Es jueves al mediodía y los miembros de Márama están con una agenda cargada. Ayer se embarcaron en una gira de prensa para presentar “Enemigos”, su nueva canción, y en unas horas partirán hacia Argentina, donde los espera una serie de shows por Tucumán y Santiago del Estero. “A veces pensamos cómo hicimos para llegar hasta todos esos lugares”, se pregunta en voz alta el cantante Agustín Casanova. Luego hace una pausa. “Yo creo que es el poder de la música”, dice y sus compañeros de banda asienten.
Desde que se reunió en setiembre de 2019, Márama —uno de los grupos referentes de la movida de la cumbia pop— no ha dejado de crecer. Esta etapa inició con “Ya no llora”, un hit instantáneo que logró imponerse a la supremacía del trap y del reggaetón en las radios y se consagró como uno de los himnos del último verano prepandemia. Ese tema, que hoy acumula 45 millones de reproducciones en Spotify, invocaba el espíritu alegre y despreocupado de “Noche loca” y “Loquita”, dos hitos ineludibles del movimiento que fue furor entre 2014 y 2017.
El regreso de Márama tras cuatro años de separación —el conflicto legal con Fer Vázquez, de Rombai, fue determinante— despertó un interés renovado por el público. En 2021 agotaron tres shows en el Antel Arena y otro en el Gran Rex de Buenos Aires. En esos conciertos repasaron todos los éxitos que los llevaron a sonar sin descanso en radios y boliches de la región, pero si algo tenían claro es que esta vuelta no se trataba de repetir lo ya hecho. Por eso, con su segundo sencillo, “No quiero verte”, grabado con Hernán y La Champion's Liga, iniciaron una dinámica de colaboraciones que busca expandir su paleta sonora.
En este tiempo trabajaron con figuras de la vecina orilla como Luciano Pereyra, Migrantes, Rodrigo Tapari y La K’onga. Con el grupo cordobés, por ejemplo, se animaron a fusionar cumbia en cuarteto con dos temas: “Me va bien sin ti” y una reversión de “Ya no llora”.
“Nos gusta incursionar en otros géneros; esa es la idea de Márama hoy”, explica Casanova, que además se desempeña como jurado de La Voz Uruguay. “No queremos perder nuestra esencia, pero aun así queremos apostar a cosas distintas”. Agustín Duarte, baterista y director musical del grupo, agrega: “Las colaboraciones están buenas para descansar un poco la oreja del Márama de siempre; es un refresh que está bueno”.
Y “Enemigos”, que publicaron a finales de mayo, es un buen reflejo de este camino. “Es una apuesta un poco más lenta y romántica que tiene una llevada distinta de lo que acostumbramos. Es un sonido más relacionado con la cumbia vieja”, explica Casanova. Compuesta junto al cantante Mathías Cuadro, la letra que describe un desengaño amoroso (“Yo vine por amor, y me voy porque me mientes”, dice el estribillo), también refleja su interés por abordar otra forma de presentar sus historias. “Nos gusta que otros compositores escriban canciones porque, generalmente, cuando los cantantes escriben terminan rondando sobre las mismas ideas y melodías. Queremos darle una identidad distinta a cada canción”, asegura Casanova.
“Enemigos” cuenta, además, con otra apuesta: se acompaña una versión acústica en la que el cantante lleva, junto al guitarrista Martín López, a la canción hacia el terreno más minimalista. “Queremos que nuestra música tenga más instrumentos que elementos producidos por computadora”, comenta Duarte.
Márama, que el año que viene celebrará sus 10 años, tiene varios planes para el futuro. Además de una gira por grandes escenarios, editarán dos EPs: uno con versiones de clásicos de los ochenta y los noventa llevadas a la sonoridad del grupo, y otro con nuevas versiones de sus clásicos. “La idea es grabar con invitados y que ellos desarmen las canciones para llevarlas a su estilo”, adelanta Casanova.
—Ahora que el grupo está por cumplir 10 años, ¿se han tomado un tiempo para analizar los motivos por los que sus canciones generaron tanto interés?
Pablo Arnoletti: Fueron varias cosas. La primera es que cuando surgimos la gente se dio cuenta de que éramos unos chicos que tenían ganas de divertirse y de pasarla bien con el público. También fue importante que, en su momento hicimos una cosa que fue bastante nueva; eso que después llamaron cumbia pop. Si bien en ese momento estaba Agapornis, ellos hacían covers y nosotros teníamos temas propios, entonces eso llamó la atención. Ahora, con el regreso, no tengo idea qué pasó pero el interés se está dando de nuevo porque la gente se da cuenta de que somos trasparentes y que todavía tenemos muchas ganas de romperla y pasarla bien con todo el mundo. Creo que eso hace que la gente siga pendiente de lo que hace la banda.
—¿Qué significa para ustedes que ese grupo de jóvenes con “ganas de divertirse” haya generado un repertorio que atraiga a nuevo público?
Arnoletti: Es algo que nos gusta y, a la vez, una pequeña caricia al ego saber que luego de ocho o nueve años tus canciones siguen sonando en los boliches y los casamientos. Creo que ya estamos a la altura de sonar en la Noche de la Nostalgia (risas)...
Agustín Duarte: Lo más sorprendente es que nuestras canciones explotan en los cumpleaños de 15. Resulta extraño; es como un clásico regenerado.
Agustín Casanova: Aunque eso nos hace sentir viejos...
Arnoletti: A mí no. Yo sigo siendo joven (risas).
—En las canciones que publicaron desde su regreso, decidieron abordar las distintas fases de una relación: el enamoramiento, el desengaño y la superación. ¿Qué les interesa de esa mirada?
Casanova: Es que, en cierto punto, cada compositor tiene historias distintas para contar. A mí me encanta escribir canciones, pero para mí es muy divertido ver cómo las otras personas viven y cuentan sus historias. Es verdad que hay un montón de cosas que puedo vivir, pero en cierto punto son limitantes...
—Además, imagino que no querés exponer tu vida privada en una canción, ¿no?
Casanova: Claro, para mí es raro. No sé si me siento cómodo contando cosas de mi expareja, de la actual o la que viene. Por eso sentimos que es un buen momento para trabajar con otros compositores y que cada uno le de cierta identidad a Márama. Después, nos encargamos de interpretarla.
—Que el público se aprenda sus canciones y las coree en los shows debe ser uno de los mejores momentos para el grupo. ¿Qué significa para ustedes?
Casanova: ¡Es hermoso! El momento clave de sacar un tema es ver cómo la cantan las demás personas. Puede pasar, sí, que no suceda porque no haya gustado —y está bien porque es algo supernomal—, pero cuando sí te pasa es increíble. Para mí es como ver cerrado el círculo de una canción.