Musicasión es uno de los hitos más singulares de una época decisiva para la cultura uruguaya. Ideada en 1969 por Horacio “Corto” Buscaglia y Eduardo Mateo, la propuesta fue mucho más que una serie de espectáculos: apostó por la fusión de música, teatro y poesía, y por un espíritu de encuentro sin etiquetas. Con el Teatro El Galpón como escenario, tuvo cuatro ediciones hasta 1970 y dejó momentos imborrables, como cuando Ruben Rada estrenó “Las manzanas”, compuesta en la rambla apenas unas horas antes, y tuvo que repetirla tres veces ante la insistencia del público.
Las Musicasiones también sonaban a Buscaglia leyendo sus poemas delirantes —o, como él decía, “sus mojos”—, y de Urbano Moraes improvisando al piano aquella balada en clave Ray Charles que luego tituló “Musicasión III” y que se convertiría en un emblema de su obra. La magnitud de esos eventos está retratada con lujo de detalles en los libros imprescindibles De las cuevas al Solís, de Fernando Peláez, y Razones locas, de Guilherme de Alencar Pinto. Pero si hay una lectura definitiva, es la del álbum Musicasión 4 ½, editado en 1971 como intento de recrear el clima de aquellas presentaciones.
Ideado por el productor y técnico de sonido Carlos Píriz, el disco se basa en grabaciones realizadas en Sondor para las actuaciones en playback del programa Discodromo Show, que conducía Rubén Castillo en Canal 12. Allí suenan clásicos como “Príncipe azul”, “Mejor me voy”, “Muy lejos te vas”, “Suena blanca espuma” y, por supuesto, “Musicasión III”. Lo único grabado especialmente para el álbum fueron los “mojos” de Buscaglia. Musicasión 4 ½, que tiene a El Kinto, Diane Denoir, Mateo, Rada y Buscaglia como protagonistas, terminó de sellar el carácter mítico de aquel cruce de lenguajes y talentos.
Ahora, 55 años después, ese espíritu vuelve a encenderse en el mismo escenario. De la mano de Urbano Moraes, exbajista de El Kinto y figura clave de aquellas primeras ediciones, Musicasión VI se celebrará el jueves 24 de abril en El Galpón con más de 50 artistas en escena. La lista incluye a figuras como Fernando Cabrera y Martín Buscaglia, junto a referentes de las ediciones originales como Pepe Vázquez, Denoir y Rada. Más que un concierto, será un hito cultural que prolonga, en presente, la huella de una de las experiencias más audaces del arte uruguayo. Las entradas se venden en RedTickets por 800 pesos, y están por agotarse.
“Lo que más interesa es homenajear al espíritu que logramos en aquellos años de la mano del Buscaglia y Mateo: unificar las distintas artes, celebrar que estamos haciendo cosas con el pretexto de inventar algo y generar algo que esté bueno artísticamente hablando”, comenta Moraes a El País.
Musicasión VI no solo pintará un lienzo con colores de una amplia paleta musical —que incluirá folclore y tango con Julio Cobelli, percusión con Latasónica, flamenco con La Plazuela y murga con Raúl Castro—, sino que también sumará propuestas de otras disciplinas: humor con Marcel Keoroglian, danza contemporánea con Carolina Besuievsky, títeres a cargo de la compañía Cachiporra y teatro con la reaparición del actor Pepe Vázquez, quien saldrá de su retiro para volver a subirse a una Musicasión. Urbano recuerda una de sus participaciones: ofreció un sketch en el que parodiaba al entonces presidente Jorge Pacheco Areco como boxeador. “¡Era increíble!”, cuenta entre risas.
Según relata, hace años que tenía el proyecto de Musicasión VI en mente. Sin embargo, no se sentía cómodo como para proponerlo. “Tenía miedo de que me dijeran: ‘¿Por qué vos vas a hacerla?’”, admite. “Hasta que un día me animé a decirle a mis amigos músicos más cercanos, y todos me respondieron lo mismo: ‘Si no lo hacés vos, ¿quién lo va a hacer?’ Ese fue el empuje que necesitaba”.
Pero si la última edición fue la cuarta en 1971, ¿qué pasó con la quinta? Ante la pregunta, el músico de 76 años lanza una carcajada. “Es una que hicimos con el Corto en la época en que vivimos juntos”, relata. “Un día me agarra y me dice: ‘Tengo la Musicasión V’. Pensé que me iba a contar todo un espectáculo para hacer, pero me contó esto: ‘Yo entro al escenario con una valija, me paro en el centro y empiezo a sacar a los músicos, los micrófonos, los equipos, las escaleras para las luces y las luces. Cuando esté todo pronto apagamos la luz y nos vamos. Esa es la Musicasión V”, cuenta. “Así que, para mí, ya estaba hecha. Tenía que respetarla. Era una idea maravillosa”, dice sobre su cómplice artístico, fallecido en 2006.
Moraes, que será parte del festejo con su grupo La Celeste —formado por Gustavo Montemurro y Nicolás y Martín Ibarburu—, agradece que cada uno de los implicados en el show de El Galpón haya aceptado ser parte, incluso cuando la propuesta tuvo dos cambios de fecha.
—¿Y por qué creés que los 50 artistas no dudaron en participar?
—No sé bien qué hay en la cabeza de cada uno, pero creo que todos, de alguna manera, saben lo que fueron las Musicasiones. También tengo muy buena relación con cada uno, así que imagino que viene por ahí. Lo que me parece increíble es la cantidad de gente joven que conoce a Mateo, El Kinto y las Musicasiones... Se ve que éramos más importantes de lo que creía (Se ríe) Lo que pasa es que todo lo que hacíamos era jugando. Para que te hagas una idea, me acuerdo que cuando estábamos haciendo la Musicasión 3, la promocionamos con un disparate: compramos varias cajas de cigarros, los sacamos uno por uno, le escribimos Musicasión 3, los guardamos y salíamos a la calle a convidar a la gente. ¡Un absurdo! (Se ríe) Era todo tremendamente artesanal, como cuando Mateo me empujó al escenario porque un actor no aparecía y me puse a improvisar al piano y salió “Musicasión III”. Las cosas eran así.
—¿Qué tiene que suceder el jueves 24 para que sientas que en El Galpón se está viviendo una verdadera Musicasión?
—La unificación, eso es lo importante. Ahora que cada uno cuida su kiosko porque no le queda otra, la idea es sentir que podemos ser amigos, juntarnos e inventar algo. Me acuerdo de finales de los sesenta cuando estábamos con El Kinto en La Claraboya Amarilla, que era el boliche que tenía Zitarrosa, y éramos como 60 artistas. El proyecto se fundió porque había demasiado personal artístico, pero recuerdo un momento en que fusionamos a El Kinto con un grupo de flamenco, que parece que son dos cosas que nada que ver, y sin embargo salió una cosa divina. O una vez que Federico García Vigil juntó a todos los músicos de la vuelta y nos hizo tocar frente a una partitura gigantesca con dibujos de lluvia y sol entre las notas. Necesitamos eso: juntar a la gente alrededor de algo creativo, más ahora que apareció el tema de la Inteligencia Artificial... Así no sentimos que marchamos al spiedo.
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