Ney Matogrosso con El País: "En el escenario me transformo en la persona que siempre quisiera ser"

El legendario artista brasileño presentará este martes el espectáculo "Bloco Na Rua" en el Auditorio Nacional del Sodre, y antes del concierto con entradas agotadas repasó varios capítulos de su carrera.

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Ney Matogrosso.
Foto: Marcos Hermes.

Es una de las grandes leyendas de la música brasileña y el martes se presentará con entradas agotadas en el Auditorio Nacional del Sodre. Ney Matogrosso regresará a Montevideo con Bloco Na Rua, el espectáculo que estrenó en 2019 y que incluye clásicos de Paralamas, Caetano Veloso, Rita Lee y Chico Buarque. Como es costumbre, será un show que trascenderá lo musical: la parte visual y performática del excantante de Secos & Molhados tendrá un rol clave en la propuesta que no deja de llenar teatros en Brasil.

“Acabo de llegar a casa”, dice Matogrosso apenas atiende la llamada de El País. Es lunes a la tarde. “Ayer canté en Vitória y el show fue muy bueno, pero el avión se atrasó. Debería haber llegado a medianoche”. Sin embargo, aquel contratiempo no altera la buena disposición del artista de 82 años para hablar sobre música y recuerdos.

En la previa del que promete ser uno de los conciertos del año, va esta entrevista con el artista.

—¿Qué se transforma de usted cada vez que sale a escena?

—En el escenario me transformo en la persona que siempre quisiera ser.

—¿O sea?

—En una persona libre, ¿sabes? Tal vez ahora no esté aquel impacto inicial que hizo que la censura viviera encima de mí y tal vez la gente se acostumbró a verme así. Eso hizo que cada vez pudiera ocupar más mi espacio.

—¿Recuerda qué sintió la primera vez que salió a escena con el rostro pintado de purpurina en un show de Secos & Molhados?

—Yo entendía que era una forma de mantener mi privacidad sin que la gente me reconociera por la calle. Empecé con la purpurina y luego me pinté la cara de blanco inspirado en el teatro kabuki. Iba desde la nariz hasta el cuello y con el tiempo fui cambiando. Lo que descubrí fue que al no tener rostro podía hacer muchas cosas: era como si algo que estaba en mi interior afloraba cada vez que estaba en el escenario. Salía otra persona.

Ney Matogrosso
Ney Matogrosso. Foto: Marcos Hermes.
Foto: Difusión

—Además de su presencia en el escenario, su timbre y su capacidad interpretativa son esenciales en su obra. ¿Cuándo descubrió el poder que tenía su voz?

—Desde que empecé con Secos & Molhados trataba de lograr eso que comentas. Siempre sentí que una voz tiene que transmitir sentimientos; no se trata solo de cantar. Hay algo que estás diciendo y las personas tienen que entender el mensaje de la misma manera que yo alcancé el grado de entendimiento de una letra para poder cantarla. Tengo un gran compromiso con las palabras.

—En ese sentido, el disco en vivo Pescador De Pérolas, de 1987, fue decisivo. Por primera vez, usted no usó maquillaje, disfraz ni escenografía; la voz y las palabras fueron los protagonistas.

—Sí, pero recuerdo que cuando salí al escenario temblé como una hoja (Se ríe). En ese espectáculo canté “Bésame mucho” porque mi abuelo era argentino y yo tenía la atención puesta en la música de América del Sur. También canté un aria (“Mi par D’uir Ancora”, de Georges Bizet) y la gente quería que yo bailara pero yo me resistía. Quería hacer un show solo de canciones. Igualmente, cuando hacía “Bésame mucho” movía el hombro y bailaba un poco, y la gente se volvía loca con eso (Se ríe).

—Ya que hablamos de discos, ¿de cuáles siente más orgullo?

—(Piensa) Me gustan los dos de Secos & Molhados y otro que se llama O cair da tarde, que no sé si es tan conocido allá. También me gustan mucho los dos discos dedicados a Cartola: el primero tiene canciones como “O Sol Nascerá (A Sorrir)” y “Acontece”, y el segundo se grabó en un show que armé con un repertorio ampliado...

—Sí, que incluye una versión bellísima de “As Rosas Não Falam”...

—(Se ríe) ¡Sí! Yo amo a Cartola porque cuando yo tenía 17 años sus canciones se oían mucho en las radios. Ahora ya no lo pasan... Bah, ya no pasan a nadie, pero ese es otro tema. El repertorio de Cartola es muy romántico pero también es muy amargo porque habla de separaciones. Por eso me gusta tanto.

—Eso que mencionó es importante porque así como sucedió con Cartola, a lo largo de su carrera usted se ha dedicado a revalorizar la obra de artistas como Dalva de Oliveira y Carmen Miranda. ¿Cómo surge esa búsqueda?

—Lo que pasa es que yo solo soy un intérprete y no un compositor, entonces disfruto del lujo que es la música brasileña, que tiene compositores del calibre de Chico Buarque y Caetano Veloso. Más atrás en el tiempo también está Heitor Villa-Lobos, que en Cair da tarde, el disco que nombré antes, hago una conjunción de su música con la de Tom Jobim porque él había dicho que Villa-Lobos era como un padre para él. Por eso todo el disco tiene una introducción de una música de Villa-Lobos y la pegaba a una canción de Jobim, y viceversa. Me gusta mucho ese disco, al igual que As Aparências Enganam, que grabé con el grupo Aquarela Carioca. Lo mismo me pasa con Batuque, que tiene sambas de los años 40 que cantaba Carmen Miranda. ¿Lo conoces?

—¡Claro! Está entre mis favoritos junto a Inclassificáveis, que incluye su versión de “Sea”, de Drexler.

—(Se ríe) Sí, ese también me gusta mucho porque tiene "Ode Aos Ratos", de Chico Buarque.

—Si hablamos de la letra de "Sea", una parte de la canción dice: “Ya está en el aire girando mi moneda, y que sea lo que sea”. ¿Que episodios de su vida podría conectar con esa frase?

—Bueno, cuando me fui de mi casa con 17 años. Ese fue un momento en el que lancé mi moneda al aire. Lo mismo sucedió cuando entré a Secos & Molhados, porque no sabía qué iba a pasar. Y lo digo con énfasis porque no era la meta de mi vida ser cantor... En realidad, yo quería ser actor de teatro. Pero algo de eso me queda porque interpreto con las palabras. No puedo hacer teatro porque me consume tanto tiempo como la música, pero sí he hecho varios papeles en cine. Eso me gusta también.

—El director Esmir Filho está trabajando en una biopic sobre su vida que se llamará Homem com H y en la que el actor Jesuíta Barbosa se encargará de interpretarle. En una entrevista para O Globo, usted comentó que estuvo en el set. ¿Cómo fue la experiencia?

—Estuve tres días y me quedé 12 horas por jornada. Ahí pude entender de qué se trataba el proyecto: no es 100% mi vida porque las personas tienen que tener una libertad creativa. Los asuntos sí refieren a mí, pero el abordaje es un poco diferente de lo que realmente viví porque comprendo que así tenga que ser. Es imposible contar todos los detalles de una vida, y sabiendo eso pude relajarme. Va a ser un historia muy bien contada por el equipo.

—Usted fue testigo de la filmación de la escena que recrea uno de los episodios más difíciles de su vida: el momento en que le contó a Marco de Maria, su pareja durante 13 años, que, a diferencia de él, usted no tenía VIH.

—(Suspira) Sí, fue un momento muy difícil en mi vida. Yo llegué a la casa de Marco, que ya tenía VIH, con el resultado de mi examen de sangre. Le dije que no entendía por qué a mí me había dado negativo, y entonces me miró y me preguntó si me iba a quedar cuidándolo y le respondí que por supuesto. Me comentó que iba a quedar muy flaco, que se le iba a caer el pelo y que le iban a salir manchas... (Hace una pausa) Los actores lo hicieron tan bien que me hicieron revivir todo eso, ¿sabes? Reviví absolutamente todo. Y no fue que decidí llorar: mis lágrimas salían de mis ojos sin control...

—Visto a la distancia, ¿qué siente que le permitió salir adelante luego de ese momento tan difícil?

—El arte. Yo concentré todas mis fuerzas y mi vitalidad en la música. De hecho, no paré de trabajar por cuatro años porque necesitaba esa fuerza para seguir adelante. Eso es lo que me da el arte hasta hoy: fuerza.

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