ENTREVISTA

Música para Volar, el grupo que celebra la obra de Gustavo Cerati y Soda Stereo, vuelve a Uruguay

El sábado 18, el grupo argentino llegará a Complejo Sala para interpretar las canciones del MTV Unplugged de Soda Stereo; antes, José Matteucci dialogó con El País.

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Bruno, José, Julieta y Alexis.jpg
Música para Volar.
Foto: Difusión.

Fue el último gran proyecto de Soda Stereo antes de separarse y una de las piezas más celebradas de su discografía. Comfort y música para volar, el MTV Unplugged que publicaron en 1996, incluye las versiones definitivas de “Té para tres”, “Entre caníbales” y “En la ciudad de la furia”, y es toda una experiencia musical para los seguidores del trío argentino.

Es que ese álbum esconde la clave para comprender la personalidad de su líder, Gustavo Cerati. La búsqueda de la novedad se percibe en los samples que dan forma a “Zoom” y “Un misil en mi placard”, mientras que la celebración de sus raíces resuenan con su versión de “Génesis”, de Vox Dei, y el guiño a “Cementerio Club” (de Luis Alberto Spinetta) en el solo de “Té para tres”.

Hay espacio para rock agresivo en los riffs distorsionados de “Ella usó mi cabeza como un revólver” y “Ángel eléctrico”, pero también para la delicadeza con los arreglos de cuerda de “Pasos” y la ya nombrada “Té para tres”. Tiene sensualidad, rebeldía, vulnerabilidad y poesía, y es la imagen más auténtica de Cerati en la época en la que Soda Stereo se aproximaba a su final.

El próximo sábado, desde las 20.00, esas canciones se escucharán en Complejo Sala. Música para Volar será el grupo encargado de interpretarlas. “Queremos que la música sea la protagonista, y por eso nosotros nos corremos del centro”, le explica a El País José Matteucci, el baterista y cantante del grupo. Es por eso que la presentación se acompañará de una serie de fragmentos de la filmografía de Stanley Kubrick.

Las entradas están a la venta en RedTickets y cuestan 1.300 pesos.

“Vamos a tocar los arreglos del disco, que incluye violines y violonchelo, y vamos a generar un relato paralelo con secuencias de Kubrick; es como un cadáver exquisito o un juego surrealista”, asegura. “Es una forma de generar un dispositivo que desordene la lectura de un disco que ya hemos escuchado muchas veces”.

Música para Volar nació hace 10 años para interpretar, justamente, las canciones que sonarán este sábado en Complejo Sala. “Siempre había disfrutado de ese disco, pero nunca había pensado en ponerle el cuerpo”, relata el baterista. “De alguna manera, el surgimiento del grupo tiene que ver con Alexis Thompson, el guitarrista, que me propuso hacer la batería y cantar el disco”.

Por lo tanto, en el espectáculo Matteucci tomó el rol de Cerati y Charly Alberti, el baterista de Soda. “Ese momento fue bisagra porque si bien yo cantaba y hacía las segundas voces desde la batería, esta propuesta fue una especie de quiebre porque me di cuenta de que la batería podía estar en la línea del frente y yo podía ser el cantante principal”.

En esta década, el grupo giró por toda Argentina y grabó varios EPs. Además de Soda Unplugged, que incluye las versiones de “Té para tres” y “Un misil en mi placard”, grabaron otros con versiones sinfónicas del repertorio de Charly García y de Cerati solista. Ahora, además de su show del próximo sábado en Complejo Sala, se embarcarán en una gira por el interior argentino con el espectáculo Soda sinfónico.

“La unión entre el rock y lo sinfónico es la esencia de nuestro proyecto y tiene que ver con nuestro pianista, Bruno Moreno, que es compositor de música académica y se encarga de escribir arreglos para orquesta. Es una forma de hacer diálogos entre estéticas”, explica.

El año pasado lo demostraron en Montevideo, cuando presentaron, en el Teatro Stella, un espectáculo de homenaje a Cerati junto a 50 músicos donde tocaron junto a orquesta y un coro polifónico. “Nos interesan los encuentros con colegas para generar momentos de encuentro con las obras que son parte de nuestras vidas”.

El próximo sábado llegarán en una versión reducida: los cuatro miembros de Música para Volar se acompañarán de violines y violonchelo en una propuesta que busca la complicidad con el público.

“Hay algo que se percibe en la mirada de la gente y que te genera un placer muy grande”, dice Matteucci. “Es una sensación de que estamos todos en la misma página. ¿Cuántas veces escuchamos ‘Té para tres?’ Un millón, pero siempre sucede algo que te hace sentir que sos parte de una magia transformadora”.

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