ENTREVISTA
Antes del show que presentará en el Antel Arena el 22 de octubre, Luciano Pereyra dialogó con El País sobre el disco "De hoy en adelante" y de su relación con el público uruguayo
El Antel Arena ya es un escenario conocido para Luciano Pereyra. Es más, es el artista internacional que más veces actuó en el estadio cerrado: en 2019 celebró allí sus 20 años de carrera y en noviembre del año pasado —luego de varias reprogramaciones a causa de la pandemia— volvió para otras dos fechas en las que celebró su reencuentro con el público y estrenar canciones.
El sábado 22 de octubre presentará su tercer espectáculo, la gira De hoy en adelante, en la que cantará las canciones de su nuevo álbum. El repertorio incluirá flamantes éxitos como “Una mujer como tú” (grabada con Los Ángeles Azules) y “Que no se le olvide” (con Nacho). Antes, dialogó con El País.
—“De hoy en adelante”, la canción que abre y que le da nombre al álbum, habla de revalorizar una relación de pareja. “Ayer no lo dije y estabas hermosa, / Se me hizo costumbre tener una diosa. / Te mereces todo y he sido tan tonto”, dice la letra. ¿Sentís que, en algún momento, el ritmo de tu carrera te llevó a descuidar a tus seres queridos?
—Está bueno lo que me preguntás porque “De hoy en adelante” habla de tratar de todos los días, en este mundo tan acelerado, hacer una pausa para valorar a nuestros seres queridos porque a veces uno no se da cuenta de las cosas que tiene. Hablando de eso, no sé si por mi trabajo uno los descuida pero, a causa de tantos viajes, los tiempos han sido más de calidad que de cantidad. Y esa dosis de calidad es la que necesito para volver a tomar un vuelo, volver a subir a un escenario y, especialmente, no olvidarme de dónde vengo ni hacia dónde quiero ir.
—El mensaje del disco es el de celebrar las relaciones. ¿Qué valor le das a esa mirada frente a tantas canciones que dicen que no comprometerse es mejor o, al menos, más fácil?
—Es muy importante comprometerse a través del afecto y del amor con otra persona. Pero hay muchas cosas con las que otro se puede comprometer: con el trabajo, el prójimo, la naturaleza y los animales. Respecto al amor, el compromiso dice mucho porque es mejor si es compartido (se ríe). Cuando lo hacés estás compartiendo lo bueno y lo malo, y uno aprende a cuidar al otro.
—Y “Me mentiste”, la segunda canción del álbum, habla de la desilusión que te genera esa falta de compromiso: “Ay, qué dolor (...) Me dejaste sin brújula y sin dirección”.
—Sí, es que eso es parte de la vida también. Siempre digo que en mis primeros dos discos solo había una canción de mi autoría; en el tercero ya eran cuatro y ahora son todas mías. Si bien comparto con otros músicos y compositores, cada día que vivo es un aprendizaje. Lo que escribo es lo que he vivido. Lo que muestra este disco refleja que, tanto lo bueno como lo malo, he ido aprendiendo cada vez más.
—Los discos suelen ser fotografías de un momento de la vida del artista. Ahora que estás de gira con De hoy en adelante, ¿de qué manera te ves reflejado en esas canciones?
—Este disco es muy particular porque somos sobrevivientes a una pandemia y eso no es poca cosa. Por ahí se nos olvida rápido, pero para mí es muy importante volver a celebrar canciones, giras y conciertos después de momentos tan duros de tanto encierro y despedidas a la distancia. Tengo la imagen de componer el disco en medio de la pandemia desde mi casa en Luján y llevarle comida a mis viejos, que eran población de riesgo, y no poder darles ni un abrazo ni un beso. Gracias a Dios ya pasó, y en el medio había música, que era mi catarsis para toco lo que nos tocó vivir. Además descubrí que tenía mucho más por agradecer que por padecer —porque tengo un techo, comida, salud, a mis padres vivos y a mi familia bien—, y por eso De hoy en adelante habla disfrutar y de vivir el presente.
—El 22 de octubre vas a volver al Antel Arena. ¿Qué esperás de este reencuentro con el público uruguayo?
—Creo que ya te lo comenté la otra vez, porque es mi frase de cabecera: una tristeza compartida es la mitad de la tristeza, pero una alegría compartida es el doble de alegría. Para mí es una bendición poder compartir con tanta gente la alegría que me da hacer música. Y después de tanto tiempo, siento que Uruguay es esa casa donde uno va a ver a ese pariente, vecino o amigo tan entrañable al que a uno siempre le da gusto visitar. Cada vez que cruzo el charco siento que me voy a reencontrar con un pariente, y encontrarnos en un abrazo musical después de tantos años de visitas es maravilloso. Siempre es un gusto volver a Uruguay.
—Hace un momento mencionaste que la música fue una catarsis durante la peor etapa de la pandemia. ¿Qué te brinda la música para confirmar que ese es el lugar donde querés seguir en este camino?
—Yo nací haciendo música y si dejo de hacerla no sabría qué hacer. Por supuesto, podría renovarme porque tengo dos brazos y dos piernas, pero la música es mi modo de desnudar el alma a la hora de componer y de compartir con gente que vive lo mismo que yo. Muchas veces me pasa que escucho una canción y digo: “Wow, esta persona sabe lo que me pasa”. Volviendo a mis canciones, siento que comunicarnos a través de estas historias es hermoso. porque el público te presta algo tan valioso como su tiempo para escuchar una melodía que escribiste para hacer una catarsis de lo que te pasaba en determinado momento. Entonces, la música es un modo de compañía hermoso y en la pandemia ha tenido un rol fundamental porque ha sido de ayuda para un montón de gente que estaba sola... (Hace una pausa y sonríe) La música es uno de los mejores inventos que ha hecho Dios.