ENTREVISTA
En entrevista con El País, la cantante de 18 años habló sobre las razones por las que pidió que le revocaran el permiso de trabajo del INAU y adelantó detalles sobre su embarazo con Marcos Da Costa
El viernes, durante su cumpleaños de 18, Luana Persíncula— conocida como “la princesita de la plena”— llegó a la redacción de El País para hablar sobre el relanzamiento de su carrera. Tras un año de retiro causado por la revocación del permiso del INAU para trabajar —la cantante empezó su carrera a los 16 años—, ahora volvió a la escena con dos canciones, “Mi primer amor” y “Ocean”. Además anunció que el 21 de noviembre se presentará en el Teatro Metro (entradas en Abitab).
—¿Cómo fue este año, en el que estuviste en pausa?
—Estuve extrañando, obviamente. Pero estuve trabajando y perfeccionándome en el canto, también estuve aprendiendo a componer junto a Marcos (Da Costa) y otros compositores. Apuntamos a los temas inéditos porque en la movida tropical lo que más se maneja son los covers; yo empecé así. La idea es perfeccionar eso y el tema audiovisual. Quiero darle un poco más de profesionalismo a los videoclips, que no se ve mucho en la plena porque lo típico es la banda atrás y la cantante adelante. Eso superfunciona, pero si querés crecer hay que planificar. Estoy feliz de volver a las canchas.
—El mes pasado publicaste "Mi primer amor", que tiene un videoclip con una historia detrás.
—Exacto. Es un tema compuesto por Maxi Porciúncula y una parte por mí. Surgió de un día que estábamos medio peleados con Marcos y me vino la inspiración. Escribí y recalqué la idea de “El primer amor". Era algo supergeneral y era perfecto para hacer una canción porque puede hablar de una pareja, pero también puede ser sobre la familia: como la madre con su primer hijo. Se nos ocurrió poner algunos ejemplos en el videoclip y cierra con mi primer amor, que es Marcos.
—En la canción se puede ver un cambio, en tu imagen y también en el estilo. Es algo más urbano.
—Sí, mucha gente dijo que era como más urbano, que me gusta, pero mi género favorito es el pop. Eso es lo que quería empezar a reflejar en los clips, sobre todo en el cambio de imagen. En lo audiovisual quiero intentar tener ese profesionalismo que tienen artistas como Lady Gaga y Katy Perry. Obviamente estamos a otro nivel, pero me gustaría poder traer algo de eso en nuestra música uruguaya.
—¿En qué momento te diste cuenta de que empezabas a ser reconocida?
—Yo siempre fui sociable en mi ciudad y en las ciudades de alrededor del departamento. La gente sabía que cantaba y yo me sentía popular. Llegué a Montevideo y pasó lo del tema de “A ella” y ahí conocí la verdadera popularidad. Me juntaba con amigos y ellos me decían: “Tenés seis millones de reproducciones”. Ese choque fue grande porque me di cuenta de que estaba pasando de verdad. Fue todo en poco tiempo, de un mes al otro. Saqué el video el 9 de febrero y el 9 de marzo ya estaba debutando en Sarandí del Yí. Fue muy importante para mí y mi familia, ellos siempre me dijeron que iba a ser artista.
—¿Ya lo tenían claro?
—La música en mi familia es como el plato de comida: nunca puede faltar. Desde chica me decían que iba a ser artista, pero fue todo demasiado rápido. Los primeros meses no me lo tomaba muy en serio porque estaba en las nubes, pensé que solo era el cariño de la gente. Después empecé a ir a eventos donde la gente iba de verdad a verme. En un momento me di cuenta de que me estaban tomando en serio y que había niñas que querían hacer lo mismo que yo. Ahí cambia la realidad de lo que es la música, porque yo llegué a la productora (Jasa Music) diciendo: “Yo quiero cantar, a mí no me interesa la plata”. Después vimos lo que es el mundo de la música; es trabajo, negocio y también la popularidad, que nunca me gustó mucho.
—Es que con la popularidad también llegan las críticas.
—Eso. Porque la gente tiene libertad de opinar, y no solamente de tu imagen. Fue lo que pasó con el tema del INAU: hablaron de mi familia y de mis amigos. Ahí me di cuenta de que esto no era solo cantar por mi sueño y caí en la realidad. Me costó mucho y estuve varias noches llorando porque sentía que no me merecía esto, pero es parte de lo que uno tiene que enfrentar.
—Antes de que te retiraran el permiso del INAU, vos cantabas en bastantes boliche. ¿Cómo eran esos momentos?
—A partir de que debuté el 9 de marzo no paré ningún fin de semana hasta el momento en que me cortaron el trabajo. Al principio eran dos shows, luego tres, después cinco y más adelante ocho.
—Estabas por presentarte en el Montevideo Tropical antes de que te retiraran el permiso. ¿Cómo te sentiste?
—En verdad me perdí tres fechas importantes para mí: el festival de Dolores, que era la fiesta de la primavera; el Antel Fest, en Paysandú, que era la única artista tropical; y el Montevideo Tropical. Fue por el Antel Fest que explotó la noticia. Después en noviembre tenía el Montevideo Tropical y no pude ir; me quedé en el auto escuchando el show de Marcos.
—¿Qué pasó realmente con el tema del INAU?
—En verdad lo que pasó fue que yo pedí que me lo retiraran. Tuve algunos desencuentros con la productora y con algunos requisitos. Estaba muy presionada en cuanto a trabajo y les pedí que me retiraran el permiso para parar por un tiempo, pero me lo retiraron del todo.
—Fue algo abrupto.
—Sí, ellos me explicaron que al tomar esa decisión tenían que cortar del todo, porque si estaba pidiendo protección, no podía elegir cuándo. No me quedó otra que aceptar eso; si no, tenía que seguir en un ambiente que no quería.
—¿Te referís a la presión o al negocio?
—Sobre todo el tema del negocio, que es algo de lo que tuve que aprender muchísimo. Con mi familia, de tan buenos que somos, fuimos ignorantes por ir a decir: “Solo quiero cantar porque me gusta”. Después te das cuenta de que hay un negocio atrás. Yo no digo esto por ser ambiciosa, pero cuando entrás con tu sueño de cantar te das cuenta de que las demás personas lo ven como un producto. Las personas te ayudan y trabajan para vos, pero en realidad no sienten tu sueño como vos. Por eso es necesario asesorarse, y es el error que cometí yo, el de no escuchar a las personas. Cuando empecé a ver la realidad, me di cuenta de que la música no es solo cantar y tocar una guitarra. Si querés vivir de la música, entonces es otra perspectiva.
—Para poder mantenerte…
—Claro. El que quiere emerger en el ambiente del arte, no le interesa el dinero: quiere mostrarse, crear y descubrir. Pero luego tiene dos caras: y la primera persona que tiene que saberlo sos vos. Es como que llevás un cuaderno que se llama “tu sueño”: algunas personas lo van a leer, otras lo van a cambiar y otros lo quieren vender. Hay cosas que mi familia y yo no sabíamos, o sea, sabíamos que la música es un negocio, pero no lo entendíamos. Te pongo un ejemplo, yo venía recontenta con mis $ 5.000 de un show, pero en realidad hay mucho más atrás. No es ser avaro, es respetar mi trabajo.
—¿En qué momento sentiste que habías llegado al límite?
—Estábamos con Marcos y fue un día malo. Ya me había levantado supertriste. Yo miraba mucho lo que decía la gente y no podía creer todo lo que decían de mí. Eso me afectaba psicológicamente. Eso se sumaba al tema de la noche, tener que estar con la garganta al 100 %, el liceo, tener que hacer saludos, elegir la ropa. El que vea esto me puede decir: “Vení a hacer ocho horas y vas a ver lo que es trabajar”, pero imaginate que a los 16 años fue una bomba. En un mes pasé de estudiar y tomar mates en la rambla con mis amigos a estar muy expuesta. Llegó un momento en que dije: “Basta, vamos a cerrar este ciclo y vamos a tratar de empezar de nuevo”.
—¿Qué fue lo que más te dolió?
—Tenía a una persona de 60 años comentando cualquier disparate sobre mí y también a un niño de 10 años. Ese rango de libertad de opinión fue muy chocante y por suerte Marcos lo había vivido. La gente iba y le decía a mis padres: “¿Viste que está la Luana en el noticiero? ¿Será verdad lo que dicen?”. Me preocupaba lo que pensaran mis padres y mis amigos de mí. Nadie te prepara para eso y me costó aceptarlo. Llegué a ver comentarios de gente que decía que conocía a mi familia y aseguraban que mis padres eran explotadores. Hasta llegaron a decir que era hermafrodita. Uno se imagina que se van a agarrar con tu imagen, que siempre es lo primero que se critica, pero cuando critican a tu familia, ahí te quema la conciencia. La gente no sabe cómo eso puede afectar a uno. Podés criticar mis canciones o cómo me visto, pero hablar de mi familia y de mis amigos es demasiado. No aguanté.
—¿Qué rol tuvo Marcos en esos momentos?
—Fue esencial. Mi familia también, pero en ese momento habíamos empezado a convivir juntos. Yo le explicaba a mi padre que me quería independizar, fue esencial en lo psicológico y en lo sentimental porque me sentía sola y pensaba que había hecho todo mal. En un momento me dije que no iba a cantar más, porque era fuerte para llevar todo esto; no era lo que yo esperaba de mi sueño de cantar.
—Además él también tiene la experiencia de estar en el ambiente.
—Yo lloraba mirando las críticas de la gente. Marcos me miraba y me decía: "¿Sabés cuántas veces lloré yo por esto? Te vas a acostumbrar". Con la noticia del embarazo fue otra caída libre al piso; se nos filtró la noticia y no pudimos dar la noticia como queríamos hacerlo. Yo siempre supe que estas cosas pasaban a los artistas, pero no se da cuenta hasta que lo siente de verdad.
—¿Cómo va a ser tu regreso?
—La semana que viene arranco con los shows en bailes y en eventos, pero quiero dar la noticia de que el 21 de noviembre voy a hacer el Teatro Metro, sobre todo para el ambiente familiar. También vamos a sacar “Ángeles y demonios”, con Marcos, una canción inédita que habla sobre todo lo que pasó. Es un tema muy polémico porque es una imagen que nunca vieron de mí. Siempre hay que mamar de las situaciones para crear canciones.
Anuncio del embarazo
En su entrevista para El País, Luana llegó acompañada de su pareja, el cantante Marcos Da Costa. Sobre el final de la charla, ambos hablaron sobre el anuncio de su embarazo.
Marcos Da Costa: Estamos preparando el regreso y llega el embarazo.
Luana: Es un momento muy sentimental, muy mimoso (sonríe).
Marcos Da Costa: La decisión era de ella y yo estoy para acompañarla. En la parte del embrazo, el rol del hombre es acompañarla porque ella es la que lo vive de verdad. Es un momento hermoso, y entiendo que es un poco molesto y doloroso. Yo estoy acompañándola y no paré de componer. Trato de que no abandone un sueño por un cambio en el hábito de vida.
Luana: No va a pasar, soy joven. Siempre me gustaron los niños. El tema de ser mamá joven siempre me gustó porque ser compinche con tu hijo siendo joven es genial. Sobre todo, me gusta la familia grande. Yo vengo de una familia grande y está Marcos de testigo (se ríe). Somos de campaña y las familias grandes son una costumbre en el interior. Me quedó eso de las grandes reuniones familiares. Por la rama de mi padre, todos mis tíos cantan y mis abuelos son músicos. Siempre soñé con crear ese ambiente familiar un día.
Marcos Da Costa: Esperemos que de los dos salga una buena combinación artística (ambos se ríen).
Luana: Siempre le pedí a dios encontrar un compañero que tenga la misma pasión que yo, porque es muy difícil tener un cantante. Llegaba un día en que mi padre me decía: "Te amo, pero por favor callate" (se ríe). Estar todo el día cantando y componiendo es único. Queremos formar una familia musical, sobre todo artística, pero si no sale cantante estaría buenísimo que sea algo artístico.
—¿Cuántos meses van del embarazo?
Luana: Cinco meses y dos semanas.
Marcos Da Costa: El sexo lo tenemos reservado para una publicación.
Luana: Ya tenemos todo, el sexo y el nombre, pero eso déjennos anunciarlo nosotros (se ríe).