"¡Uruguay, nomá!”, celebra Juan Pablo Isaza en medio de “Porfa no te vayas”, una de las primeras canciones de la vuelta de Morat a Montevideo. Todavía no pasaron 15 minutos de su show del Antel Arena, pero el grupo colombiano ya se ganó al público que agotó el recinto con varias semanas de antelación. La gente salta, baila y corea los estribillos como si se trataran de himnos.

Hay remeras con el logo del cuarteto, varias vinchas y gorros de la banda y hasta unos cuantos asistentes se animaron a disfrazarse de calaveras y brujas para hacerle honor a Halloween. Es la última noche de octubre, llueve con intensidad en Montevideo y el viento molesta, pero todo queda de lado dentro del Antel Arena. El clima es cálido, arriba y abajo del escenario.

"Recordamos con muchísimo cariño nuestros últimos conciertos en este lugar", dice el cantante en referencia a su paso por elAntel Arena en 2021 y al Teatro de Verano en 2018. "Pero también recordamos que acababa de terminar la pandemia y que había tapabocas todavía, así que esta noche vamos a cantar como si nada hubiese pasado. Bienvenidos a nuestra gira: Si ayer fuera hoy. Queremos empezar con el pie derecho, cantando una de nuestras canciones favoritas que hemos hecho recientemente; se llama 'Segundos platos'".

Foto: Juan Manuel Ramos.

Apenas menciona el tema, uno de los hits del disco Si ayer fuera hoy (2022), se oye un grito ensordecedor. Un montón de celulares capturan la escena y cuando llega el estribillo (“Volveré solo cuando estés lista, / Será un amor a segunda vista, / Y yo volveré a enamorarte”), un grupo de amigas corea cada frase con total compromiso.

Mientras tanto, Martín Vargas le imprime aún más energía a la canción de la manos de los golpes certeros a su batería, y el bajista Simón Vargas toca su instrumento como si fuese una guitarra solista, da unas cuantas vueltas en su lugar y se le escapan varias sonrisas.

El concierto se centra en el intercambio con el público, y por eso las pulseras de luces Led que se le entregó a cada asistente juegan un rol clave en el desarrollo del repertorio. “Uruguay, hagamos esta noche un poquito más especial”, dice el banjista Juan Pablo Villamil justo antes de que las pulseras parpadeen por primera vez con un color azul. “Nosotros hacemos música porque sentimos que puede unir personas; eso es lo que nos unió en una primera instancia y, lo más importante, sentimos que es lo nos une a ustedes”, agrega antes de lanzarse sobre esa balada que habla de las pérdidas.

Foto: Juan Manuel Ramos.

Durante casi dos horas, cada miembro del grupo tiene su momento de protagonismo. En el caso del baterista, su interpretación de “Mi suerte” hace que en las primeras filas del Antel Arena se levanten tréboles de papel creados por uno de los clubes de fans del grupo en Uruguay. Más adelante, en “No se va” —uno de sus mayores hits—, se ven varias pancartas que rezan “Quédense otra vez... ¡Quédense toda la vida!”, y que fueron ideadas por otros dos clubes de fans.

La fiesta de éxitos y luces también incluye a “506”, “Cuando nadie me ve” y la reciente “Feo”, en la que el grupo se disfraza con elementos como la máscara del Capitán América y los cuernos de Maléfica. Sobre el final, cuando llega “París”, pelotas gigantes con el logo de la banda caen sobre el público y, entre pirotecnia y más baile, la celebración se completa.

Luego de los bises, que tuvieron a Juan Pablo Villamil saludando con la bandera de Uruguay colgada en los hombros, los colombianos se despidieron con la promesa de reencuentro, que ocurrirá esta noche con su segunda presentación con entradas agotadas en el Antel Arena. La relación entre Morat y el público uruguayo atraviesa su mejor momento.