*Por Manuella Sampaio

Hay una canción que habla de dejar la tristeza a un lado, cantar fuerte y alto porque, así, la vida va a mejorar. Hay otra que repite casi a modo de mantra, que “despacio, despacito, se desvían las espinas del camino de quien sabe dónde quiere llegar”. El que las escribióy las canta tiene una voz que no se olvida, lleva la samba en el alma y con estas y otras canciones, representó y representa al pueblo brasileño y su afamada alegría.

“Los optimistas son los que cambian el mundo, los pesimistas no cambian nada, porque no creen en el cambio”, dijo alguna vez él, Martinho da Vila, con toda la alegría que lo caracteriza y que traerá una vez más a Uruguay el 16 de Abril en el Auditorio del Sodre. Las entradas ya están a la venta por Tickantel, y los precios van de 2.500 a 3.980 pesos.

Da Vila presentará el espectáculo Sons e Ritmos do Brasil, en el que repasa su trayectoria de más de 50 años, y en el que lo acompaña su hija, Maíra Freitas, que es parte de su banda.

En 2015 el cantante, que ya visitó a Uruguay varias veces y tocó en distintas salas y escenarios, fue nombrado visitante ilustre de Montevideo. Dice tener simpatía por Uruguay y sentirse querido por los uruguayos. “Ni que hablar que es un país muy equilibrado y tiene buen asado”, le contó riendo a El País. Al hablar con Da Vila, aunque sea al teléfono, se le puede notar la sonrisa mientras habla.

El año pasado recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Universidade Zumbi dos Palmares, un reconocimiento por sus realizaciones y conquistas y por lo que representa para la música popular brasileña. En 2017 ya había sido reconocido por la Universidade Federal do Rio de Janeiro, por “ser un mediador entre la cultura popular y la erudita, por sus cualidades de maestro popular e ídolo de la industria cultural”.

El artista, que tiene 70 discos grabados y en 2022 también recibió el premio Latin Grammy a la excelencia musical y es, además, un aficcionado a las letras y ya escribió más de 20 libros.

Reírse, además, es una constante para el artista que acaba de cumplir 85 años. “La alegría es una filosofía de vida, tenemos que siempre primar por transmitirla. Es una característica mía y de toda mi gente”, señala. “Si estoy caminando y viene una persona con un aire un poco oscuro, que puede estar atravesando algún problema, y yo llevo una sonrisa, puedo hacer que su día mejore”.

“La tristeza solo atrae más tristeza” y la ahuyenta cantando. Sin embargo, esta búsqueda por la alegría, arriba y abajo de los escenarios, no impide hablar de temas profundos como el racismo y la desigualdad.

Lo ha hecho a lo largo de su carrera y está en su último disco de estudio Mistura Homogênea, el que, ha dicho, podría ser su último álbum.

De hecho, como si fuera una despedida, el álbum está lleno de invitados: Carlinhos Brown, el rapero Djonga (representante de una nueva generación de la música brasileña y con quién grabó la pegadiza Era de Aquarius), Zeca Pagodinho y la sambista Teresa Cristina. Y reunió a sus ocho hijos para cantar Canta Canta, Minha Gente, uno de sus temas más conocidos junto con Disritmia.

Y Mulheres, claro, en la que canta que ya tuvo “mujeres del tipo atrevida, del tipo avergonzada, del tipo vivida, casada, carente, soltera, feliz, doncella y hasta meretriz”. No la escribió él pero quedó inmortalizada con su voz y hace unos años fue versionada en la voz de mujeres que buscaron cambiar algunos versos hoy considerados machistas.

Da Vila reconoce que algunas de sus canciones no envejecieron bien. Su canción Você Não Passa de Uma Mulher (que sí escribió) tiene, dice, una conotación machista en su letra y la cambió para sus shows. El gesto revela la conciencia de un artista que no se queda en el pasado a pesar de tener una de las obras más contundentes de Brasil.

Foto: Rodrigo Simas

En Vidas Negras Importam, canción de su último disco, Da Vila dice: “El racismo es un mal, pero el mal se cura con un poco de ternura, alma pura y razón, una vida negra importa, y quien así no piensa tiene la conciencia rota”.

“Un compositor amigo mío (Osvaldo Alves Pereira) hizo esta letra y pidió que yo la modificara e hiciera un samba, pero terminé haciendo un xote, otro ritmo típico brasileño”, le cuenta a El País.

“Me preocupan las cuestiones raciales. En el pasado el racismo era terrible y solo el hecho de reclamar ya era un acto de coraje, hoy estamos avanzando en el tema”, declara y no olvida mencionar, como siempre que puede, a Abdias Nacimento, histórico luchador del movimiento negro de Brasil.

Siente, sí, que el país norteño vive actualmente un “momento esperanzador”, en referencia al actual escenario político. En ese sentido, para Da Vila el samba fue y es “una forma de resistencia”. Y “representa a Brasil tanto como el himno nacional, y quizás hasta más que el himno (se ríe)”.

Para el concierto del 16 en el Auditorio promete, como no podría ser distinto, mucha samba y alegría arriba del escenario. “Mi intención es que el público vibre bastante y se emocione”. Los uruguayos ya descubrieron que sabe cómo hacerlo.