Cantante, compositora e instrumentista, Errandonea engrandece su voz —la ensancha, la hace más profunda— a través de 10 canciones de estructuras amorfas que transitan por el folk-pop experimental, y apelan a lo etéreo de los arreglos y lo espacial de las baterías. Lo urgente, lo emocional y lo crudo surcan un disco que cala con el tiempo, y es de los mejores pasajes musicales del año que se va. B. F.
"Ahora después" - Franny Glass
“Ahí viene el señor, ¿acaso no estaba muerto?”, canta Gonzalo Deniz en “Cuando sea viejo”, uno de los puntos altos de Ahora después, el disco que resucita a Franny Glass. En su proyecto más experimental, el músico retoma el espíritu del canto popular uruguayo y ofrece un proyecto que fusiona vanguardia y tradición. Integra guitarrón mexicano, flauta indígena y hasta usa el pica-pica de un auto como metrónomo con un resultado inclasificable y cautivador. El disco incluye piezas como “No tengo nombre”, “Va rodando” y “Cuando la luz”, que apuntan a convertirse en futuros clásicos de su repertorio. Ahora después es una obra audaz y valiente que funciona como la refundación de su camino. R. G.
“PLATA” - Eté & Los Problems
Apenas se lanzó Hambre, el disco que materializaba en canciones la épica que Eté & Los Problems venía generando en vivo (con conciertos con la vibra de un ritual, como ceremonias de una comunidad en trance), Ernesto Tabárez ya sabía que lo siguiente iba a ser sobre el mar. Pero en una ciudad de río como Montevideo, con el agua como fuente de inspiración para al menos dos de los discos de esta lista, Plata es algo más que “un disco sobre el mar”. Es como un compendio de imágenes de la vida portuaria, la captura de un espíritu muy particular que se da en las orillas, entre la nostalgia y la libertad. A su servicio y en consecuencia de la renovación de plantel que se dio en 2020, la banda de rock transforma su sonido incorporando teclados y coros femeninos desde el comienzo de la hoguera. El resultado, que se nota a la perfección en el pasaje de “Ismael” (una gema) hacia “¡Ay, amor!”, es una expansión, como sumergirse en las profundidades para volver a la superficie entendiendo con todo el cuerpo de qué se trata aquello de respirar. B. F.
“Cuando estabas cerca" (Lucas Cary) y "Diáfana" (Ona)
Dos debuts y dos formas de redefinir el pop uruguayo. Con Cuando estabas cerca, Lucas Cary inaugura su carrera solista con un repertorio potente y estribillos coreables como los de “La beba” y “En el río”. Con influencias del synthpop y el R&B, colaboraciones de Balta, Gonzalo Brancciari y Boni —el disco es, también, un interesante punto de encuentro generacional—, y una narrativa que va desde el duelo amoroso hasta la redención, el álbum ofrece una efectiva mezcla entre introspección y frescura. R. G.
Por su parte, Ona sorprendió con Diáfana, un trabajo íntimo y experimental donde jazz, candombe y rap se entrelazan con letras confesionales que se mueven entre la inspiración en la familia y en la mitología griega. Joyas como “Mandarinas al sol” y “Frascos” confirman una voz original y un futuro prometedor para la escena local. Juntos, Cary y Ona inauguran nuevas rutas para el pop uruguayo. R. G.
“Bruma Cabra Club" - Tüssi Dematteis
Con ayuda de algunos amigos músicos, Tüssi Dematteis llevaba un buen tiempo trabajando en un disco solista que, al final, vio la luz sin él. Sin su presencia física, digamos; cuando hay canciones, hay algo que siempre está. Ópera prima devenida en disco póstumo, el último testimonio del también periodista cultural, cantante de la banda de rock posdictadura Guerrilla Urbana y de La Hermana Menor —pieza fundamental en la evolución del indie local— es un cancionero lleno de imágenes y de ideas, que respira Montevideo a la vez que se perfuma de las ciudades y rincones del mundo. Sobre un sonido que no buscó romper la idea de LHN sino más bien enriquecerla (hay pop, rock y mezcla de influencias), el oficio del Tüssi escritor se despliega como nunca en canciones como “El juego de la silla”, “The Buenos Aires Affair” o “En flicka, en flicka”, himnos encantadores para madrugadas perdidas. B. F.
“Filo" - Filo
Desde Wild Gurí en 2020, el rock uruguayo no veía un supergrupo como Filo. Este sexteto, con Alfonsina, Marcelo Fernández, Lali Gaspari, Diego Morales, Pancho Coelho y Cototo Cuello, irrumpió con una carta de presentación tan potente como la portada de su disco. Sobre guitarras que se balancean entre lo melódico y lo atmosférico, Filo entrega canciones como “Brillo”, un himno para abrazar los finales y dejar ir, mientras que los siete minutos de la furiosa “Sin voz” exploran vulnerabilidades con frases crudas como: “Forzaste mi edad, te pido piedad, me callás”. Con solo ocho canciones y un debut en La Trastienda que incluyó material inédito, Filo reafirma su ambición y deja en claro que el rock uruguayo sigue siendo terreno fértil para grandes apuestas. R. G.
“Fe” (Florencia Núñez) y "Éxito" (Samantha Navarro)
A cuenta de una apreciación personal sobre la canción “Bolero principiante”, alguien preguntó por ahí: “¿Es que Florencia Núñez puede fallar acaso?”. En los 10 años transcurridos desde aquel debut Mesopotamia que hoy se ve tan tiernamente verde, la cancionista rochense ha construido uno de los caminos más sólidos de la escena local. Con una apuesta seria al desarrollo profesional, Fe, un disco que apenas tiene un mes, es la consolidación de todos sus méritos: una composición que se afina, una producción que crece y una sofisticación hecha a pinceladas de cuerdas y coros con cuerpo hacen a un álbum que está listo para abrirse al mundo. B. F.
Otro que conviene mirar con perspectiva temporal es Éxito, lo último de Samantha Navarro, una referente que acá afila su veta pop rock para ofrecer nuevas canciones y revitalizar otras, como la divertida “Smoking & Drinking” que ya tiene 30 años. ¡30 años! B. F.
“Kápsula” - Knak
Con Kápsula, Knak consolida su lugar como el nuevo referente de la música urbana uruguaya. Con solo 22 años, su fraseo personal y su flow efectivo brillan en temas como “Daily”, “Tu Tu Tu” y “Conjuro”, que lo llevaron a tener 590 mil oyentes mensuales en Spotify y cerrar el año con 35 millones de streams. El melense viene de actuar en el Buenos Aires Trap y de llenar dos veces la Sala del Museo, y este disco celebra su versatilidad de la mano de una declaración de principios: “Si ves sigo así, sigo en mi país, no me fui de aquí aunque cueste el doble / Estoy a un río de hacer la mía, no pensar en na’ y ganar el doble (…) Prefiero marcar, dejar un legado, partir los beats y morirme pobre”. La propuesta se enriquece con Káspsuleo, un EP de remixes que incluye colaboraciones como la de Neo Pistea, y deja claro que su ascenso recién empieza. R. G.
"Alucinaciones en Familia III" - Alucinaciones en Familia
Dramático en términos casi cinematográficos, el tercer disco de Alucinaciones en Familia, ya una banda de referencia para el rock y el indie nacional, es el refinamiento de lo que mejor saben hacer estos músicos: un sonido deforme, que se filtra como agua y se cuela entre los rincones del lugar, tan inclasificable como expansivo. El septeto de psicodelia pop (como si hubiera algo más amplio que esa definición) entregó este año nueve canciones que pueden llevar al escucha al límite de la obsesión. Lo lúdico y lo oscuro juegan sobre guitarras climáticas, colchones de teclas y sintetizadores y una base rítmica que pasa de lo lánguido a lo divertido sin escalas. Todo funciona como el sostén de las composiciones de Pau O’Bianchi, que son como andar al filo del peligro: un viaje excitante y perturbador. B. F.
"Microondas" (Charlie) y "El misterio de Paul Higgs" (Paul Higgs)
Dos discos que no solo dialogan por la manera de encarar la música, sino por el rol de cada uno en el proceso: Paul Higgs produjo Microondas de Charlie, mientras que ella aportó coros en El misterio de Paul Higgs. El resultado de ambos es formidable. En su primer disco, la cantante de 21 años ofrece una original mezcla entre ironía, introspección, humor, absurdo y denuncia que deja contundentes canciones como “4PM en Uruguay”, “Uacala” y “Tornado de Basura”. “No sé tratarme bien, / Cualquiera es mejor que yo, / No me quiero comparar, / Quiero dejarme en paz”, canta en la visceral Xgencia.01, mientras que "Tornado de Basura" denuncia con crudeza e inteligencia los contrastes naturalizados en Montevideo. La joya del álbum es "Circe", una sombría y delicada plegaria construida sobre líneas de contrabajo y una batería con escobillas, donde Charlie mezcla vulnerabilidad y dulzura en un bello pedido de auxilio. Microondas es un disco imperdible. R. G.
Higgs, que lideró Algodón y está radicado en Argentina, logra el mismo resultado con un álbum que reafirma su gran manejo del rock desfachatado con influencias de los setenta en el que deja canciones con Conociendo Rusia, recupera dos composiciones de su padre y se da el gusto de grabar con Jorge Nasser y la familia Núñez en el genial candombe “Otra vez de nuevo”. Charlie y Paul Higgs demuestran que en el rock local, que muchas veces es serio de más, la mirada lúdica es más que bienvenida. R. G.
Conciertos que se convirtieron en discos
En el panorama de lanzamientos locales de este año, además de los EPs y los sencillos, destacan varios discos en vivo que se presentan como resumen y expansión de la obra de sus autores. Y en ese sentido, las propuestas sinfónicas dejaron buenas cosechas: Luciano Supervielle lanzó Montevideano grabado junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo, una experiencia que repitió con Cuatro Pesos de Propina. Además, Papina de Palma editó Sinfónica, grabado en la Sala Zitarrosa con un plantel formado especialmente para el show.
Este año se publicaron dos discos que celebran aniversarios: La Vela Puerca reversionó por completo el histórico A contraluz para celebrar los 20 años de su lanzamiento, mientras que No Te Va Gustar, que a principios de mes cerró su gira de 30 años con un show masivo en la Rambla de Punta Carretas, lanzó Desde acá qué cerca queda el cielo, grabado en Bogotá. Aunque ese no es su único lanzamiento: la banda publicó “No era cierto”, un adelanto de un disco grabado en el Estadio de Vélez en Argentina. Además, Buitres lanzó 360, de su último Antel Arena.
Los destacados en el resto del mundo
En un panorama que, en los números, estuvo dominado ampliamente por lo urbano, el pop y el reggaetón, la escena argentina cierra 2024 con el rock como una bandera que todavía flamea alto. Ahí se apuntan varias cosas, todas por detrás de La lógica del escorpión, el esperado nuevo disco de Charly García que apareció escupiendo rabia en temas como “Rompela”, fiel reflejo de una energía que puede no estar en cosonancia con su estado actual, pero sí con su legado. La vuelta de Los Piojos, otro álbum de Conocendo Rusia y el reciente disco de reversiones de Los Abuelos de la Nada con Cachorro López como capitán del barco, van en línea con algo a lo que también aportaron Dillom con el conceptual Por cesárea, uno de los discos clave de 2024, y más recientemente Lali con un par de canciones, “Fanático” y “No me importa”, que también volcó a un sonido rockero. Por fuera, dos virales: el Tiny Desk de Ca7riel y Paco Amoroso y el tema “Real Gangsta Love” de Trueno, que llegó a estar en el Top 10 de Spotify a nivel global.
A diferencia de otros años, en los que el rap y el reggaetón se quedaron con el podio de lo más escuchado en el mundo, 2024 va a quedar en la memoria como un año pop. Además del éxito desmedido de Taylor Swift con The Eras Tour y el disco The Tortured Poets Department, las tendencias quedaron en manos de artistas como Charlie XCX —la estética de su disco brat se metió en la campaña presidencial de Kamala Harris—, Dua Lipa con su Radical Optimism, Billie Eilish y su excelente Hit Me Hard and Soft y el megahit “Espresso”, de Sabrina Carpenter, que fue la canción más escuchada de 2024 en Spotify. Este también fue un año de regresos, como el de Bruno Mars, quien volvió a la cima gracias a sus colaboraciones con Lady Gaga y Rosé; lo mismo pasó en el terreno del rock, The Cure finalmente lanzó el esperado Songs of a Lost World. Por otra parte, Karol G puso a bailar al mundo con el merengue “Si antes te hubiera conocido”.
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