Luli Pampín, el personaje que una madre creó para compartir con su hijo y hoy genera millones de escuchas

El jueves 11 de julio, Luli Pampín volverá al Antel Arena para presentar el show "¡Bienvenidos!". En la previa, su creadora dialogó con El País y repasó la historia del fenómeno que recorre el mundo.

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Luli Pampín. Foto: Difusión.
Luli Pampín.
Foto: Difusión.

Luli Pampín podrá resultar desconocida para toda una franja etaria, pero aquellos que sí la conocen tienen claro que es una estrella. Tiene 11,8 millones de suscriptores en su canal de YouTube, sus dos mayores éxitos de Spotify (“Aram sam sam” y “A mi burro le duele la cabeza”) acumulan 60 millones de reproducciones y viene de seis shows en México en los que vendió 40 mil entradas. Ahora se prepara para volver a Montevideo, donde actuará por segunda vez en su carrera en el Antel Arena.

Si estos datos no son suficientes, alcanza con preguntarle por Luli Pampín a los más chicos de su familia, o a los padres y abuelos de niños. Seguramente le hablarán de su magnitud.

Más allá de las cifras, la obra de la mendocina radicada en España desde su adolescencia, es un ejemplo. Lucía Pérez Gerardi —así es su verdadero nombre— fue parte del ejército durante más de una década, pero hizo un cambio de vida luego de ser madre primeriza. Al ver la reacción de su hijo al escucharla cantar y el entusiasmo mutuo al bailar clásicos infantiles, decidió explorar su veta artística. Arrancó en 2016 con videos filmados en el patio de su casa y escenografías hechas con cajas de cartón, y luego de que la descubrió el productor italiano Alberto Mantovani para invitarla a ser parte del popular sello Alman Kids —especializado en música infantil—, su carrera creció a un ritmo vertiginoso.

Luli Pampín llega al Antel Arena. Foto: Difusión.

Desde 2018 ya publicó 13 discos, sus videos en YouTube acumulan 5800 millones de reproducciones y solo en los últimos dos meses recorrió Colombia, México y España. A su vez, el año pasado se animó a grabar Ciao Bambini, su primer disco en italiano. “Fue un desafío muy especial porque mi familia es de Italia, y mi nono, que llegó a Argentina cuando era mucho chico, siempre soñó con volver a su país natal. Murió allá y me hubiese encantado que él me escuchara cantar en italiano porque sé que se hubiera sentido muy orgulloso”, le cuenta Lucía a El País. “Entonces, grabar un disco como Ciao Bambini es algo tan personal y tan bonito. Es como si le cantara a él; es mi homenaje”.

Pero no solo grabó en italiano, sino que también ofreció una serie de presentaciones de ¡Bienvenidos!, el espectáculo que traerá al Antel Arena el jueves 11 de julio, en italiano. “La reacción fue superlinda porque es increíble ver que te escuche gente que habla otro idioma. Además, hay gente que aprende español mediante la música. Es maravilloso”.

¡Bienvenidos!, que ya había presentado en Montevideo en 2022, es el show ideal para acercarse a la propuesta de Luli Pampín, el personaje que nació como una bailarina de cajita musical y se convirtió en lo que define como una “superheroína de la imaginación de los pequeños”. Estarán los hits “Aram sam sam”, “A mi burro le duele la cabeza”, “Congelado” y “Camino por la selva”, pero también habrá lugar para una historia que invita a la reflexión.

"Escribí el espectáculo conforme a unas experiencias que tuve cuando empecé a trabajar con niños para empaparme de sus comportamientos”, cuenta. “Cuando fui por primera vez a un colegio me advirtieron que había un niño que se portaba mal y que siempre estaba en una esquina castigado. Me partía el corazón y cuando lo hice mi ayudante cambió de actitud enseguida. Me di cuenta de que solo quería un poco de amor y de atención”.

Sobre el enfoque de la historia, comenta: “Muchas veces vemos comportamientos de niños que quieren llamar la atención, y la primera acción de los adultos suele ser alejarlos y castigarlos. Pero está bueno prestarles atención y tratar de entender qué los lleva a buscar cariño de esa manera. Por eso al principio de ¡Bienvenidos! aparece un personaje que quiere arruinar la fiesta, pero luego de incluirlo, descubrimos que realmente quiere participar. Es muy bonito enseñarle a los niños que mediante el amor se pueden conseguir cosas maravillosas”.

Antes de su vuelta al Antel Arena (entradas en Tickantel, desde 1430 a 2750 pesos; el show arranca a las 15.00), Luli Pampín charló con El País.

—El objetivo de ¡Bienvenidos! es demostrar que la música y el baile también puede ayudar a despertar empatía. ¿Qué tan importante es ese foco cuando pensás en un espectáculo para niños?

—Es muy importante porque la música no solo es un idioma universal, sino que también va relacionada con todo lo que nos mueve por dentro. Para mí no es solo la melodía que te transmite algo, sino que uno puede enseñar a través de las letras. A mí me parece una herramienta muy potente para dejarle un mensaje a los niños que les ayude de verdad en la vida y que les quede para siempre en sus corazones.

—¿Sentís que eso es lo que permite que el público infantil conecte tanto con tu propuesta?

—Sí, aunque no creo que sea una cosa solo de niños; ya es algo familiar. Tal vez el niño que escucha a Luli Pampín lo hace porque me encontró por casualidad y le gustaron mis canciones, pero los papás, las mamás, los tíos o los abuelos que descubren mi contenido lo valoran porque se dan cuenta de que hay un equipo detrás que trabaja con mucho cariño y dedicación para entregar un mensaje que sea útil. No se trata solo de explicar lo típico de los colores y de las vocales, sino que nos interesa ir un poco más allá. Es una responsabilidad muy grande y la tomamos con mucho amor.

—Tu disco Halloween con Luli Pampín es un buen ejemplo. En “Boo” decís: “Nuestros miedos tienen la espalda blindada; la única forma de vencerlos es enfrentarlos de cara”.

—Sí, porque en todo lo que hago me gusta dejar una enseñanza. Sí sé, por ejemplo, que a los niños les gusta mucho Halloween porque les llama la atención los monstruos, entonces voy a usar esa herramienta para dejar un mensaje como el de “Boo” o aprovechar esa excusa para aprender sobre los estilos musicales. Son como semillitas que voy sembrando entre canciones. Como dije, me interesa dejar enseñanzas porque cuando hago música pienso en qué le diría a mis dos hijos, y yo siento que las personas que me escuchan son como mis pequeños hijos: les doy el mismo amor.

—En tu página web hay una frase que dice: “La sonrisa es la ventana al alma”. ¿Qué te produce despertar sonrisas a través de la música?

—Justo hoy estaba pensando en eso porque cuando empecé a hacer a Luli Pampín fue por mi hijo, que ahora tiene 9 años. Y a medida que va pasando el tiempo y él se va haciendo grande es como que se te va olvidando por qué empezaste... (Hace una pausa) Y ahora que tengo a mi hija chiquita, no sabés lo hermoso que es que quiera escuchar mi música (se ríe). A veces le pido a Alexa que reproduzca a alguna canción de Luli Pampín, y apenas empieza es como que le invade una emoción tremenda; nos agarramos de la mano, saltamos de emoción y cantamos juntas. No sabés lo maravilloso que es eso. Esas cosas me hacen sentir que estoy en el camino correcto y recordar por qué empecé esto.

—¿Qué se transforma de la Lucía que está hablando ahora cuando sale al escenario convertida en Luli Pampín?

—Cuando salgo al escenario y tengo esa forma de reír tan característica de Luli se me despierta una combinación de mucha felicidad y fuerza. Es como que puedo decirle al otro: “Vamos a divertirnos y te voy a contagiar mi sonrisa”. En esos momentos siento que puedo transmitirle al otro que va a sentirse igual de poderoso que yo cuando se tenga que enfrentar a lo que venga. Es maravilloso.

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