Nació de una pelea musical y se convirtió en un clásico de Carlos Vives: la historia de "La gota fría"

Escrita por el acordeonista Emiliano Zuleta tras un duelo con Lorenzo Morales, "La gota fría" trascendió fronteras en 1993 cuando la grabó Carlos Vives.

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Carlos Vives-La Tierra del Olvido
Carlos Vives en 1995, en épocas de "La tierra del olvido".
Foto: Socorro Arango

Nació como una crónica de un duelo musical y se convirtió en uno de los mayores clásicos del vallenato colombiano. “La gota fría”, que se grabó por primera vez a finales de los años treinta bajo el título de “Qué criterio”, atravesó varias vidas hasta que Carlos Vives la versionara en el disco Clásicos de la Provincia (1993) y se expandiera por toda Latinoamérica. Los uruguayos podrán escucharla mañana, cuando el colombiano se presente en el Antel Arena (quedan entradas en Tickantel).

La letra describe una piquería, que al estilo de las batallas de gallos en el rap o de un contrapunto en el folclore, hace referencia a una disputa musical basada en la improvisación. Los protagonistas de la historia son los acordeonistas Emiliano Zuleta y Lorenzo Morales; de ahí viene el reproche “Moralito Moralito...”.

Baquero era oriundo del departamento La Guajira, y Morales vivía en departamento del Cesar. Los dos eran referentes en sus pueblos y se encontraron por casualidad en Guacoche —un pueblito de 1800 habitantes, a orillas del río Cesar—, y fue allí, en medio de una parranda, donde se forjó la rivalidad. Zuleta vio cómo Morales tocaba el acordeón y, para demostrarle sus dotes, le pidió prestado su instrumento.

Morales lo miró con recelo, pero aceptó. Zuleta tocó unas cuantas canciones, se llevó el elogio de los presentes y, además, intimidó a su colega. Fue tanta la humillación, que Morales le arrebató el instrumento. Su colega se sintió tan ofendido que viajó a otro pueblo para comprarse un acordeón y desafiarlo a un duelo. Sin embargo, apenas llegó, su contrincante ya había abandonado el lugar.

Pero Zuleta no planeaba darse por vencido. Fue tanta la insistencia que, finalmente, pactaron un encuentro. “Él llegó a Urumita buscándome”, relató Zuleta años después. “Yo no estaba en condiciones porque estaba rascao (borracho), entonces me acosté. Me desperté como a las 22.00 y fui a buscarlo a una parranda y le saqué el acordeón. Él se enfermó y dijo que no iba a tocar más. Acordamos tocar a las 5.00, pero cuando fui él ya se había ido, entonces en el pueblo quedó (el recuerdo) de que huyó Morales”.

Molesto ante los rumores sobre su cobardía, Morales le escribió un son de aspecto amenazante: “Óyeme, Emilito, / Dime qué te pasa, qué te está pasando, / Por qué esas mentiras.” Y cuando su contrincante la escuchó le compuso “Qué criterio”, una contundente respuesta. “Acordate Moralito de aquel día, / Que estuviste en Urumita, / Y no quisiste hacer parranda, / Te fuiste de mañanita, / Sería de la misma rabia”.

Pero ese fue apenas el comienzo. A lo largo de la canción, que en 1938 grabaría por primera vez el cantante Guillermo Buitrago, Zuleta dispara frases tan hirientes como las que Residente le dedicó a J Balvin en su sesión con Bizarrap. “Qué cultura va a tener, / Un negro chumeca como Lorenzo Morales, / Qué cultura va a tener si nació en los cardonales (...) Él me trató de embustero, / Y más embustero es él”.

El golpe más certero llega sobre el final, con la frase más memorable del tema: “Moralito, Moralito se creía, / Que él a mí, que él a mí, /Me iba a ganar, y cuando me oyó tocar, / Le cayó la gota fría”. La canción se convirtió en un clásico y llegó a todavía más público en 1976, cuando el cantante de vallenatos Daniel Celedón la grabó, bajo el título de “La gota fría”, en el disco Amigo Mío junto al conjunto de Ismael Rudas.

Años después adquiriría su versión definitiva de la mano de Carlos Vives, que la incluyó en Clásicos de la Provincia, un proyecto que consistía en 15 relecturas del histórico repertorio de vallenatos. El cantante venía de protagonizar una telenovela sobre la vida del compositor Rafael Escalona que se emitió en Caracol Televisión y tuvo una banda sonora de dos partes que marcó el camino a seguir respecto a su obra.

“La serie Escalona fue la chispa que prendió la mecha de empezar a pensar en todas estas locuras”, le dijo a El País semanas atrás. “Cuando la hicimos, la directora musical trabajaba con y por un sonido de la época, con conjuntos de guitarra típicos, acordeones... Y durante esa serie yo empecé a pensar que quería hacer música moderna a partir de todo eso, y fue cuando grabé Clásicos de la provincia que lo logré. La gota fría’ fue un vallenato grabado de una manera muy moderna para la época, muy diferente, con un espíritu más rockero, tratando de sacar definitivamente esa frase de ‘vestir de gala el folclore’”.

Sin embargo, esa fusión entre tradiciones no fue muy bien recibido entre sus colegas. “Cuando grabé ‘La gota fría’ me querían mandar a fusilar”, le contó al diario español El Periódico. “Dijeron que ponía rock al vallenato, pero no, yo simplemente le apliqué patrones pecutivos venidos del norte de África, o de Senegal, o de Estados Unidos. También dijeron que había dañado el vallenato, pero yo trabajé en una nueva forma de tropicalización sin tener que mirar a Cuba, ni Puerto Rico, ni a México. Abriendo un camino propio”.

Si bien en un principio su versión de “La gota fría” fue vista con recelo, en poco tiempo logró trascender fronteras. Además, se convirtió en la canción que catapultó a Vives a la fama y marcó el inicio de un movimiento llamado tropi-pop. “Yo quería hacer una música moderna manteniendo esa esencia de lo que somos en Colombia, en ese Caribe de donde yo vengo”, aseguró sobre el tema que hoy acumula 109 millones de reproduccione solo en Spotify.

El tema, que fue un clásico en las pistas de baile uruguayas, volverá a sonar mañana en el Antel Arena. Va a ser una fiesta.

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