Lucy Patané, la obrera del rock argentino que rescató un tema que grabó a los 12 para coronar su grito de guerra

Es una de las heroínas del rock argentino más reciente y, con 39 años de edad, celebra 30 de carrera. Lucy Patané viene a Montevideo para tocar su buen disco "Hija de ruta", y antes charló con El País del enojo y las canciones.

Compartir esta noticia
Lucy.jpg
Lucy Patané.
Foto: Sofía Martinsen

Fotógrafa de National Geographic: eso, dice Lucy Patané, podría haber sido si no se hubiera dedicado a la música. ¿Pero acaso tenía otra opción? La pregunta le vuelve como una idea recurrente. Hija de músicos que tenían una sala de ensayo y grabación montada en su propia casa, hoy tiene 39 años y 30 de artista. Tocó sus primeros instrumentos a una edad en la que algunos niños aún no terminan de aprender a hablar con claridad. A los 12 grabó “Estoy aburrida”, que ahora es el cierre de Hija de ruta, su flamante segundo disco que presentará este jueves en Uruguay.

En Hija de ruta, Patané, que es cantante, compositora, guitarrista, multiinstrumentista y productora, y que además fue sesionista de Natalia Oreiro en una gira rusa, se pone salvaje para hacer lo que una amiga le hizo ver como canción de protesta cotidiana: las deudas, la burocracia, lo caro, todo está acá, como en una película indie que suena a trasnoche británica pero es puramente sudaca.

“Yo estaba muy enroscada con el concepto, ‘ay, no sé de qué habla este disco’”, dice al otro lado del teléfono mientras espera, en Buenos Aires, que alguien le toque timbre para levantar unas llaves. “Ahora, con el diario de lunes, sé que a través del humor pude decir todas las cosas que en estos últimos años me quemaron la cabeza. O sea, yo siento que nadie habla de la pandemia, y ahora se ven las cosas que todo eso nos dejó. A mí eso me provocó muchísimas cosas. No puedo ver el mundo igual al 2019. Entonces no me sentía muy cómoda hablando de pavadas”, dice.

De alguna forma, este disco la ayudó a canalizar el enojo a través de canciones que suenan desfachatadas y piden pista o, como a ella le gusta decir, un pogo “muy amoroso”. Hace poco se dio cuenta: su público es especial, particularmente buena onda. Lo comprobó el 7 de setiembre tras agotar su primer Niceto, y este jueves averiguará si aplica igual en Montevideo, donde se presentará en formato solista, en Sala Corchea, para sostener lo visceral con una guitarra. Quedan entradas en EntradasFans.com o en Redpagos (presencial).

Es que Patané todavía está conociendo a su propia audiencia. En 30 años de camino artístico y consolidada como una protagonista clave del under bonaerense, ha hecho de todo, casi siempre en colectivos. Tocó con decenas de músicos y fue parte de La Cosa Mostra y Las Taradas, bandas con las que dio sus primeros pasos en Uruguay. Pero su camino solista es reciente: en 2019 debutó con un disco homónimo que fue algo que estuvo preparándose toda la vida, y que está zurcido por lo folk. Cuando se vació de sus cargas, hubo que inventar cosas de cero. Y eso la ubica donde está hoy.

“Este disco fue muy difícil de encontrar”, dice. “Tuve que recauchutar demos, cosas superviejas o cosas más nuevas, y en un momento el disco toma su propia vida y yo siento que ahí se volvió superviolento como para, desde el sonido, aparecer y decir ‘bueno, hola, yo soy el segundo disco y esto es lo que tengo para dar’”.

Lucy.jpg
Lucy Patané tocando cuando era niña.
Foto: Archivo Lucy Patané

Esa ofrenda es una mezcla de punk y guitarras acústicas que se aloja entre el vértigo de canciones como “Trámites burocráticos” o “Bukake”, y la intimidad de “Restos fósiles”. Las 11 canciones hunden las manos en el barro y salen llenas de suciedad y brillantina.

“Yo me enrosco bastante haciendo un disco, por momentos la paso mal, por momentos es retenso, por momentos no me gusta, por momentos lo abandono, de repente solamente hablo de eso, solamente mis días son el disco y es como muy intenso”, dice con una risa compasiva. Para Hija de la ruta hubo versos que salieron directamente del estar parada frente al micrófono, siempre al límite, dice. Así trabaja: en la cornisa y expuesta a los errores (después de todo, fue un error de tipeo en un mail lo que le dio el nombre a todo este proyecto).

Igual, Patané se reconoce como hija de la carretera. “Mi escuela es el haber tocado con mucha gente, el haber tocado varios estilos, haberme metido en cualquier sucucho para tocar, desde muy, muy chica, y en algún punto ese es mi recorrido, esa es mi universidad y ese es mi tesoro. La ruta, por decirlo de alguna manera. Entonces me parece que todo cerró”.

“Le doy bola al error. A veces uno se pone un objetivo, y si cerrás todas las puertas solo por llegar a ese objetivo, te podés perder de muchas cosas. Por ejemplo esto de Mini Lucy, ¿no? Yo podría no haberlo mostrado, pero por algo lo hice y esa puerta se abrió”, dice sobre “Estoy aburrida”, el tema que registró a los 12, que sobrevivió respaldos de computadora y muchas mudanazas, y que ahora, por impulso de los productores Tomi Campione y Juanito El Cantor, cierra su disco bajo el nombre de Mini Lucy. Patané se desdobla, mira de lejos, dice: “Me genera orgullo. Me acuerdo de hacer música y querer mostrarla y que me diera mucha vergüenza. Me encanta que ahora Mini Lucy esté protegida. El tiempo pasó”.

Quizás, confiesa, Mini Lucy saque más canciones. Es que el mundo de Lucy Patané es así: siempre creciendo, siempre estallando.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar