Milongas Extremas: de hacer versiones a trillar un camino propio, crecer y formar comunidad

El quinteto cumple 15 años de música y presenta esta semana (1º, 2, 3 y 4) el espectáculo "El Grito y la Voz" en el marco del ciclo “Volvé a tu casa” de la Sala Zitarrosa. Antes, charló con el País.

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Milongas Extremas
Pablo Piñeyro, Matias Rodriguez, Camilo Gramoso, Santiago Martinez y Francisco Stareczek, integrantes de Milongas Extremas, en sala de ensayos La Zapada en Montevideo.
Foto: Leonardo Maine

Hace 15 años un grupo de amigos —cada uno con su proyecto musical en paralelo— decidió juntarse a compartir música. Con el tiempo, el repertorio se fue formando alrededor de la banda española Extremoduro que, aunque unos conocían más que otros, los interpeló a todos. Así, el rock de los españoles, tocado con guitarras criollas, musicalizó juntadas, fogones, recorrió bares de Montevideo y los acompañó por un tiempo, sin sospechas de que unos pocos años después estaría plasmado en un disco homónimo.

En aquel entonces, tampoco podían saber que Extremoduro tocaría en Uruguay en 2012, que conocerían a sus integrantes, les acercarían aquel disco de versiones y serían desafiados a grabar canciones propias por nadie menos que Robe Iniesta, el líder de la banda española. También no se imaginaban que dos años más tarde, en el regreso de Extremoduro a Uruguay, abrirían el concierto y que, a raíz del reto de Iniesta, tendrían ya canciones propias para mostrar al público.

Para coronar el “sueño del pibe”, en una entrevista de 2015, Iniesta confesó lo siguiente respecto a los covers que ya le hicieron a Extremoduro: “A mí los únicos que me gustan son unos que se llaman Milongas Extremas, que son de Uruguay. Porque le dan una cosa a las canciones, las hacen de otra manera, con otros instrumentos y te da puntito oírlo. Es una cosa nueva, distinta, fresquita”.

Así empezó, allá por 2014, el camino autoral de Milongas Extremas, el grupo que nació como un cuarteto de guitarras criollas —hace un año se volvió quinteto con la incorporación de Camilo Gramoso—, y logró un público fiel que contesta a la altura cuándo ponen, por ejemplo, cuatro fechas en la Sala Zitarrosa, como lo harán esta semana, el 1º, 2, 3 y 4 presentarán el espectáculo El Grito y la Voz en el marco del ciclo “Volvé a tu casa”. Quedan unas pocas entradas para cada fecha en Tickantel a 780 pesos.

Resulta que esta sucesión afortunada de hechos, lograda con mucho pienso y trabajo, desembocó en Temprano, el primer disco de canciones inéditas, lanzado en 2016. En él, logran preservar aquella inspiración rockera de la banda española y mezclarla con ritmos como el tango y la milonga; sumaron incluso una versión del clásico “De no olvidar”, popularizado en la voz de Alfredo Zitarrosa.

En 2020 se fueron a Bilbao a grabar con Iñaki Antón, guitarrista de la banda que dio primeramente sentido al grupo. De ahí nace El mismo cielo, el segundo disco de temas propios, que tiene a Antón como productor, donde mantienen la esencia del proyecto, pero le suman nuevos instrumentos y un acabado pop a las canciones.

“Es una historia muy loca la que nos pasó, y que nos pasa”, admite Paio Piñeyro, voz, guitarra y saxo del grupo, en charla con El País. “Pareciera que lo hayamos guionado, pero no. Quedan coreando las cosas y en un momento nacen”. Una historia y un camino que es “loco”, pero que fue surcado a pasos seguros. Quizás porque antes de entrar a un estudio a grabar, Milongas Extremas ya se había curtido en el en vivo en los bares y salas de Montevideo y del interior.

Por detrás de estos logros y de este público fiel, está el trabajo de una banda, pero también el vínculo de un grupo de amigos que se acompaña y sostiene frente a los cambios de la vida.

“Hemos vivido un montón de cosas y tenemos muy clara la idea de que hay que cuidarnos. Todos estamos para el grupo, pero tenemos nuestras vidas y nuestras lógicas y creo que uno de los mojones es saber entenderse, algo que no es fácil”, cuenta Piñeyro y recuerda que antes de embarcar a Bilbao en 2019, buscaron ayuda profesional y hablaron de su sentir en sesiones en terapia grupal. “También hay que ensayar la cabeza. Las giras, grabar discos y los shows importantes son momentos fuertes que hay que trabajar. Te puede hacer recontra bien o te puede hacer pomada”, señala. “Por eso fuimos con una terapeuta. Uno necesita a veces un árbitro que guíe un poco la situación (se ríe)”.

Así, Piñeyro, Matías Rodriguez, Francisco Stareczek, Santiago Martínez y Camilo Gramoso, con la guitarra, la voz y la amistad siguen avanzando. Y, cuándo de cumplir sueños se trata, parecieran hacerlo con frecuencia ya que el año pasado compartieron dos veces escenario con otra de las bandas que sirvió de piedra fundacional para el grupo. “Nosotros conocimos a Extremoduro a través de La Vela Puerca y el Enano (Sebastián Teysera) grabó en nuestro primer disco en 2012, pero desde 2012 hasta el año pasado no pasó nada”, recuerda.

Milongas Extremas
Pablo Piñeyro, Matias Rodriguez, Camilo Gramoso, Santiago Martinez y Francisco Stareczek ensayan para el concierto "El Grito y La Voz" en la Sala Zitarrosa.
Foto: Leonardo Maine/Archivo El Pais

El reencuentro se dio en agosto, en el show 5 estaciones, para el cual agotaron entradas en el Auditorio del Sodre. Aquella noche, La Vela Puerca se subió al escenario y de aquel momento especial del concierto salió “Dice” un single en vivo (tema del disco A Contraluz) entre las dos bandas, lanzado en mayo de este año. Dos meses después de aquella noche en el Sodre, abrieron dos conciertos de la tradicional banda de rock uruguayo en el Luna Park.

—Cumplen 15 años, tienen sus canciones propias, pero las de Extremoduro siguen estando en el repertorio y cuándo las tocan parece ser un momento especial en los conciertos. ¿Qué les genera?

—Lo que nos pasa es que somos hinchas de la banda, entonces también lo disfrutamos desde ese lugar. “A Fuego”, por ejemplo, es uno de los primeros temas que sacamos de ellos, estamos hablando de 15 años, y nos sigue copando. No sé decir qué es lo que pasa, pero sí, pasa algo. Las letras son muy fuertes y hay una emoción. El tiempo, creo, nos aumentó ese gusto, yo disfruto mucho más. Cada vez que escucho un disco de Extremoduro canto como loco, creo que ellos como bando generan eso. En España es impresionante, la gente pareciera estar en un estadio.

Ahora, casi como un broche de oro a esta década y media de música, los Milongas regresarán a la Zitarrosa para un encuentro con el público lleno de significado, ya que fue este mismo teatro el que les dio un lugar en el escenario por primera vez, allá por el 2012. Además, después de estas cuatro fechas van por su concierto más grande en Buenos Aires, el 7 de septiembre en Niceto Club.

A la vuelta, tienen planes de nuevo disco: “hay ganas de hacer canciones nuevas y componer un disco con un pienso más fuerte, de mejorar la música de Milongas Extremas en el estudio, de llevarla a otro lugar”, adelanta Piñeyro sobre el futuro de este quinteto que con sus canciones (y sus versiones) logran conectar con la gente y tocar fibras sensibles del público (lo confirman sus más de 40 mil oyentes mensuales en Spotify), y gracias a eso no para de crecer, llenar salas y formar comunidad.

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