Esta nota fue originalmente publicada en junio de 2020
Cuando Los Olimareños se reunieron en marzo de 2019 para ofrecer un recital histórico en el Antel Arena, y de las guitarras de Braulio López y Pepe Guerra comenzó a sonar el bordoneo inicial de “A Don José”, una energía especial se extendió por el recinto cerrado. El público se puso de pie, se vieron banderas uruguayas en alto y varios entonaron cada frase con la mano en el pecho. Durante unos tres minutos y medio, los asistentes experimentaron el mismo sentimiento que define cada interpretación de la canción compuesta por Rubén Lena cuando se escucha en actos escolares, actos políticos —sin importar el partido—, asunciones presidenciales, asados y hasta en reuniones de uruguayos radicados en el exterior.
“A Don José”, en la voz de Los Olimareños, se carga con la atmósfera propia de un himno. Es más, los uruguayos tenemos tan adoptada la canción que en 2003 fue declarada, por ley, un himno cultural y popular uruguayo. “Es de todos y no es de nadie”, le dijo Braulio López a El País en 2020 para definir su importancia. “Es la única obra popular que realmente unifica a todos los uruguayos y creo que es el verdadero himno del Uruguay porque no fue impuesto, sino que fue elegido por la memoria colectiva”. Pepe Guerra, su compañero, estuvo de acuerdo. “La cantaron todos. Hasta la banda del ejército. y esa es la importancia de la canción: no hay partidos políticos de por medio, porque todos la cantan”.
El origen de “A Don José” se remonta a 1961, cuando Rubén Lena —"Rubito”, como lo recordaba Guerra, falleció en 1995—, se propuso componer un cancionero para la escuela rural No. 73, de Treinta y Tres, donde dictaba clases. Según relató Lena en una columna escrita en 1983 en el semanario Jaque, conoció al dúo de músicos —que en ese momento rozaban los 20 años— en 1961, durante una jornada cultural de la que participaba su escuela. Así comenzó un intercambio creativo que se extendió hasta Canciones ciudadanas, el último álbum del dúo, publicado en 1988.
“Siempre tuve un diálogo directo con Lena y cuando lo conocí me dijo que estaba tratando de escribirle una canción a Artigas, pero lo quería bajar de la estatua”, dijo López (esta nota fue escrita en 2020 con motivo del natalicio de José Artigas, cuando el Parlamento uruguayo homenajeó a Rubén Lena). “Él lo bajó de la idealización, que hace que una persona quede casi deshumanizada, para traerlo de vuelta a la tierra”. Y el secreto para generar una cercanía al personaje de José Gervasio Artigas residió en tratarlo de “Don José". “Me encantó eso porque lo lleva a la dimensión de un vecino. Esa era una de las grandes sabidurías de Rubén”.
“Esa fue la pegada de la canción”, definió Guerra. “Se deja de lado la solemnidad y a Artigas lo rodean los vecinos”. Además, la letra presenta una serie de imágenes llenas de carga emocional, pero desde un lenguaje accesible. “En las conversaciones que teníamos con Rubito, que se encargaba de las letras, siempre nos decía que tenían que ser ‘desnuditas”, relató, y tomó como ejemplo una copla de Víctor Lima, otro de los históricos colaboradores de Los Olimareños: “A mí me gusta cantar como el agua transparente, difícil facilidad de cantar sencillamente”.
Si bien se establecen diferentes fechas de la grabación de “A Don José” —hubo reediciones en 1964, 1966 y 1968, y sería incluida en la edición en CD de Los Olimareños en París como un bonus track—, Braulio López explicó que la canción se grabó “a finales de 1962 o a mitad de 1963”. El tema formó parte de un EP de cuatro canciones publicado por el sello Antar titulado Los Olimareños. Además de “A Don José”, ese trabajo incluye “Huella en Batalla”, “Orejano” y “De Cojinillo”. “Grabamos esas canciones en el estudio y nunca pensamos que iba a ser tan importante”, dijo.
Cuando se publicó, esa canción de estribillo tan memorable (“Oriental en la vida, y en la muerte también”) se convirtió en un éxito de ventas. “Se vendió por muchísimo tiempo”, aseguró López. “Cuando Los Beatles sonaban sin parar, yo iba a cobrar las regalías al Palacio de la Música y me decían que era la única canción de la cultura popular que vendía tanto como ellos. Fue un récord absoluto”. Sobre la popularidad del tema, Guerra agregó: “Económicamente nos ha ido muy bien con el auge de ‘A Don José’”.
A lo largo de los años la canción sería versionada por Alfredo Zitarrosa, Larbanois & Carrero, Héctor “Numa” Moraes, Pecho E’ Fierro e incluso sería adoptada por el Ejército. López relató que poco antes de la última dictadura militar, los músicos recibieron la visita de un comandante de las Fuerzas Conjuntas. “Me pidieron que le pasara la música porque la querían tocar. Yo les pasé los acordes porque la canción es de todos y no es de nadie”, dijo. “Después, cuando se anunció el golpe de estado, las Fuerzas Conjuntas dieron un mensaje con nuestra canción. A las horas se arrepintieron”. Poco tiempo después, el dúo sería prohibido y ambos músicos deberían exiliarse.
“Las verdaderas canciones aguantan que te las politicen”, dijo Guerra. “Ningún partido se puede adueñar de la canción porque es de la gente”, agregó López. “Ese es el verdadero poder del arte: nace con una pureza intocable”.
A más de 50 años de su grabación, Braulio era consciente del legado que logró con “A Don José”. “Me produce semejante alegría saber que un día yo no voy a estar físicamente, pero un pedacito de mí se va a quedar para siempre. No hay mejor reconocimiento que eso. Es el verdadero destino de los artistas poder hacer cosas que perduren y alimenten el alma humana. Para mí es el mejor premio”.