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Meri Deal: su nueva vida en México, su primer disco solista y la música como un canal de conexión

La cantante lanzó "Amores náufragos", su primer disco solista, y dialogó con El País sobre la inspiración detrás de sus canciones y todo lo que implica mudarse a México. "Decidí apostar en grande", asegura.

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Meri Deal.
Foto: Leonardo Mainé.

Pasaron cuatro años y una pandemia desde que Meri Deal lanzó su carrera solista. Era febrero de 2019 cuando la entonces cantante de Toco Para Vos abrió el show de Ed Sheeran en el Estadio Centenario de la mano de un repertorio de canciones inéditas. Así inauguró un camino lleno de cambios, desafíos y aprendizajes.

Lanzó canciones íntimas (“11 con 11” y “No te culpo”) y bailables (“Mierda te quiero” y “Reloj de arena”); teloneó los recitales de Maroon 5, Backstreet Boys y Tini; lanzó el disco Amores náufragos, su debut solista, y se mudó a Ciudad de México. “Decidí apostar en grande, jugármela”, le dice a El País cuando se refiere a este cambio de vida. “Era tremendo desafío, pero lo cierto es que desde que me lancé como solista Warner México me dio muchos impulsos para ir allá. Estuve trabajando todo mi disco ahí y tuve varias oportunidades de shows, así que era el momento de ponerse la diez. Fue un cambio espectacular; crecí mucho”.

Y si se trata de crecimientos, las 13 canciones de Amores náufragos reflejan la sólida evolución de quien supo cantar “Hasta la luna” y “Solo necesito” en pleno furor del fenómeno de la cumbia pop, en 2015. Ahora decidió reflejar todos sus intereses con un disco versátil que se alimenta de los intercambios musicales. “Aprendí a conocerme más, a no encasillarme y a sentir mi libertad”, asegura.

Por eso se animó al reggaetón en temas como “11 con 11” y “Hades”, experimentó con el dembow en “Mierda te quiero” y hasta se paseó por el pop con tintes funky en la bailable “Reloj de arena”. En Amores náufragos también hay espacio para la canción caribeña “Me gusta”, la desgarradora balada “No te culpo” y la pegadiza colaboración “Más de dos”, grabada con Saibu y Juan Vegas, que inicia como una balada acústica, se transforma en un reggaetón de armonías pop y se completa con una base de RKT. “En este disco me permití explorar con todos los géneros sin prejuicios”, resume la uruguaya.

Y si bien Amores náufragos, que Deal planea presentar en Montevideo antes de fin de año —aunque aún no puede dar muchos detalles—, tiene numerosos intercambios musicales, Deal asegura que ciertos aspectos son inamovible. “Me parecía importante jugar con distintos sonidos, pero sin perder un hilo conductor que me identificara. Yo quería que este fuera un disco orgánico y que estuvieran presentes los instrumentos”, dice.

En el plano letrístico también hay un hilo conductor que, en este caso, está sugerido en el título del álbum. “Amores náufragos relata mis últimos cuatro años de vida respecto al amor y también a esa sensación de haber salido de la banda (Toco Para Vos) para empezar este proyecto sola. Cuando empecé a escribir me di cuenta de que todas eran historias de amor que quedaron ahí, que no llegaron a puerto”, relata.

Ese enfoque está presente en varias canciones. “11 con 11”, que abre el álbum, habla de tener que terminar una relación para apostar un por un sueño; “No te culpo” aborda el dolor de desengaño amoroso y “Trapo de piso” de las ganas de volver a empezar luego de sufrir un engaño. “Lo que me gusta de este disco es que cada historia de amor tiene su identidad. Y si bien las letras son bastante autobiográficas, me agarro de una sensación que viví y la exagero un poco para llevarla al drama. Me divierte mucho”, dice.

Sin embargo, eso no significa que todo el álbum esté centrado en ese drama al que Meri hace referencia. “Cosa bella”, “Hades”, “Me gusta” y “Te beso yo” abordan el vértigo y el juego de seducción que rodea al enamoramiento. “Todo en el amor me parece divertido: llorarlo, vivirlo y ser feliz con él. Estoy segura de que la gente se puede identificar con al menos una canción porque hay de todo”, asegura.

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Meri Deal.
Foto: Leonardo Mainé.

—¿Cómo definirías la búsqueda que rodea al disco?

—Yo quería hacer un álbum alegre y para alivianar. Por eso hasta las canciones más tristes están pensadas desde el lado de la catarsis y no hablan de quedarse en la tristeza. Me gusta escribir para sacar el dolor, pero también hay días en que tengo ganas de llorar y me gusta hacer una canción así. Pero, en general, veo al amor desde un lugar divertido y no desde el lado de “tengo miedo de vivir esto porque no quiero sufrir”. Es al revés: es parte de, y lo que quiero mostrar con estas canciones que cada emoción es linda de vivir porque es parte de estar vivo. Amores náufragos recorre estos matices y por eso en una estás retranqui y en la siguiente estás rompiendo todo. De eso se trata: de alivianar.

—“11 con 11” es un buen ejemplo: a pesar de que habla del final de una relación, también es un agradecimiento a lo vivido: “El amor perdió una guerra, pero ganó el habernos conocido”.

—Tal cual, es como un “pare de sufrir” (se ríe). Soy sensible y me gusta conectar con el duelo, pero lo hago desde el lugar de poder expresarme, sacar el dolor y seguir adelante. No me gusta lamentarme, aunque sí está perfecto transitar las emociones que sentís.

—Este año te mudaste a México para apostar por tu carrera. ¿A qué te aferrás en los momentos difíciles?

—Al motivo por el que hago esto. De verdad siento que la música es un lenguaje para el amor y yo siento que mi lugar acá es el de hacer canciones. Para empezar porque no podría vivir sin eso, pero también porque quiero generar un canal de conexión para las personas. Si estás ansioso, una canción te puede dar paz;lo mismo si estás triste o necesitás a hacer catarsis. Al menos a mí me pasa eso:la música me catapulta. Entonces cuando me desarraigo de mi persona y de mi ego, que sé que a veces es difícil, es cuando más vibro con lo que hago. Esa necesidad interior es lo que me permite seguir y tener fuerza en los momentos difíciles.

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Meri Deal.
Foto: Leonardo Mainé.

—Y ya que hablás de las canciones como un canal de conexión, ¿qué sentís cuando te llegan comentarios de los oyentes que dicen que se sintieron identificados con alguna de tus letras?

—Es lo más lindo que me puede pasar (Hace una pausa y sonríe). La gente piensa que tal vez no me importa, pero yo leo todo lo que me escriben y me sensibilizo mucho con lo que me cuentan. Creo que todos nos sentimos solos con ciertas cosas que nos pasan, y es un gran miedo humano la soledad con respecto a una emoción:pensás que sos la única a la que le pasa. Entonces, cuando te sentís perfectamente identificada con una canción y creés que una persona que no te conoce escribió tu historia, te das cuenta de que la música es un lenguaje universal que está en el inconsciente colectivo. Es lindo juntarnos y darnos cuenta de que no estamos solos en las cosas que vivimos.

—Ahora que Amores náufragos está publicado, ¿qué te gustaría encontrar cada vez que vuelvas a escucharlo?

—En este disco veo mucha libertad y siento que refleja muy bien esta primera etapa de mi carrera. Así que cada vez que vuelva a él me gustaría encontrarme con lo espontáneo, genuino e inocente.

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